Anzo: cuando la modernidad era revolucionaria

En el contexto de gran agitación antifranquista y efervescencia cultural que por aquel entonces vivía su Valencia natal, Anzó fundó, junto a Andreu Alfaro, Rafael Solbes y Manolo Valdés el grupo Estampa Popular de Valencia.  A raíz de su actividad dentro del colectivo, Anzo destacará en el  desarrollo de una estética basada en el pop Art americano y se convertirá en  el precursor  de esta corriente dentro de la cultura artística valenciana. Sin embargo, la riqueza de su obra escapa de los limites que impone  cualquier etiqueta en la que se pretenda circunscribir  la verdadera  dimensión plástica  de este artista, cuyo genio creativo nace de la búsqueda incesante de nuevas respuestas. Sin lugar a duda, su legado artístico  merece recuperar el espacio  que ocupó  en vida como uno de los creadores  más originales y visionarios  de la España de posguerra.

Lote: 35220162. “ANZO” JOSÉ IRANZO ALMONACID
“Finestra medirerránea”, 1990.

Desde Setdart queremos contribuir a la difusión y revalorización  de su obra presentando el próximo día 26 la primera subasta monográfica dedicada íntegramente a la producción del artista valenciano. El conjunto de piezas inéditas, procedentes  de la colección particular del artista, nos permite trazar un recorrido por la evolución plástica  del que ha sido, con su capacidd para  asumir e interpretar la realidad social de su época, uno de los artífices que abrieron el camino hacia la modernización del  arte contemporáneo español.

 

 

 

Anzo jamás puso límites a su creatividad. Desde su juventud  dio muestras de un irrefrenable espíritu innovador que le condujo a experimentar e investigar con las novedosas  tesis  que promulgaban   las  tendencias internacionales más rompedoras. De este modo, su obra avanza y se enriquece de forma intermitente  entre diversos lenguajes  como el neofigurativismo, el arte pop, el informalismo o  la geometría lírica, moldeándolos a su antojo hasta grabar en cada uno de ellos  su  característica impronta  personal.

En los múltiples estilos que cultivó, sobrevuela de forma perenne, la inquietud e incertidumbre  por el devenir del ser humano en un nuevo mundo dominado por las vertiginosas transformaciones derivadas de los avances tecnológicos. Desde sus obras de juventud, la alienación del hombre devorado bajo un manto de aparente progreso será el eje vertebrador que recorrerá toda  su producción.

Durante la década de los 70, abordará la cuestión de la soledad y aislamiento en un mundo tecnificado y masificado  a través de la irrupción de  motivos geométricos, circulares, en espiral o laberínticos  que, como piezas  de mecano o puzzles, se transforman en una metáfora  de la reducción  del ser humano a un mero troquel de una gran maquinaria.

En las décadas posteriores, su evolución plástica deriva  en una geometría pura que progresivamente adquirirá una evidente connotación lírica. Tras la aparente frialdad de las líneas geométricas, se deja entrever una sensibilidad poética en la que a partir de la superposición de planos y colores  conforma  secuencias rítmicas que, en ocasiones, se tornan casi musicales.

En sus últimas obras, retoma un lenguaje de raigambre informalista donde la alteración de las texturas, el esquematismo geométrico, y el estudio de los contrastes volumétricos traducen  la soledad y pérdida de identidad  que se esconde bajo  la  supremacía del todo sobre lo único.

Lote: 35250632. “Paso adelante”.1986.

 

 

En cuanto a su producción escultórica, Anzo experimentará con todo tipo de materiales bajo los cuales, ya fuera en madera, acero o piedra, reflexiona entorno a los beneficios e inconvenientes que nos plantea un mundo regido por la creciente estandarización y serialización industrial. En ellas transluce el propio dilema  al que Anzo se enfrentó, debatiéndose entre la esperanza de progreso que prometía la revolución tecnológica y la nostalgia de un mundo más conectado con nuestras raíces y origen.

Lote: 35220163. “Memoria nº17”,


Lote: 35220167. Sin título.

 

Sin embargo, el corpus artístico de Anzo nos demuestra incluso desde la crónica social más dura la inherente belleza contenida en todas y cada una de sus series en las que  prevalecen los valores plásticos propio de un esteta que fundamentalmente persigue la belleza a través de la armonía, el color y la línea.

Anzo es ante todo heredero de una cultura y educación forjada en un contexto histórico conflictivo e incierto del que germina el  lenguaje plástico con el que dio luz a  su personal  cosmovisión de un mundo distópico y contradictorio. Años después, su obra renace con un discurso que perdura tan vigente como antaño.