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Escuela flamenca del siglo XVI. “Descendimiento de Cristo”.

Escuela flamenca del siglo XVILote en subasta:

Escuela flamenca del siglo XVI.
“Descendimiento de Cristo”.
Óleo sobre tabla.
140 x 111 cm; 159,5 x 129,5 cm (marco).

 

En esta tabla vemos a Cristo en el centro, ya muerto, que es bajado de la cruz por José de Arimatea y Nicodemo, y depositado en el regazo de su madre, a quien conforta san Juan Evangelista, situado a su espalda. En el lado derecho vemos a María Magdalena, arrodillada tomando la mano de Cristo y sosteniendo sus pies. Completa la escena un ángel de coloridas alas, situado en el lado izquierdo, que enjuga sus lágrimas con un pañol blanco que parece ser el sudario de Cristo. Tras los personajes vemos el pie de la cruz, sobre un fondo de paisaje minuciosamente descrito, trabajado en tonos azulados, típico de la tradición flamenca. Las figuras que rodean a Cristo aparecen sufrientes, sus rostros muestran su dolor, y caen lágrimas de sus ojos, claramente representadas con una pincelada casi miniaturista, típicamente flamenca. Cabe destacar asimismo el aspecto lumínico, muy estudiado y también propio de esta escuela. Se trata de una luz contrastada y efectista, que modela los rostros y la anatomía de Cristo buscando un aspecto realista, casi ilusionista. Esta iluminación se aleja de la italiana, más natural, que evita los excesivos contrastes y matizaría la acusada linealidad propia de la escuela flamenca del siglo XV, que aquí es muy patente. Por otro lado, los plegados son ya suaves y naturalistas, eminentemente clásicos, alejados de los más duros y geométricos propios de la escuela flamenca del siglo anterior.

Durante el siglo XV, el estilo realista de los Países Bajos influyó mucho fuera, sobre todo en Italia, pero en el XVI el panorama se invierte. El Renacimiento italiano se difunde por Europa, y Amberes se convierte en el centro de la escuela flamenca, desbancando a Brujas y funcionando como centro de penetración de las influencias italianas. De este modo, llegan a los Países Bajos influencias manieristas que se superponen al estilo del siglo XV. Habrá muchos pintores continuadores del estilo de los primitivos flamencos, pero otros se mostrarán tan abiertos a las influencias renacentistas que incluso dejarán de pintar sobre tabla, soporte tradicional de la pintura flamenca, para empezar a hacerlo sobre lienzo como los italianos. Los principales introductores del Renacimiento en los Países Bajos fueron Jan Gossaert (c.1478-1532) y Bernard Van Orley (c.1489-1541), pintores que quizá viajaran a Italia pero que, en todo caso, pudieron conocer el nuevo estilo por otros cauces de penetración, como los cartones que Rafael realizó para la serie de tapices de “Los hechos de los Apóstoles”, tejida en Bruselas, la obra de Durero, que realizó dos viajes a Italia y pasó por los Países Bajos, y la figura de Jacopo de Barbari (c.1445-1515), pintor italiano que viajó a Flandes. En esta tabla se conjugan la tradición flamenca con las novedades italianas de forma equilibrada y armónica. Así, se mantiene el sentido descriptivo y detallista de los primitivos flamencos, especialmente apreciable en el cuidado tratamiento de las telas y en el riguroso dibujo, así como su desarrollo del espacio en base al conocimiento empírico y no a los estudios de perspectiva. También el cromatismo recuerda a las obras de los maestros flamencos del siglo anterior. Sin embargo, los rostros denotan una cierta dulzura de rasgos nueva, heredada de los ejemplos de Rafael y Leonardo, y las anatomías aparecen tratadas con un sentido ciertamente escultórico, dibujístico a la manera flamenca pero más corpóreo y monumental.
 

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Escuela flamenca del siglo XVI. Lote 34003577

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Escuela flamenca del siglo XVI.
“Descendimiento de Cristo”.
Pintura sobre tabla.
Medidas: 89,5 x 67 cm; 109 x 87 cm (marco).

En esta tabla, de factura flamenca, se representa el episodio del descendimiento de Cristo de la cruz de un modo claro y simple, prescindiendo del máximo de elementos secundarios posible, limitando la composición al primer plano y omitiendo el paisaje. Así, en la escena vemos a Cristo en el centro, ya muerto, que es bajado de la cruz por José de Arimatea y depositado en los brazos de su madre, a quien conforta San Juan Evangelista, situado a su espalda.

Tras los personajes sólo vemos la cruz y la escalera que ha utilizado José de Arimatea para bajar a Cristo, sobre un fondo neutro y claro. Las tres figuras que rodean a Cristo aparecen sufrientes, sus rostros muestran su dolor, y caen lágrimas de sus ojos, claramente representadas con una pincelada casi miniaturista, típicamente flamenca.

Cabe destacar asimismo el aspecto lumínico, muy estudiado y también propio de esta escuela. Se trata de una luz que busca ser natural, evitando los contrastes excesivos y modelando los volúmenes y las formas, evitando en gran parte la excesiva linealidad que caracterizó a la escuela flamenca en la centuria anterior. Esto se aprecia especialmente en los rostros y en la anatomía de Cristo. En cambio, los plegados son aún duros y geométricos, revelando la profunda huella de la escuela flamenca del siglo XV, en especial de Van der Weyden.

Durante el siglo XV, el estilo realista de los Países Bajos influyó mucho fuera, sobre todo en Italia, pero en el XVI el panorama se invierte. El Renacimiento italiano se difunde por Europa, y Amberes se convierte en el centro de la escuela flamenca, desbancando a Brujas y funcionando como centro de penetración de las influencias italianas. De este modo, llegan a los Países Bajos influencias manieristas que se superponen al estilo del siglo XV. Habrá muchos pintores continuadores del estilo de los primitivos flamencos, pero otros se mostrarán tan abiertos a las influencias renacentistas que incluso dejarán de pintar sobre tabla, soporte tradicional de la pintura flamenca, para empezar a hacerlo sobre lienzo como los italianos. Los principales introductores del Renacimiento en los Países Bajos fueron Jan Gossaert (c.1478-1532) y Bernard Van Orley (c.1489-1541), pintores que quizá viajaran a Italia pero que, en todo caso, pudieron conocer el nuevo estilo por otros cauces de penetración, como los cartones que Rafael realizó para la serie de tapices de “Los hechos de los Apóstoles”, tejida en Bruselas, la obra de Durero, que realizó dos viajes a Italia y pasó por los Países Bajos, y la figura de Jacopo de Barbari (c.1445-1515), pintor italiano que viajó a Flandes.

En esta tabla se conjuga, como se ha mencionado más arriba, la tradición flamenca con las novedades italianas de forma equilibrada y armónica. Así, se mantiene el sentido descriptivo y detallista de los primitivos flamencos, especialmente apreciable en el cuidado tratamiento de las telas y en el riguroso dibujo, así como su desarrollo del espacio en base al conocimiento empírico y no a los estudios de perspectiva. También el cromatismo recuerda a las obras de los maestros flamencos del siglo anterior. Sin embargo, los rostros denotan una cierta dulzura de rasgos nueva, heredada de los ejemplos de Rafael y Leonardo, y las anatomías aparecen tratadas con un sentido ciertamente escultórico, dibujístico a la manera flamenca pero más corpóreo y monumental.