Lote en subasta:
Escuela valenciana de mediados del siglo XVI.
“Virgen con el Niño, San Juanito y ángeles”.
Óleo sobre tabla.
Con sello de lacre al dorso.
Adjunta informe realizado por Enrique Valdivieso González, catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla.
Medidas: 31 x 26 cm; 76 x 53,5 cm (marco).
En su informe, Enrique Valdivieso indica que, por su estilo y factura, esta obra se inscribe dentro de la escuela valenciana del siglo XVI, siendo su autor algún pintor que conoce y sigue el estilo de Vicente Masip, y fecha la obra en años cercanos a 1550. Destaca en la pintura la corrección del dibujo, especialmente palpable en la bella figura de la Virgen y en la del Niño que tiene en sus brazos. A la izquierda se sitúa San Juan Bautista niño, sosteniendo en las manos una filacteria con la inscripción “Ecce Agnus Dei”, con la que anuncia la condición de cordero de Dios del futuro redentor.
Dos bellos ángeles niños se incorporan a la composición, llevando el situado a la derecha un laúd con el que interpretará música en homenaje al Niño Dios y a su madre. La escena se organiza racionalmente, siguiendo un esquema simétrico centrado en la figura de la Virgen sentada y del Niño, que quedan flanqueados por un ángel y San Juanito, situados uno de perfil y otro levemente girado, dándonos la espalda pero con el rostro de perfil, casi como una imagen especular del pequeño santo. Esta simetría queda además reforzada por la presencia del pequeño ángel que se asoma a la escena por encima del hombro de la Virgen, y cuyo rostro es casi un reflejo especular respecto al del Niño.
Como es corriente dentro de la escuela española del XVI, vemos a María y a su Hijo abrazados, uniendo sus rostros, reflejando un cariño materno-filial que aporta naturalismo e incide en la humanidad del Niño, buscando así conmover el ánimo del fiel a través de la representación de sentimientos con los que éste se identificaba, y reforzando así la expresividad de la escena. Destaca igualmente a nivel compositivo el complejo juego de miradas, que tiene como resultado una imagen cerrada no sólo a nivel compositivo (simetría, composición circular) sino también en el narrativo. Así, el Niño y su madre muestran una mirada baja, que dota de ternura a sus rostros, pero que como el resto de ojos de la imagen está centrada en la filacteria que porta San Juanito, símbolo del futuro sacrificio del Niño. Esta idea que además reforzada por la presencia del cordero a los pies de María. El arte cristiano se deleitó a lo largo de su historia, y especialmente en la Edad Moderna, proyectando sobre la infancia inocente de Jesús la sombra de la cruz.
El contraste entre la feliz despreocupación de un niño y el horror del sacrificio al cual estaba predestinado, fue concebido para conmover los corazones. Esta idea era ya familiar a los teólogos de la Edad Media, pero los artistas de entonces la expresaban discretamente, ya mediante la expresión preocupada de la Virgen, ya a través del racimo de uvas que el Niño estruja en sus manos. Será sobre todo en el arte de la Contrarreforma donde ese presentimiento fúnebre de la Pasión se exprese por medio de alusiones transparentes. Zurbarán muestra al Niño Jesús pinchándose con el dedo al trenzar una corona de espinas. Murillo, al pequeño San Juan Bautista que le muestra su cruz de cañas. Finalmente, el tema encuentra su expresión más conmovedora en el tema del Niño Jesús Dormido sobre una cruz.