Pablo PICASSO (Málaga, 1881 – Mougins, Francia, 1973). Suite 347.
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PICASSO, Pablo (Málaga, 1881 – Mougins, Francia, 1973).
“Autoportrait transposé et dédoublé”, Suite 347, 1968.
Grabado, ejemplar 35/50.
Firmado y numerado a mano. Fechado en plancha: 26.3.68.
Medidas: 41,8 x 34,5 cm (pisada); 61,5 x 50,4 cm (papel).
Obra catalogada en B. Baer, “Picasso. Peintre-graveur”, nº 1503 (Berna; Kornfeld); G. Bloch, “Pablo Picasso. Tome II. Catalogue de l’oeuvre gravé et lithographié 1966-1969”, nº 1488 (Berna; Kornfeld et Klipstein, 1971).
La Suite 347 está formada por ese mismo número de grabados al aguafuerte, elaborados por Pablo Picasso entre el 16 de marzo y el 5 de octubre de 1968. Se mostró por primera vez como conjunto en la galería Louise Leiris de París en diciembre de ese mismo año. No se puede dar una interpretación simple de su temática, a diferencia de la Suite Vollard donde predominan claramente los temas del minotauro y del escultor con su modelo. Como en la Suite 156, en la 347 tiene cabida toda la imaginería del Picasso anciano. Así, se representan temas referidos a su público, a los grandes maestros, al mundo de la tauromaquia y el flamenco, la mitología grecolatina y el paisaje mediterráneo, e incluso un tema tan español como “La Celestina”, obra a la que el pintor dedica 66 grabados. Asimismo, se encuentran amplias referencias a la vida cotidiana, a la propia infancia del artista o a lo que Picasso podía ver en la televisión, como películas de romanos, las mil y una noches, etc. Asimismo, esta suite está llena de referencias a otros artistas, como Rembrandt, Rafael, Ingres, Manet, Monet, El Greco, etc.
Picasso inicia sus estudios artísticos en Barcelona, en la Escuela Provincial de Bellas Artes (1895). Tan sólo dos años después, en 1897, Picasso realiza su primera muestra individual, en el café “Els Quatre Gats”. París se va a convertir en la gran meta de Pablo y en 1900 se traslada a la capital francesa por un breve periodo de tiempo. Al regresar a Barcelona, empieza a trabajar en una serie de obras en la que se observan las influencias de todos los artistas que ha conocido o cuya obra ha visto. Es una esponja que lo absorbe todo pero no retiene nada; está buscando un estilo personal. Entre 1901 y 1907 se desarrollan la Etapa Azul y la Etapa Rosa, caracterizadas por el uso de esos colores y por su temática con figuras sórdidas, aisladas, con gestos de pena y sufrimiento. La pintura de estos años iniciales del siglo XX está viviendo continuos cambios y Picasso no puede quedarse al margen. Se interesa entonces por Cézanne, y partiendo de su ejemplo va a desarrollar una nueva fórmula pictórica junto a su amigo Braque: el cubismo. Pero Picasso no se queda ahí y en 1912 practica el collage en la pintura; a partir de este momento todo vale, la imaginación se hace dueña del arte.
Picasso es el gran revolucionario y cuando todos los pintores se interesan por el cubismo, él se preocupa por el clasicismo de Ingres. El movimiento surrealista de 1925 no le coge desprevenido y, aunque no participa abiertamente, le servirá como elemento de ruptura con lo anterior, introduciendo en su obra figuras distorsionadas con mucha fuerza y no exentas de rabia y furia. Igual que ocurre con Goya, a Picasso también le influye en gran medida la situación personal y social a la hora de trabajar. Sus relaciones con las mujeres, frecuentemente tumultuosas, van a afectar seriamente a su obra. Sin embargo, lo que mayor impacto tuvo en Picasso fue el estallido de la Guerra Civil española y el bombardeo de Guernica, que provocó la realización de la obra más famosa del arte contemporáneo. París fue su refugio durante mucho tiempo, pero los últimos años de su vida los pasó en el sur de Francia, trabajando en un estilo muy personal, con vivos colores y formas extrañas. Picasso está representado en los museos más importantes de todo el mundo, como el Metropolitan, el MOMA y el Guggenheim de Nueva York, el Hermitage de San Petersburgo, la National Gallery de Londres o el Reina Sofía de Madrid.
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