Written by admin

Escuela flamenca del siglo XVII. “Bodegón con caza y pesca”.

Escuela flamenca del siglo XVII

Lote en subasta:

Escuela flamenca del siglo XVII. Seguidor de SNYDERS, Frans (1579 – 1657).
“Bodegón con caza y pesca”.
Óleo sobre lienzo.
Marco moderno.
110 x 126 cm; 140 x 154 cm (marco).

 

En esta obra se nos presenta una mesa desordenada, totalmente llena de alimentos: frutas, verduras, vajilla, aves de caza, una langosta y un conejo. La imagen remite a la presencia humana; el desorden habla de que alguien acaba de dejar la escena, siendo el resultado muy distinto a los típicos bodegones de presentación españoles, en los que los alimentos aparecen siempre intactos.

Durante el siglo XVII, en Flandes se dio un creciente aumento de la demanda de pinturas para decorar las casas de la burguesía. Aparte de los retratos y grandes telas de tema religioso, histórico o mitológico, los artistas se especializaron, pintando obras de tamaño medio que poco a poco aumentaron de formato, con naturalezas muertas, animales, paisajes y escenas de género. Las pinturas que reproducen gabinetes de coleccionistas de la época son explícitas al respecto, hasta el punto de originar un nuevo género pictórico autónomo. Sin duda, el futuro de esta pintura hubiera sido otro sin Rubens, cuyo arte revolucionó el panorama artístico de Flandes introduciendo una nueva vía plenamente barroca y aportando un sentido de unidad y opulenta suntuosidad al ordenado y enciclopédico muestrario que eran las preciosistas descripciones de sus paisanos. Deudores de su manera o subordinados a su labor, los especialistas trabajaron en una línea nueva, sumando a sus composiciones un objeto accesorio, un paisaje o un fondo decorativo.

A este sistema de trabajo y su técnica se acercó Frans Snyders (1579-1657), el gran maestro flamenco de la naturaleza muerta y de los animales, los géneros más solicitados como ornato doméstico por la clientela flamenca. Sus composiciones, como las de sus seguidores, están presididas por una amplitud y un tono heroico que apreciamos también en este lienzo. Frente a una corriente de pintores tradicionales que siguieron la manera flamenca, el llamado bodegón estático, representado por figuras como Clara Peeters (1594-1657) y Osias Beert (1580-1623), Snyders y sus continuadores desarrollaron el barroquismo rubeniano aplicado a la naturaleza muerta, a través de composiciones plenamente dinámicas, basadas en marcadas diagonales y animadas con la presencia de animales vivos, dotadas asimismo de una mayor elegancia.

Se trata de pinturas de gran formato, abiertas a paisaje al fondo, con escenas ricas y opulentas. Son obras plenamente barrocas no sólo en el sentido dinámico, sino por su enorme tamaño y su gran sentido decorativo. Como en este lienzo, en las obras de Snyders los objetos se acumulan sin ninguna claridad, y están interpretados mediante colores muy vivos. Algo frecuente en la obra del maestro flamenco es lo que vemos aquí: animales organizados en dos pisos, formando un zigzag compositivo que refuerza el dinamismo de la imagen. En sus obras fueron, además, corrientes los animales vivos, como aquí el perro que descansa a los pies de la mesa.

ACCEDE A LA SUBASTA

 

 

Written by admin

Escuela flamenca del siglo XVII. “La adoración de los Magos”, “La adoración de los pastores” y “Los desposorios de la Virgen”.

35027120-(100)Lote en subasta:

Escuela flamenca del siglo XVII.
“La adoración de los Magos”, “La adoración de los pastores” y “Los desposorios de la Virgen”.
Tres óleos sobre cobre.
25,5 x 35 cm; 42 x 48 cm (marco).

 

Se trata de tres óleos sobre cobre de pequeño formato, quizás pinturas devocionales destinadas a un altar o capilla privados, con tres temas narrativos del Nuevo Testamento: los desposorios de María y José y la adoración de los Magos y los pastores del Niño Jesús recién nacido. El primero de ellos nos presenta la escena sin apenas elementos iconográficos, de hecho ni siquiera aparece la vara florida de José. El carácter sacro de la escena queda señalado por la presenta del Espíritu Santo que, en forma de paloma, aparece volando sobre la cabeza del sacerdote que oficia la unión, sobre un rompimiento de Gloria y acompañado por seis querubines. La composición es simétrica, al modo clásico, rigurosamente ordenada. Vemos un espacio interior perfectamente descrito, trazado en perspectiva, con un suelo pavimentado que refuerza esta construcción tridimensional. La pareja y el sacerdote quedan en el centro, flanqueados por dos monaguillos, y completan la escena a ambos lados dos hombres (a la izquierda) y dos mujeres (a la derecha). No obstante, el rigor geométrico de este esquema compositivo queda suavizado por las distintas actitudes y gestos de los personajes.

Respecto a las dos adoraciones, ambas presentan composiciones asimétricas, con la Sagrada Familia en el lado derecho, protagonizando la composición, y los personajes avanzando hacia ellos desde el lado izquierdo. Este esquema es más evidente en la adoración de los Magos, mientras que en la de los pastores la presencia del buey y la mula en el lado derecho, y la organización en dos planos de los personajes, indican una composición que, aunque asimétrica, tiende a lo circular. También los escenarios son diferentes; en la adoración de los Magos vemos una edificación clásica y un fondo abierto a paisaje, que evidencia la influencia de Rubens. En el otro cobre, en cambio, el espacio es cerrado, un sencillo pesebre de muros desnudos, en el cual destacan sin embargo los maderos que se alzan tras la Sagrada Familia, clara prefiguración de la cruz.

Mientras que en el siglo XVII la demanda de arte religioso para las iglesias cesaba radicalmente en las provincias del norte, la actual Holanda, en Flandes florece en cambio un arte monumental al servicio de la Iglesia católica, en parte debido a la necesaria restauración de los estragos que las guerras habían causado en iglesias y conventos. En el terreno del arte profano, los pintores flamencos trabajan para la corte en Bruselas y también para las demás cortes de Europa, produciendo una pintura con temas clásicos, mitológicos e históricos que había de decorar brillantemente los Reales Sitios de España, Francia e Inglaterra. En Holanda, en cambio, el trabajo del artista está destinado principalmente a una burguesía que establece la demanda de obras de pequeño a mediano formato y de temas que ilustran la vida y la naturaleza de esa región. Mientras los pintores flamencos trabajan por encargo de un mecenas, los holandeses pintan para vender a esa burguesía lo que producen. La demanda de pintura de historia o alegórica para la decoración de residencias palaciegas desaparece casi por completo; poca es la pintura monumental que se produce en Holanda en el siglo XVII, y gran parte de ella está realizada por artistas flamencos.
 

ACCEDE A LA SUBASTA