Un icono de la Revolución Industrial a subasta
La casa de subastas online Setdart, pionera y líder del sector en España, ofrece al público una obra clave para comprender nuestro pasado reciente, un hito en la historia del arte catalán y español en general, y obra maestra de su autor, Joan Planella. Se trata del famosísimo cuadro “La nena obrera”, pintado en 1882 y expuesto pocos años después en París y Berlín, imagen recurrente en prensa y literatura durante las últimas décadas, y utilizada en el Museo Van Gogh de Ámsterdam en 2007 para ilustrar la vida industrial de Barcelona hacia 1900.
La famosísima obra “La nena obrera”, también conocida como “La petita obrera” o “La petita teixidora”, pintada por Joan Planella en 1882, ilustra la realidad cotidiana de la clase obrera de finales del siglo XIX, no sólo en Cataluña sino en toda Europa. Gente de extracción humilde, sin más recursos que sus propias manos, que trabajaba de la mañana a la noche en fábricas altamente mecanizadas, modernos símbolos del progreso que contrastaban con la pobreza de sus operarios, muchos de ellos niños, dado que hasta la aparición del derecho protectorio la infancia de los pobres era considerada socialmente como una etapa de aprendizaje para el trabajo, para su desarrollo como trabajadores adultos. Hasta 1919, cuando se adoptó un convenio de la Organización Internacional del Trabajo que prohibía el trabajo a menores de catorce años en el sector industrial, los niños de las clases bajas eran considerados mano de obra barata y fácil de manejar. El cambio de conciencia que tuvo lugar a raíz de estos nuevos derechos no será, sin embargo, definitivo. Aunque nació la idea de la infancia como etapa necesaria para el desarrollo personal, la formación educativa y una positiva integración en la sociedad, el trabajo infantil desapareció en Europa cuando dejó de ser necesario que los niños trabajaran para sobrevivir, cuando los ingresos de sus padres alcanzaron el nivel necesario para poder mantener a sus hijos.
“La nena obrera” es pues una obra emblemática que resume las contradicciones de su tiempo, contradicciones que sólo existen a día de hoy, pues entonces el trabajo infantil era perfectamente aceptado. Sin embargo, trasciende el carácter de mero documento para reflejar con delicadeza y lirismo una escena que fácilmente podría caer en el expresionismo feísta; Planella logra captar la belleza melancólica y poética de una imagen tristemente cotidiana, centrando su atención en los personajes más desfavorecidos de su época, que los de su clase normalmente ignoraban, limitándose a realizar actos de caridad institucionalizada que reforzaban la relación paternalista que las clases altas han mantenido siempre respecto a las más bajas. Planella eleva a la pequeña obrera al nivel de una sacrificada heroína antigua, poniéndola a la misma altura que las ninfas y elegantes damas de ondulantes cabellos que poblaban por entonces la pintura. Rechaza así la recreación fantasiosa para obligar al espectador a fijarse en lo que sabe que existe pero ignora deliberadamente, mostrándole a la vez la crudeza de la realidad que les rodea y la belleza de una verdad rotunda, contrastando la inocencia de una niña con la violencia mecánica del moderno telar al que aparece sumisamente entregada, manejándolo con unas pequeñas y aún tiernas manos con la precisión y la seguridad que da la práctica. Sin embargo, la niña no mira al espectador, no desafía al burgués que la contempla, no exige una respuesta por su parte; simplemente permanece ajena a nuestra mirada, concentrada en su tarea, ignorante de la poética y la belleza de la atmósfera que irradia de su ser, que parece iluminar la oscura estancia de la fábrica gracias a la sutil maestría del pintor.
Esta pintura es una imagen fundamental de una época, una ventana abierta no sólo a la realidad cotidiana de un mundo en pleno proceso de cambio, sino también a una sociedad diferente, cuya conciencia está también transformándose. Es una imagen que resume nuestro propio pasado como sociedad y como individuos, un pasado no tan lejano que, gracias a un arte puesto al servicio de la Historia, reconocemos como propio y como verdadero.
Ya en un plano más concreto, el del panorama catalán de la época, la obra maestra de Joan Planella es un hito en la historia del arte en Cataluña, retrato de la época de la consolidación de la industria catalana, que se basó en el sector textil. Durante el segundo tercio del siglo XIX se produjo un considerable incremento en la inversión y la mecanización en la industria textil catalana, a raíz de la instalación en 1832 de la fábrica de Bonaplata, Rull, Vilaregut y Cía., la primera con máquinas que funcionaban a vapor. Para principios de la década de 1860, la hilatura se hallaba mecanizada en un 99%, y el tejido en un 50%. Es por ello que “La nena obrera” fue una de las piezas fundamentales expuestas en la muestra “Barcelona 1900”, celebrada entre 2007 y 2008 en el Museo Van Gogh de Ámsterdam. La pintura se utilizó en ella para introducir el capítulo dedicado a la vida industrial de la ciudad, como imagen emblemática que resume la vida cotidiana de la Cataluña industrial de finales del siglo XIX. No obstante, la fuerza de la pintura no reside sólo en su importancia documental, sino que posee una enorme belleza, un encanto basado en la simplicidad y la delicadeza atmosférica, cromática y lumínica. Como el pintor Joan Brull describirá años después de la realización de la pintura, ésta “no puede ser más simple: una niña pálida trabajando en un telar, pintada con extrema sencillez”. En su origen, la emotividad latente en la pintura quedaba ilustrada por el título que Planella escogió para el cuadro, y que aparecía inscrito en su marco original: “Y dijo Dios: Ganarás el pan con el sudor de tu rostro”.
La obra causó impacto y admiración entre el público y la crítica especializada de la época, causando diversos comentarios en la prensa, en general muy positivos. Se valoró que el pintor hubiera tenido la valentía de representar un tema contemporáneo, y también el hecho de que, aunque se trata de un tema de denuncia, Planella consiguiera hallar poesía donde fácilmente podía haber fracasado y caído en el feísmo. Se aplaudió el hecho de que hubiera alcanzando el difícil equilibrio entre modernidad y belleza, de una forma emotiva y sin olvidarse de aplicar una buena técnica. La obra se presentó al público en 1884, y al año siguiente Planella realizó una segunda versión. Se inicia entonces una larga carrera internacional que le valió importantes éxitos a su autor: en 1887 la obra se expuso en el Salón de París, donde gozó de gran éxito; en 1888 en la Exposición Universal de Barcelona, valiéndole a Planella la primera medalla; en 1891, en la Internacional de Bellas Artes de Berlín (probablemente la original de 1884), donde obtuvo una medalla de oro de segunda clase; y finalmente, en 1893, en la Exposición Universal de Chicago (la réplica), donde se le concedió otra medalla y la obra fue adquirida por la Fall Festivities Association de Saint Louis, con destino al City Art Museum de dicha ciudad.
Patricia Ortiz San Román
Bibliografía:
Bejarano Veiga, Juan Carlos. “El Museu presenta… ‘La nena obrera’ (c. 1885) de Joan Planella i Rodríguez” [en línea]. Barcelona: Museu d’Història de Catalunya, 2013 (ref. de 2 de diciembre de 2013]. Disponible en http://www.mhcat.cat/content/view/full/8404
Descripción:
PLANELLA I RODRIGUEZ, Joan (Barcelona, 1849 – 1910).
“La nena obrera”, 1882.
Óleo sobre lienzo.
Firmado y fechado en el ángulo inferior izquierdo.
Adjunta documentación.
Medidas: 179,5 x 140 cm; 197 x 156 cm (marco).
Exposiciones:
- “Barcelona 1900”, exposición celebrada en el Museo Van Gogh de Ámsterdam entre septiembre de 2007 y enero de 2008. Obra reproducida en el catálogo.
- “Catalunya en la España moderna. 1714-1983”, exposición celebrada entre mayo y junio de 1983 en el Centro Cultural de la Villa de Madrid y organizada por la Generalitat de Catalunya.
- “Catalunya, la fàbrica d’Espanya. Un segle d’industrialització catalana. 1833-1936”, exposición organizada por el Ayuntamiento de Barcelona en 1985. Obra reproducida en el catálogo.
- “La Llotja i l’economia catalana. Del Consolat de Mar a la Cambra de Comerç”, exposición organizada por la Cambra de Comerç, Indústria i Navegació de Barcelona en 1985. Obra reproducida en el catálogo.
- “Les Bases de Manresa. Cent anys de Catalanisme”, exposición organizada por la Generalitat de Catalunya en 1992.
- “Mil•lenari de Catalunya”, exposición celebrada en el Palau Robert de Barcelona entre diciembre de 1988 y enero de 1989, organizada por la Generalitat de Catalunya.
Publicaciones:
- Obra reproducida en la portada de los libros “Història de la literatura catalana” (Barcelona: Edicions 62 / Orbis, 1984), “Enfants au travail”, dirigido por R. Caly (Publicacions de l’Université de Provence, 2002) y el primer número de “Un siglo de Catalunya”, obra lanzada por “El Correo Catalán” en diciembre de 1977.
- Obra reproducida en los siguientes diarios y revistas: “La Vanguardia” (sábado 8 de febrero de 1989 y domingo 21 de junio de 1987), “Panorama Enka” (nº 30, 1986), “Muy Interesante” (nº 143, abril de 1993), “Horizontes” de Avensa (nº 36, 1992), “Historia y Vida” (nº 45) y “Época” (nº 632, abril de 1997).
Accede a la subasta
Adoro esta obra de arte
Donde puedo conseguir una copia