Nueva York era el principal punto neurálgico del arte contemporáneo cuando el malagueño Manuel Marín se instaló en la ciudad, en los años sesenta. En aquella década, su obra escultórica se impregna del arte más audaz del momento, y como todo buen artista supo asimilar lo heredado sin ceder a amaneramientos o burdos plagios.
Con sus móviles, que ha realizado en piezas monumentales y en pequeñas esculturas, rinde sincero homenaje a Alexander Calder, y de modo indirecto, al legado del neoplasticismo holandés, llevando las teorías del color de las vanguardias al espacio tridimensional. Así, en este tipo de piezas, las más apreciadas del autor, la sintaxis pictórica y la escultórica confluyen al poner el énfasis no sólo en el cálculo de equilibrios, pesos y armonías, sino también en la combinación de planos cromáticos en estudiadas gamas primarias.
Son cualidades que pueden observarse en los móviles de Marín que Setdart pone estos días en subasta (véase 35203244 o 35203250). Setdart reúne para esta ocasión varias obras que son propiedad de la viuda del artista.
De hecho, la fijación de Marín con Alexander Calder venía de muy lejos. Contaba con apenas 20 años cuando, por casualidad, ojeando una revista de arte descubrió al artista americano. Fue nada menos que ese descubrimiento lo que le decidió a dedicarse a la escultura. Su sueño se vería cumplido cuando, en Nueva York, conociera personalmente a su admirado Calder, convirtiéndose en un entrañable compañero de tertulias, junto con otros grandes artistas de la época.
Porque, en paralelo a su propio desarrollo artístico, también fue importante su labor de promoción y difusión de otros artistas: abrió una galería de arte que atrajo a artistas de la talla de Andy Warhol, Willem de Kooning, Jean-Michel Basquiat, Robert Indiana y Keith Haring. Paralelamente, él exponía en galerías neoyorquinas como Alan Brown, Sindin Gallery, Galerie Kellermann, Lost City Arts Gallery, entre otras.
Asimismo, Marín desarrolló también otro tipo de trabajos, en los que también se mantiene fiel a su anclaje en los movimientos modernos, aunque ilustran otros intereses plásticos. Véanse por ejemplo sus “Personajes ancestrales” (lote 35203244), más próximo a los juegos iconográficos de artistas urbanos como Keith Haring y otros que como él fusionaron con desenfado el arte pop, el mundo del cómic y un esquematismo figurativo con guiños poscubistas.
En todos los caso, Manuel Marín se caracterizó por interesarse en aunar el tono lúdico y la cita culta, esto es, el arte como sensación y como pensamiento.
Biografía de Manuel Marín (Cieza, Murcia, 1942 – Málaga, 2007) –
Durante su temprana juventud anhelaba ser torero, sueño que hace realidad a los 16 años al en su primera corrida de toros junto algunos importante toreros de la época, como Pedro Montero y Manuel Benítez “El Cordobés”. Durante su estancia en Londres se topa con una exhibición del escultor Henry Moore, quién para la época era un gran referente en el arte mundial. Marín será reclutado por Moore para trabajar en su estudio como asistente. Durante cuatro años aprende el oficio de la escultura y la fundición, lo cual enriquece su conocimiento sobre los volúmenes escultóricos.
En 1964 se trasladó a Nueva York, donde trabajó como restaurador de arte hasta abrir su propia galería, The American Indian Art Gallery, que contó entre sus clientes a Warhol, Basquiat, De Kooning, Keith Haring y otros. Atraído por las esculturas móviles, empezó a crear sus propias obras en 1969, y al año siguiente celebró su primera exposición en la galería Alan Brown de Scardele, Nueva York. Desde entonces mostró su obra en diversas salas neoyorquinas, así como en Canadá, Italia, México, China, Puerto Rico, Japón y España.
Actualmente cuenta con monumentos públicos en diversos puntos de Estados Unidos y Europa y está representado en colecciones españolas y extranjeras. Su obra se encuentra en numerosas colecciones privadas y en destacados lugares malagueños como el Aeropuerto de Málaga y diversas de ellas en lugares concurridos de Alhaurín de la Torre, donde podemos destacar la conocida como el Pájaro Loco en los Jardines de Alhaurín y La Gacela.
Las piezas de Marín forman parte de grandes colecciones privadas y públicas, entre la que destacan, la colección Henry Kissinger, la colección de la familia Kennedy, la colección de la familia Agnelli, la colección de Sylvester Stallone, la colección de Sean Connery, la colección del Museo de Arte Contemporáneo de Murcia, la colección del Museo de Arte Contemporáneo de Israel, la colección del Museo de Arte Contemporáneo de Japón.
Sus obras han sido subastadas a lo largo de los años por casas de subastas como, Sotheby’s, Christie’s, Bonhams, Piasa Paris, Bruun Rasmussen, Aguttes, Lempertz, Bukowskis, Dreweatts 1759 Ltd, Cornette de Saint Cyr, Freeman’s, Roseberys, Versailles Enchères, Nagel Auktionen, TAJAN, Dorotheum, Millon & Associés, De Vuyst…