“El arte nos hace entender que no estamos solos” Javier Mariscal .
Javier Mariscal entró a formar parte de nuestro imaginario cultural y popular gracias a Cobi, la icónica mascota que nos acompañó en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. Sin embargo, la dimensión artística del que es uno de los personajes más carismáticos de la cultura contemporánea española, va mucho más alláde este simpático perro cuyo diseño se convirtió en el más rentable de la historia de las olimpiadas. Despojados de esta visión simplista, descubrimos una obra sorprendente en la que, entre múltiples disciplinas, técnicas y soportes Mariscal ha construido una identidad artística tan singular como reconocible.
De su faceta como pintor, Setdart ofrece el próximo día 27 dos lienzos de gran formatocuya licitación representa una de las escasas ocasiones de adquirir en subasta esta tipología de obra del artistavalenciano.
En cada uno de los lienzos que os presentamos translucen dos de los rasgos que le identifican como artista, pero también como ser humano: su carácter desenfadado y lúdico por un lado y su compromiso moral con las problemáticas sociales de nuestro tiempo por el otro.
En el primero de ellos (35221647) Mariscal nos ofrece una vista urbana, concretamente de la ciudad de Barcelona, con la que el polifacético artista mantiene una íntima relación desde que se convirtiera hace 4 décadas en su hogar de adopción. A partir de una composición abigarrada abarrotada de los elementos propios de la vida en la ciudad, Mariscal crea una obra cuya estructura se inspira en las viñetas de los cómic. Su narrativa directa y despojada de abalorios, dibuja un universo donde, en compañía de personajes míticos como los garriris, nos contagiamos del sentido lúdico, gamberro y desenfadado que irradia de sus vistas urbanas. Sin embargo, bajo esta apariencia a priori inocente, Mariscal dirige una crítica frontal al boom inmobiliario iniciado en España a finales de los 90, cuyas consecuencias siguen afectando hoy en día a miles de ciudadanos.
Sin perder el carácter naif que caracteriza su lenguaje plástico, Mariscal encara en la segunda de las obras (35221648) una cuestión tan profunda y delicada como es la inmigración. En ella vemos como una patera desbordada de seres humanos que intentan cruzar las aguas que separan el continente africano de España son rescatados por la policía costera. Este lado más humanitario y solidario de la sociedad es el que Mariscal vincula con el arte, convirtiendo el lienzo en una herramienta con la que hacer del mundo un lugar mejor. Con el lema “todos somos habitantes del mismo planeta” el artista nos muestra su faceta más comprometida en diversidad de obras que como esta reflejan el deseo de hacer del mundo un lugar mejor para todos.
Javier Mariscal tras 40 años de trayectoria sigue reinventándose día a día sin perder un ápice de su personalidad que, en consonancia a su obra, se construye en espacios fronterizos, a medio camino entre la inocencia y la picardía, la alegría y la nostalgia, la diversión y el compromiso… ese espacio donde reside la esencia indivisible de un artista que ha hecho del arte su necesidad vital.