Mari ITO (Japón, 1980). “El origen del deseo. Los malos deseos”.
Lote en subasta:
ITO, Mari (Japón, 1980).
“El origen del deseo. Los malos deseos”, 2012.
Pigmentos, cola Nikawa, pan de oro y tinta china sobre papel japonés.
Firmado y sellado en la zona inferior derecha.
Medidas: 155 x 135 cm.
Artista japonesa residente en Barcelona desde 2006, Mari Ito se formó en su país natal, estudiando pintura japonesa en la Universidad de Arte y Diseño Joshibi de Tokio entre 2004 y 2006. Posteriormente amplió sus estudios en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona, entre 2006 y 2007. Desarrolla una obra basada en el animismo, trabajada a través del lenguaje artístico tradicional japonés. En 2003 comenzó a darse a conocer en Japón, debutando en la exposición “Works 2003” celebrada en la Key Gallery de Tokio. Al año siguiente participó en tres colectivas más: “8 artists with Kadoidewashi” en la galería Shun de Kanagawa, “Japanese paper. Studio compilation memory exhibition of Koshi” en Niigata y “Presentation from artist’s eggs” en el Joshibi Art Museum de Kanagawa.
Ya instalada en España, en 2007 participó en dos muestras colectivas celebradas en la barcelonesa sala Zenbu: “Japanese artists” y “Christmas collection”. El año siguiente será el de su debut individual, con una muestra personal en esta misma sala Zenbu. Desde entonces ha celebrado diversas exposiciones personales en las salas Kannon Gyo & Wa de Barcelona (2009), Sala d’Art Hostales 1701 de Girona (2009), Vinart en Igualada (2011), Zeit Foto Salon de Tokio (2012), la Nap Gallery de la misma ciudad (2012), la barcelonesa Esther Montoriol (2012), La Cervenira d’Art en Cervera (2012) y la TK de Barcelona (2012). También en estos últimos años ha participado en destacadas exposiciones colectivas en Barcelona, Madrid, Tokio (destacando la muestra “Via Art 09” en el Sinwa Art Museum), Nagoya y Estambul, además de participar en ferias como la AHAF 2010 de Hong Kong o la ArtNagoya 2012. Actualmente Mari Ito está representada por la galería Zeit Foto Salon de Tokio, junto a otros artistas de la talla de Nobuyoshi Araki, Auki Onodera y Daido Moriyama, y en España por la galería Tatiana Kourochkina desde 2012.
En su obra reciente, Mari Ito nos invita a reflexionar sobre el origen del deseo, sobre los impulsos más irracionales y personales que existen y que se manifiestan en cada uno de nosotros. Este origen se hallaría en la expresión psíquica de las pulsiones y deseos, el Id,–o “das Es”, como lo llamaría el propio Sigmund Freud-, escindido del Ego y del Superego y, en consecuencia, el más puro y primitivo. El Id, el “aquello”, es la parte más oscura e inaccesible de nuestra personalidad, y contiene todo lo que se hereda y toda la fuerza impulsiva. El recién nacido sólo posee este id, los otros agentes se desarrollarán más tarde y partir de él. El aquello expresa la verdadera intención de la vida de un organismo: la inmediata satisfacción de las pulsiones innatas, básicas, como son el hambre, la agresividad, los actos irracionales y el sexo. En el sujeto, encarna su personalidad primitiva o impulsiva. Es un agente totalmente inconsciente, irracional e ilógico, que desconoce los valores y sólo es regulado por el principio del placer, es decir, actúa siempre buscando el placer y evitando lo desagradable.
En “El origen del deseo”, Ito se plantea, según sus propias palabras: “¿por qué vivimos donde vivimos? ¿qué es lo que hace que escojamos un determinado alimento o un determinado tipo de trabajo? ¿cómo decidimos expresar nuestros sentimientos? ¿por qué actuamos de acuerdo a una determinada escala de valores? Creo que “El origen del deseo”, escondido en nuestros corazones, es lo que nos incita a actuar”, y en estas obras Ito busca su semilla. Las creaciones de Ito, delicadamente elaboradas, cobran vida de modo que se desarrollan en sí mismas, tratando permanentemente de abrirse camino hacia la consciencia en esta búsqueda constante del germen del deseo. No importa el carácter de éste, puede ser de fuerzas completamente opuestas, porque a la vez se complementan e incluso se retroalimentan. Es por ello que Ito las interpreta de igual modo, ya que tienen el mismo valor; una dualidad que coexiste de forma natural para una mayor armonía.
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