"Las Manolas" de Pichot.
Un grupo de figuras femeninas, de rostros atezados, tocadas algunas de ellas con pañuelos de encaje, otras envueltas en mantones y con sus negras melenas recogidas en moños, comparten un paisaje crepuscular con manolos también ataviados al modo popular.
Bailarinas y manolas fueron a menudo protagonistas de los lienzos de Ramón Pichot. En este óleo emana de las figuras un intenso halo de misterio, acentuado por el intercambio de miradas furtivas, por el fragor de los vestidos y las luces del ocaso. La mayoría de ellas nos dan la espalda, formando pequeños grupos silenciosos o conversando entre susurros. El negro azabache del cabello y los oscuros ojos mirando de soslayo contrastan con los vistosos colores, a base de rojos, blancos y amarillos, de los atuendos.
Las pinceladas son largas y gruesas. Priorizan la expresión sintética, sin entretenerse en los detalles. De este modo, Pichot logra rascar la superficie de las cosas, descorriendo velos, sugiriendo otras realidades subyacentes a las apariencias.
Formado entre Barcelona y París, Ramón Pichot (Barcelona, 1872 – París, 1925) perteneció a la Colla del Safrà y frecuentó el círculo de Rusiñol y Casas. Pronto participa en las Exposiciones de Bellas Artes de Barcelona, en los años 1894, 1896 y 1898. A la vez, concurre asiduamente a las exposiciones anuales de la Sala Parés, y en 1898 muestra su obra en el Salon National de París. En 1898 ilustra la primera edición de las “Hojas de la vida” de Rusiñol, y poco después viaja con él a Granada. Allí realiza una serie de obras que se agruparán en la exposición “La España vieja”, que tuvo lugar en 1899 en Barcelona y Madrid. Instalado en París, expuso con Picasso en la galería B. Weill en 1902, y concurrió a los salones de los Independientes, Nacional y de Otoño. Hasta su muerte sigue exponiendo individualmente en París, Barcelona y Madrid, tanto pinturas como aguafuertes. Destacó su muestra de 1910, que fue en su momento elogiada por Apollinaire. Sobresalió su labor como temprano mentor de Salvador Dalí, al que conoció en Cadaqués cuando éste tenía sólo 10 años. Estilísticamente ambiguo, Ramón Pichot se integra en el modernismo plenamente simbolista, pero a principios de siglo su estilo deriva hacia el primitivismo, influenciado por Gauguin. Parte de su éxito en el extranjero se debe a sus temáticas costumbristas, gitana y marinera. Su obra está presente en el MACBA y en el Cau Ferrat de Sitges.