La publicidad y los mass media: del arte pop al neo-pop.
El auge del consumo de masas transformaría para siempre el concepto del arte. Hasta los años cuarenta, el arte de vanguardia se había asociado con la hondura conceptual o expresiva, y estaba destinado al deleite de una élite de cultivados. A pesar de querer ser antiburgueses, muchos movimientos rupturistas acaban siendo sumamente elitistas, un arte para iniciados.
El Arte Pop, aunque nació en Inglaterra (el pistoletazo de salida lo dio Richard Hamilton con su humorístico collage“¿Qué es lo que hace de los hogares de hoy en día tan diferentes, tan divertidos?”), fue en EUA donde encontró su hábitat idóneo para crecer.
La entrada de los televisores en los hogares, la bonanza económica que hizo prosperar a la clase media, los mundos hedonistas que el cine de Hollywood y la publicidad inoculaban a toda hora para dejar atrás las secuelas de la Segunda Guerra Mundial…, fueron el caldo de cultivo para que una nueva corriente artística triunfara como ninguna otra lo había hecho: a lo profundo, el Pop Art opondría lo banal, frente a lo artesanal reivindicaría la producción en serie, y frente a la seriedad filosófica optaría por el humor desenfadado.
Muchas de las figuras claves de esta corriente se habían formado en el mundo de la publicidad: Warhol era ilustrador de la revista Glamour y diseñador de zapatos, James Rosenquist pintaba vallas publicitarias…La estética del cómic ocuparía un lugar estelar (como en la pintura de Lichtenstein), Marilyn y Jackie Kennedy sustituirían a las vírgenes y mártires de la pintura de antaño, las estaciones de servicio y los supermercados serían los nuevos templos, y sus latas en conserva, sus iconos sagrados.
Se disolvieron las fronteras entre la alta y la baja cultura, y desde entonces la ruptura de jerarquías entre lo elevado y lo popular sigue completamente vigente, como tantos otros conceptos introducidos en los años cincuenta del siglo pasado. El neo-pop actual, sin embargo, tiene lógicamente unas connotaciones propias porque la época es otra: la globalización, los problemas con la inmigración, el hipercapitalismo… han dotado a la estética pop de un tono más comprometido. El ejemplo paradigmático de ello es Banksy, quien usa el lenguaje publicitario para criticar los estereotipos que la propia publicidad impone, pero también para reírse del mundo del arte y para poner sobre la mesa la violencia institucional o el drama de los refugiados.
Otros artistas neo-pop, en cambio, se caracterizan por explorar con ironía los límites del buen gusto y el kitsch, como Jeff Koons y sus emblemáticos “Balloon”: una serie escultórica representando perros y corazones que simulan globos de fiesta de cumpleaños. Su afán es meramente celebratorio, dice el artista, rehuyendo siempre cualquier tipo de segunda lectura de sus obras.
Por las galerías online de Setdart se pueden adquirir obras pop y neo-pop de los artistas citados. En estas semanas, Setdart Subastas licita obras de un artista valenciano, Antonio de Felipe, digno seguidor de estas corrientes. Véase, por ejemplo, “Vaca Harley-Davidson” o “Vaca Coca-Cola” (lotes 35296117 y 35196116, entre otros).