La revolución del arte cubano. Colección Manuel Reguera
Reconocido como uno de los grandes escritores y dramaturgos cubanos del siglo XX, Manuel Reguera fue también un apasionado del arte. Tal y como testimonian el conjunto de fotografías que acompañan la colección que presentamos, Reguera forjó durante los años que permaneció en su país natal, una estrecha amistad con los exponentes más destacados del arte cubano. Fue entonces cuando el escritor, respaldado por el vínculo que le unió a Amelia Peláez, Rene Portocarrero o Eduardo Abela inició su faceta como coleccionista, dando luz a la que sería su colección personal.
El conjunto de obras en licitación materializa la riqueza y espíritu renovador de aquellos artistas cubanos que, como Wifredo Lam, Amelia Pealez o Portocarrero, capitanearon a partir de la década de los años 30 el impulso creativo de las artes plásticas en Cuba. De hecho, su evolución se encuentra íntimamente ligada al triunfo de la Revolución que trajo consigo un cambio abismal en la proyección cultural y artística del país.
Desde entonces, la pintura cubana ha mostrado una gran capacidad para asumir las influencias del arte internacional que, como el primitivismo, el expresionismo la abstracción o la vertiente más magicista, desarrollaron bajo una visión propia que manifiesta una clara voluntad de definir los rasgos propios de la identidad cubana, sus raíces, sus tradiciones y, por supuesto, su cultura. En efecto, no cabe duda que la riqueza que muestra la pintura cubana en la actualidad es deudora del vigor y espíritu renovador que acompañó a estos artistas en su capacidad para asumir los nuevos tiempos que se abrían en el espacio cultural del país.
Incorporando y reinterpretando las tendencias más vanguardistas del momento, artistas plenamente consolidados como Wifredo Lam, Amelia Pelaez, Portocarrerro o Mendive lograron conquistar el mercado del arte internacional convirtiéndose, tal y como demuestran sus excelentes resultados, en un valor seguro dentro del circuito artístico.
Wifredo Lam
En esta importante obra de juventud, Wilfredo Lam vuelca las inquietudes que por entonces dominan su creación pictórica. Tomando un tema de raigambre costumbrista, somete el motivo a un proceso de depuración formal y síntesis cromática que en las décadas siguientes lo llevarán hacia una pintura de carácter más abstracto que derivará en su particular poscubismo surreal. Asimismo, la deuda con Cézanne se hace patente en el esencialismo del paisaje rocoso y en la aplicación del color por planos. Envuelta en una atmósfera atemporal de esta joven tocada con pañuelo, emana una belleza extemporánea y eterna.
Amelia Pelaez
Las obras en licitación son un ejemplo clarividente del equilibro que alcanzó Amelia Peláez entre la modernidad de las vanguardias y sus raíces cubanas. Las enseñanzas adquiridas en París, integradas con la luz y los colores del trópico que siempre llevó consigo, quedan reflejadas en cada una de sus composiciones. Tanto en sus obras de raigambre figurativa como en las más cercanas a la abstracción, el estilo de Peláez queda perfectamente definido tanto por su tendencia geometrizante, como por el rigor de su trazo y fuerte colorido
Rene Portocarrero
La obra que presentamos en subasta pertenece a un periodo de transición en el que el dominio de la geometría dará paso a una estética cada vez más abstracta Conocido por sus retratos femeninos, Portocarrero nos presenta una imagen excepcional cuya composición y cierto hieratismo nos acerca a la antigüedad y muy concretamente a los Kuroi e incluso a las representaciones paleocristianas.
El conjunto en su totalidad, en el que también destacan obras de Carlos Enríquez, Felix Abela o Victor Manuel, es sin duda un fiel reflejo de la compleja y cautivadora idiosincrasia cubana