Ramón Tusquets, un artista que hace de Italia la cuna de su arte
La campiña napolitana y romana, así como las actividades cotidianas en bellos pueblos del sur Italia, y también en su capital, inspiraron algunas de las mejores obras de Ramón Tusquets.
Lo constatamos con tres importantes óleos que estos días pueden adquirirse en Setdart Subastas. Ambos pertenecen al periodo de mayor reconocimiento de Tusquets, como lo muestra el hecho de que en la época que los pintó (en la última década del siglo XIX) se encontraba presidiendo el Círculo Artístico Internacional de Roma.
Véase “Día de procesión” (lote 35252587), un espléndido lienzo en el que nuestra mirada se entretiene demorándose en cada renglón visual de una narración plural, riquísima en detalles y anécdotas. Al mismo tiempo, no desatiende la visión de conjunto, a través de un escenario recreado en profundidad, donde se entreveran naturaleza y noble piedra. Estamos, probablemente, en un rincón de los jardines vaticanos, entre estatuas ecuestres y efigies papales coronando una basílica patricial de estilo neoclásico.
Una comitiva de frailes sube lentamente una escalinata, escoltando el baldaquino de la Virgen que les precede. La parte superior de los cuerpos asoma tras el pretil de piedra roja, refulgiendo las antorchas encendidas que portan en sus manos. Multitud de figuras se hacinan bajo el tímpano dorado de la iglesia. Tusquets logra hacernos sentir el vívido a la par que comedido palpitar monástico, pero todo ello queda en segundo término, desviándose nuestra curiosidad a lo que ocurre en primer término: un cardenal aparece acompañado por dos guardias con tricornio y otra figura eclesiástica. Palabras a media voz y miradas de soslayo se entrecruzan entre los miembros de este pequeño grupo. Destaca la atención preciosista puesta en los detalles de la indumentaria, como también los del majestuoso carruaje que los aguarda detrás de ellos. El precario vestuario del mendigo que suplica con sus ojos misericordia, sentado a la vera del camino, revela por contraste el despilfarro en oro fino y brocados de los señores.
El pintor Ramón Tusquets nos describe en esta composición, rica en anécdotas, la llegada de un carruaje a un pueblo, ante cuyas murallas medievales con torres almenadas se apean los miembros de una familia. Bajo un cielo luminoso, el sol del mediodía modela cada una de las figuras reunidas ante lo que parece el ayuntamiento, con su fachada señorial de vetustos sillares. Limosneros sentados en el adoquinado, viajeros y gente del campo animan la escena.
Ramón Tusquets fue un pintor de paleta luminosa, que participó de las corrientes impresionistas de su época y destacó en ellas por su aptitud observadora y elrealismo anecdótico del que imbuyó sus escenas. Ello queda patente también en el otro lienzo que Setdart ofrece en subasta: “La diligencia” (lote 35252586), firmado en Roma en 1897.
De nuevo nos encontramos ante una composición rica en anécdotas. Nos describe la llegada de un carruaje a un pueblo, ante cuyas murallas medievales con torres almenadas se apean los miembros de una familia. Bajo un cielo luminoso, el sol del mediodía modela cada una de las figuras reunidas ante lo que parece el ayuntamiento, con su fachada señorial de vetustos sillares. El musgo tapiza algunas almenas. Limosneros sentados en el adoquinado, hacendados, viajeros y gente del campo animan la escena, distribuyéndose en grupos que parecen hacerse y deshacerse de modo espontáneo, transmitiendo la frescura de carácter de las gentes humildes.
Ramón Tusquets (1837-1904) viajó a Italia a temprana edad y por sus propios medios, país en el que residiría el resto de su vida. Tras un año de estancia en Roma, donde estudia en la Academia Chigi y se integra en el círculo de pintores catalanes allí afincados, se presenta por primera vez a la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid (1867), siendo galardonado con medalla de tercera clase. También tomó parte en la Exposición de Barcelona de ese mismo año, donde presenta la obra “Cocina”, que es adquirida por la Diputación. En su producción de esta etapa son frecuentes los temas orientales, directamente influenciados por la obra de Fortuny, y las vistas de la campiña y los alrededores de Roma. En 1869 viaja por Andalucía con el italiano Pio Joris, tomando apuntes para composiciones como “El requiebro”. En 1871 remite desde Roma una obra a la Nacional, siendo galardonado con segunda medalla. A partir de 1872 trabará una profunda amistad con Fortuny, y emprenden juntos un viaje a Nápoles. Allí conocerán las últimas tendencias del grupo de Portici y, en particular, se interesan por la obra de Domenico Morelli. En estos momentos, Tusquets pinta paisajes de Nápoles y Amalfi, y se especializa en composiciones de paisajes rurales con figuras vestidas con trajes típicos. A la muerte de Fortuny reproduce en un impresionante cuadro su entierro, donde se aprecia la influencia de los “macchiaioli”.
En 1875 expondrá varias pinturas en el Círculo Internacional de Roma, siendo muy elogiado por la crítica italiana. En 1877 es premiado con el diploma de honor, único reservado para extranjeros, en la Exposición de Nápoles, y el Gobierno italiano adquiere la obra. Por estos años sus obras son exhibidas en numerosas ciudades europeas, siendo galardonadas en las Universales de Viena (1876) y París (1878). En 1880 expone por primera vez en la sala Parés de Barcelona. Instalado definitivamente en Roma, Tusquets es nombrado presidente del Círculo Artístico Internacional de la ciudad. Con sus obras de los años ochenta se consagrará en el género historicista oficial, tan alejado de las sencillas composiciones de sus etapas anteriores. Durante sus últimos años tratará un amplio abanico de temas, plasmando tanto escenas orientalistas como de costumbres e historicistas. Está representado en el Museo del Prado, el MACBA de Barcelona, el de Montserrat y el Nacional de Arte de Cataluña.