Algunas obras a destacar
Desde Setdart Subastas os presentamos algunas obras interesantes en subasta y que rematan la semana del 15 al 19 de Mayo.
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En primer lugar, tenemos esta pieza de Miró, número de lote 35107399.
A menudo se inscribe la obra de Joan Miró dentro del movimiento surrealista y de hecho en 1924 firmó junto a Bretón, Aragon y Éluard el primer manifiesto del movimiento. No obstante, el maestro jamás doblegó sus propios intereses e inquietudes a las exigencias y estética del movimiento como bien prueba la evolución de su obra. Cierto es, que su deseo de experimentar con un nuevo lenguaje plástico le aproximó a los preceptos surrealistas, tomando el automatismo como punto de partida creativo y buscando inspiración en la fantasía, lo onírico y lo irracional para crear sus composiciones. En este sentido “ L’ oeil bleu du volcan” sintetiza algunos de los rasgos que conformaron el complejo lenguaje mironiano. El color y la forma adquieren valores simbólicos que va combinando junto a elementos recurrentes como los pájaros, la luna o, como sucede en este caso, el ojo. El fondo neutro y plano pierde importancia para volcarse en las formas y siluetas orgánicas que muestran la realidad onírica de Miró. La distribución y yuxtaposición de los elementos planos de colores puros (rojos azules amarillos y verdes) pertenecen a las influencias del cubismo y del fauvismo respectivamente, mostrando una gran habilidad para integrar y adaptar a sus intereses las diferentes vanguardias
Con número de lote 35151445 podemos seguir la subasta y pujar por esta pieza escultórica de Dalí de la que diferentes medios especializados se han hecho eco.
Dentro de la prolífica trayectoria artística de Dalí cabe destacar, además de su producción pictórica, un buen numero de esculturas entre las que podemos encontrarpiezas como este Cristo portando la cruz. La historia de esta escultura es tan compleja como lo fue la vida del controvertido artista. La obra tiene, además, el valor añadidode proceder de la colección que Cecile Eluard heredó de su madre Gala. No obstante, Cecile solo pudo disponer del legado de su madre una vez fallecido Dalí y después de arduas negociaciones entre los abogados de ambos y el gobierno español.
En los inicios de la década de los cincuenta, la obra daliniana da un nuevo giro relacionado con los avances científicos y la religión. El propio artista así lo anuncia en la conferencia de 1950 titulada, «Por qué fui sacrílego, por qué soy místico”, donde expone su nueva andadura artística hasta llegar ha incorporarse a la tradición mística española formada por Zurbarán, San Juan de la Cruz o Ramon Llull, pensador catalán medieval que apuesta por el hermanamiento de la ciencia y la religión.Esta sorprendente fase religiosa, plena de misticismo y de recogimiento, se vio reflejada en diversas obras entre las que encontramos esta pequeña escultura de bronce patinado en negro y verde en el que vemos a Cristo llevando su cruz como parte de su Via Crucis. En este caso, el protagonismo absoluto recae en la cruz, por el énfasis en su tridimensionalidad, mientras Cristo aparece mucho menos definido sin que apenas podamos diferenciar sus rasgos característicos.
Amelia Peláez está considerada una de las pioneras del modernismo en Cuba. Sin embargo, su fama internacional no alcanza el reconocimiento que se le debería otorgar como una de las mujeres artistas mas significativas de la historia. En la obra de Pelaez conviven sus raíces y esencia caribeñas, junto a las enseñanzas adquiridas en su viaje a Paris, donde pudo empaparse de las Vanguardias del continente europeo. Artistas como Matisse, Picasso o Léger ejercieron una fuerte influencia en ella hasta que a su regreso a Cuba conformó el que fue su estilo personal. Este estilo quedarácompletamente definido en uno de los géneros que mas llegó a cultivar, el de las naturalezas muertas, del que es un buen ejemplo este oleo que presentamos. La llamativa composición dividida en dos espacios, muestra un sencillo bodegón formado por algunas frutas tropicales junto a una zona superior en la que introduce su gusto por losvitrales, las formas arquitectónicas y los elementos ornamentales. La luz y el fuerte colorido propios del espíritu de La Habana, junto a las formas simplificadas de marcados contornos en negro, sintetizan la estética que marcó la producción artística de esta magnifica pintora, que supo integrar a la perfección las novedades plásticas europeas, adecuándolas a sus propios intereses y sensibilidad.