La modernidad arcaica de Joan Rebull
El gran Salvador Dalí dirigió a Joan Rebull una de las mayores alabanzas que el genio surrealista dedicó jamás a uno de sus contemporáneos, refiriéndose a él como “el escultor mas grande del mundo”. Perteneciente a la llamada Generación del 17, instruida en el Noucentisme, impulsó junto a sus coetáneos, la renovación de unos modelos expresivos más acordes a las nuevas inquietudes de su tiempo.
Como muestra de su legado artístico Setdart presenta ” alegoría a la mediterránea” (lote 35185438) una monumental escultura de mármol en la que Rebull, nos revela las que fueron las dos piedras angulares de su producción: primitivismo y nuevo realismo.
Desde su adolescencia, Rebull dio evidentes muestras de un talento innato, que le seria reconocido con tan solo 15 años, alzándose como ganador del concurso organizado por el Patronato del Obrero de San José de Reus. Tras una breve estancia en Barcelona, sus ansias de aprendizaje lo condujeron hasta Paris, ciudad en la que se estableció entre 1927 y 1929. A lo largo de este periodo pudo frecuentar el ferviente ambiente artístico parisino, llegando a contactar, a través de Apeles Fenosa, con grandes figuras de las vanguardias como Pablo Picasso o Paul Eluard. Fue entonces cuando despertó en él un profundo sentimiento de modernidad que, rompiendo con la sensibilidad artística del pasado más inmediato, marcaría un punto de inflexión en su trayectoria..
Sin embargo, el arraigo a la herencia Noucentista se manifestó de forma imperecedera en cada una de sus creaciones, originadas bajo el influjo de los preceptos que Torres García promulgó en su manifiesto “Un enemic del poble” en 1917. La realidad que buscaba Rebull no era la de las apariencias tangible y física, sino la que se esconde tras aquello que vemos. Para ello y como hiciera Torres García, Rebull nos traslada al pasado más remoto de la civilización mediterránea tomando como modelo el arte primitivo y arcaico de Mesopotamia, Egipto y Grecia . Esta vuelta a la que fuera cuna de nuestra cultura responde a la impetuosa voluntad por recuperar y reivindicar la esencia de una identidad propia que, por aquel entonces, se promovió desde el ámbito cultural y político por diversos territorios europeos
De este modo, el artista tarraconense dio vida a un tipo escultórico sólido y rotundo en sus volúmenes que, en su expresividad sintética y austera, encerraba una notable carga simbólica, especialmente latente en los infantes y figuras femeninas como la presente. Es en esta equilibrada combinación, a la vez materica y etérea, renovadora y clásica, donde reside la modernidad que el escultor anheló y logró alcanzar. En este sentido, la escultura en licitación ejemplifica el paradigma del estilo que Rebull desarrolló. Inspirándose en el tema mitológico del Nacimiento de Venus, el artista nos presenta una figura femenina alegórica, cuyo característico hieratismo, pureza de formas y delicado modelado, nos traslada a la esencia inmutable de nuestros orígenes mediterráneos.
Tras un original itinerario artístico que oscila entre el realismo sintético, el neoclasicismo de raíces Noucentistas y el simbolismo, la figura de Joan Rebull se erige como un puente de unión entre la cultura anterior y posterior a la guerra civil española. El claro compromiso político estético y artístico que adquirió con el signo de su tiempo grabó una profunda huella en la evolución de la practica escultórica del país, que lo sitúa como el escultor catalán más destacado de mediados del pasado siglo