En las últimas décadas y siguiendo el ritmo que marcaron las vanguardias, las corrientes artísticas emergen y se retroalimentan entre si con una rapidez fascinante, desdibujando los límites entre las diversas tendencias que han dado forma al paisaje artístico actual. La multiplicidad de perspectivas, influencias culturales y visiones individuales que conforman la práctica artística contemporánea, transluce mediante la infinidad de estilos y técnicas que, como ya nos planteara el arte conceptual, han revolucionado su propia noción. Artistas como Bernar Venet, Damien Hirst, Jan Fabre, Arne Quinze, David Lachapelle, nos abren la puerta a un universo tan íntimo como colectivo, que logra interpelar al espectador de tantas formas posibles como lo son sus interpretaciones. Lejos de representar los valores plásticos convencionales, el arte se encamina a través de un momento de ruptura hacia nuevos paradigmas que expanden sus límites más allá de sus tradicionales fronteras.
Como uno de los artistas más en boga del panorama artístico actual, Fernando Zóbel protagoniza nuestra próxima subasta
La brillante generación de Posguerra transformó la práctica artística de entonces en un espacio donde la pluralidad y riqueza creativa fueron un grito por la libertad. En este contexto, resulta imprescindible el trabajo de Fernando Zóbel cuya figura actuó como catalizador de la liberación artística en España.
La colección en licitación nos introduce en las fascinantes Segundas Vanguardias de la mano de sus grandes protagonistas: Andy Warhol, Keith Haring, Jean Dubuffet, Pierre Alechinsky, Christo, Yves Klein o Nicky de Saint Phalle.
Alrededor de la década de los años 40 arranca un periodo vibrante en la historia del arte cuya huella en el mundo de la creatividad ha ejercido un influjo decisivo en el futuro desarrollo de la práctica artística. Las Segundas Vanguardias trajeron consigo una segunda ola de innovación ruptura y transgresión que desde las Primeras Vanguardias nos conduce hacia un estimulante viaje por un siglo XX absolutamente transformador.
Setdart presenta una importante colección privada de arte chino y del sudeste asiático. Casi sesenta lotes donde escultura, elementos arquitectónicos, mobiliario y artes decorativas participan de un conjunto con vida propia, resultado de toda una vida dedicada al coleccionismo oriental.
Arte y Cultura del Extremo Oriente: Una Colección Privada a Subasta
Setdart presenta una importante colección privada de arte chino y del sudeste asiático.
Casi sesenta lotes donde escultura, elementos arquitectónicos, mobiliario y artes decorativas participan de un conjunto con vida propia, resultado de toda una vida dedicada al coleccionismo oriental. Al igual que en el siglo XVI aristócratas y reyes centraron sus esfuerzos en adquirir objetos inusuales para sus gabinetes de curiosidades, una suerte de coleccionismo renacentista impulsado por el mero afán de conocer, el siglo XIX y XX, como consecuencia de la prosperidad y el ocio, hizo que un mayor número de personas pudieran ser partícipes del coleccionismo, democratizándolo y enriqueciendo los campos que tocaba.
Si bien el coleccionismo de piezas orientales empezó ya en el siglo XIX, en parte espoleada por la forzosa apertura de Japón al extranjero mediante el Tratado Harris en 1858, los países del sudeste asiático quedaron rezagadas con respecto de sus vecinos del norte del continente, posiblemente debido a un desconocimiento de las culturas que se desarrollaron en Vietnam, Camboya, Laos, Tailandia o Birmania.
Durante el último cuarto del siglo XX se ha vivido, sin embargo, un incremento del interés por parte del mercado hacia estas culturas, principalmente por lo que supone la exploración de un terreno inexplorado que los coleccionistas han acogido de buen grado, interesándose por estas piezas y por la cultura que las engloba; nacieron, de esta manera, ferias especializadas que supieron poner en valor las obras, dándoles un lugar de importancia dentro del coleccionismo. Además, el aumento de las riquezas autóctonas en el siglo XXI, que buscan la repatriación de obras que salieron en los años 70 y 80, ha conseguido que el sudeste asiático no haya perdido el interés suscitado desde décadas atrás.
La colección que Setdart licita tuvo su germen en la década de los 90 del siglo XX, fruto del afán coleccionista de una persona que supo ver en el sudeste asiático una oportunidad, no sólo económica, sino intelectual, pues sumergirse en la vasta simbología oriental no es sencillo para la mente occidental, suponiendo todo un reto y un ejercicio de plena dedicación y estudio. Este interés por el arte no fue algo espontáneo, pues el ambiente coleccionista fue una constante en su hogar, con su padre dedicando sus esfuerzos también a otras áreas del coleccionismo.
Son muchos los lotes que podríamos destacar, sin embargo, vamos a centrarnos en unos pocos que representen su lugar de origen, creando así una red geográfica extremo oriental.
Del sur del estado del Rajastán, en India, destaca una pieza extremadamente rara por haber llegado hasta nosotros sin haber sido desmantelada: un altar o parikara jainí en mármol parcialmente policromado de los siglos X-XIII, lote 35315846. Normalmente este tipo de piezas, cuando aparecen en el mercado, lo hace por partes; el remate, un friso o alguno de los montantes. Sin embargo, el que el altar cuente con la mayoría de sus piezas es un hecho inusual, elevando la cotización de la pieza.
De China, como no podía ser de otra manera, hay una importante representación, aunque queremos destacar tres lotes, que si bien se licitan por separado son parte de un mismo conjunto. Se trata de tres cabezas de Louhan de los siglos XVII – XVIII, en piedra arenisca, que simbolizan el deseo, el amor y la alegría. Destacan por la expresividad de sus rostros, especialmente la representación de la alegría, con un marcado naturalismo que contrasta con el tamaño de los cráneos, dimensiones simbólicas que reflejan el grado de iluminación de los personajes, al igual que ocurre con la deidad Shou Lao.
En Indonesia destaca una imponente pieza, lote 35315854, del siglo XVI realizada en arenisca blanca, del Imperio Mayapajit. Se trata de una Prajnaparamita, diosa budista del conocimiento trascendental. Una obra similar estuvo hasta 1978 en el Museo Nacional de Etnología de Países Bajos, año en el que fue devuelta al Museo Nacional de Indonesia, en Yakarta, donde se encuentra actualmente.
De Vietnam son varias las obras que aparecen en la colección, pero destacamos el lote 35315849, una divinidad Champa del siglo XI. Las piezas de la cultura Champa, de un tiempo a esta parte, han proliferado en subasta, lo cual está directamente relacionado con ese interés suscitado en los últimos años.
En la vecina Camboya, de donde proceden también varios de los lotes, una cabeza de Vishnu del Imperio Jemer, siglos XVIII-XIX, en piedra pulida, lote 35315833. Es interesante señalar que el pulido del tercio superior de la escultura ha sido propiciado por el desgaste de manos tocando la pieza durante siglos, buscando la intercesión de la divinidad.
Finalmente, el Tíbet también tiene presencia en la subasta con varios lotes, aunque el que más interés suscita es el 35315878, una corona en plata repujada del siglo XIX. Este tipo de coronas eran portadas por los oráculos tibetanos cuando realizaban trances. Las figuras de bodhisattvas en su naturaleza más iracunda es a menudo representada por los cinco cráneos, representando cada uno de ellos a los cinco budas Dhyani o de la sabiduría.
Coleccionar arte es una de las actividades más apasionantes, complejas y enigmáticas que el ser humano ha desarrollado desde tiempo inmemorial. ¿Pero qué motivaciones mueven a un determinado individuo a dedicar parte de sus recursos vitales y económicos a la compra de arte de manera apasionante, constante y consciente?
En este aspecto, el extraordinario conjunto de más de 100 obras marcará un antes y un después en el mercado del arte nacional es un ejemplo paradigmático de una colección de arte contemporáneo, forjada a base de un minucioso trabajo de investigación desarrollado a lo largo de dos décadas con un ojo experto y una pasión y sensibilidad artística que translucen en cada obra. En este sentido, el artífice de haber atesorado este antológico conjunto de obras nos demuestra, una vez más, que cualquier buena colección que se precie debe ser entendida como un ente en continuo desarrollo que evoluciona a medida que nuestra comprensión, conocimientos e intereses lo hacen.
Setdart ofrece al coleccionista una amplia colección de libros antiguos, editados en España y otros países europeos entre los siglos XVI y XIX. Se trata de una rica selección de verdaderas joyas del coleccionismo, en muy buen estado de conservación, obras que no son sólo interesantes por su contenido sino, especialmente, por ser reflejo de nuestra propia historia.
Así, encontramos libros expurgados por la Inquisición, con párrafos enteros tachados por ser considerados heréticos o reprobables, como la “Historia pontifical y católica” de Gonzalo de Illescas, un libro del siglo XVI que tocaba un tema sensible entonces como es la historia del papado. También aparecen numerosas anotaciones manuscritas, de todo tipo, tanto debidas a la censura como a los antiguos propietarios. De hecho, en ocasiones hallamos notas alusivas a los diversos miembros de una misma familia, que fueron heredando el libro con el paso de los años.
Mención aparte merecen los ex libris que aparecen en muchas de estas obras, referentes al antiguo propietario del libro. Por ejemplo, uno de ellos muestra el sello de la casa del duque de Medinaceli, lo que demuestra que perteneció a esa familia hace unos trescientos años. Los libros antiguos son una prueba física del paso de los años, son una parte viva de la historia, y nos hablan de nuestro propio pasad
La mayor parte de los libros que componen esta colección son de temática científica, libros de estudio que reflejan, especialmente, el impulso científico del siglo XVIII debido a la Ilustración. Dado que en su mayoría son libros editados en España, constituyen un valioso documento del florecimiento cultural impulsado por los Borbones en nuestro país durante dicha centuria. La nueva dinastía apoyó la industria de la imprenta e impulsó el desarrollo científico y la divulgación, con la idea de elevar el nivel cultural de España y equipararlo al europeo, buscando recuperar la imagen de España como potencia internacional. Así, hallamos numerosos libros que son traducciones de obras europeas, sobre todo franceses, ejemplificando esta búsqueda del intercambio cultural.
Esta colección es asimismo un importante testimonio acerca de la evolución de la imprenta en nuestro país. El de los editores e impresores era un trabajo minucioso, artesanal, muy diferente al que realizan a día de hoy. Dentro del siglo XVIII, por ejemplo, fue fundamental la figura de Joaquín Ibarra (1725-1785), que llegó a ser impresor real con Fernando VI y Carlos III, así como impresor de la Real Academia. Las suyas son ediciones de altísima calidad, destacando además por las innovaciones y logros técnicos en el tratamiento del papel, la composición de las tintas y las encuadernaciones. Además, sus libros presentan grabados de altísima calidad, realizados por los grabadores que cumplían en las imprentas la función del actual ilustrador.