Written by Andrea Domenech

Grau Sala: el artista que no quiso sucumbir a las vanguardias

Grau Sala: el artista que no quiso sucumbir a las vanguardias

Desde finales del siglo XIX, Paris se convirtió el destino predilecto de una larga saga de artistas catalanes que, desde Casas y  Rusiñol, hasta Miró y Clavé pasando por Nonell y Casagemas encontraron en  la capital francesa el terreno fértil  de una  revolución artística que arranca  con los impresionistas  hasta culminar  con  las vanguardias.

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En este aspecto, la convulsión que supuso la guerra civil para España precipitó el inicio de una nueva etapa migratoria, en la que Paris se erigiría como principal destino de un gran número de artistas afines al bando republicano. Gracias al carácter aglutinador que en términos de  intelectualidad y creación artística definió la escena cultural parisina desde mediados del siglo XIX, la ciudad recibió un aluvión de creadores procedentes de toda Europa, que atraídos por el desarrollo artístico sin parangón que capitanearon  las vanguardias, cumplieron con su deseo de abandonar las prácticas artísticas de una sociedad finisecular anclada en el pasado. Los ismos que se sucedían a un ritmo vertiginoso hicieron de Paris el sueño de cualquier artista, llegando a concentrarse en ella el mayor número de creadores por metro cuadrado de todo el mundo.

Antigua fotografía de Emlio Grau Sala junto a una de sus obras

De esta confluencia de artistas exiliados que, bajo la bandera de una absoluta  libertad estética, se establecieron en Paris durante el periodo comprendido entre 1900 y 1940 nace la denominada escuela de Paris, cuyo nombre acuñado por vez primera en 1925 por el crítico de arte André Warnod, más que designar una corriente artística hegemónica, hace referencia a la posición de liderazgo que la ciudad alcanzó como capital mundial  del arte occidental

Entre los múltiples artistas españoles cuya actividad se enmarca en la escuela de Paris, el de Emili Grau Sala es un caso especialmente singular. Lejos de sucumbir ante el dominio hegemónico de las vanguardias, Grau Sala rechazó adscribirse a cualquiera de los ismos que por aquel entonces gobernaban la escena artística internacional. Durante los 25 años que permaneció en Paris, desde su traslado al barrio de Montparnasse en 1936, jamás renunció a su estilo, defendiendo hasta las últimas consecuencias su fidelidad a una figuración colorista que pronto le dio a conocer como el sucesor del espíritu y los valores impresionistas.

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En este sentido, las obras en licitación manifiestan la visión y actitud vital bajo la cual Grau Sala dio forma y vida a su arte. Al contrario que muchos de sus contemporáneos que como él, vivieron en pleno conflicto bélico, Grau Sala nunca ambicionó ser un cronista de su tiempo. De hecho, frente al horror de un tumultuoso contexto histórico, el artista de origen catalán construyó un auténtico canto a la vida en el que las escenas ociosas y cotidianas se tornan  un auténtico refugio en el que aún queda espacio para la esperanza.

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A través de sus pinturas embebidas en un hedonismo incondicional de naturalismo amable y poético en la estela de sus admirados Bonnard, Édouard Vuillard y Duffy, Grau Sala parece querer escapar de la realidad, recreando con cierta nostalgia un tiempo pasado y feliz, donde la vida aun podía ser un viaje de gozo. Con una pincelada ágil y un cromatismo intenso y vibrante que prescinde de los límites que impone el dibujo para dar cuerpo a  las formas, el artista demostró una excelente capacidad a la hora de recrear  la atmósfera elegante y vitalista de escenarios que, como los hipódromos, los espectáculos teatrales o los interiores domésticos, conformaron el corpus creativo más sobresaliente del artista. La delicadeza, gracia y finura que se desprende de ellos, sitúa a Grau Sala en la órbita de una pintura decorativa que con el postimpresionismo francés elevó sus valores plásticos a su máxima expresión.

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En su obstinado propósito de construir una realidad antitética a los acontecimientos históricos, el artista nos brinda un universo creativo que bien podríamos extraer de alguno de los pasajes que Proust narra en su obra magna “En busca del tiempo perdido “de la que Grau Sala terminaría  realizando una edición  ilustrada.

Ni la Guerra Civil Española que lo mandó al exilio, ni la Segunda Guerra Mundial, ni la Francia ocupada por los nazis, ni el franquismo, ni la división del mundo en dos mitades irreconciliables pudieron oscurecer la obra de un artista que no cesó en su empeño de alcanzar un ideal basado en la captación armónica y lírica de la belleza, recordándonos que el lado más humano y bello de la vida también puede nacer y crecer en los  tiempos más sombríos.

Próximamente en subasta...

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External references to Roman urns

Prado Museum

Wikipedia

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Grau Sala: el artista que no quiso sucumbir a las vanguardias

Subasta 23 de Abril. Entre los múltiples artistas españoles cuya actividad se enmarca en la escuela de Paris, el de Emili Grau Sala es un caso especialmente singular. Lejos de sucumbir ante el dominio hegemónico de las vanguardias, Grau Sala  rechazó adscribirse a cualquiera  de los ismos que por aquel entonces  gobernaban la escena artística internacional.

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Manuel solá; como de una crisis existencial nace el arte. En subasta en Setdart

El universo de Manuel Solà (Barcelona, 1950) está construido a través de objetos desechados, materiales pobres que dan forma a estructuras extrañas, cargadas de simbología, que aluden tanto al paso del tiempo, al deterioro de lo material, como a las eras arcaicas y sus formas de arte relacionadas con lo mágico y lo ritual.

Aunque inició su carrera centrado en la pintura, Solà la dejará finalmente de lado en favor de la escultura, a raíz de una profunda crisis existencial. No obstante, en su pintura se aprecia el mismo afán por captar la esencia matérica de lo vivo, de aquello afectado por la intemperie, por el uso, por la vida. Tanto en su pintura como en su escultura, Solà se apropia a través de la descontextualización, creando significados simbólicos y poéticos que son totalmente propios, derivados de su personal forma de enfrentarse al mundo y de analizarlo, sentirlo, experimentarlo.

Un elocuente ejemplo de esta forma de enfrentarse a la creación artística de Solà la encontramos en el monumental “Koúros” que se colocó en Palafrugell con motivo de la importante exposición que le dedicó al artista la Fundació Vila Casas en 2013. Partiendo de la inspiración en el “koúros” griego arcaico, Solà construyó un ídolo de piezas de hierro reciclado, eliminando las connotaciones industriales, contemporáneas, del material para dar forma a una imagen fuera del tiempo, cercana al ideal platónico.

Lo mismo ocurre con las piezas que presenta estos días Setdart; Solà acumula vivencias como acumula materiales, para finalmente unirlos en un todo que es más que la suma de sus partes. En este contexto podemos contemplar obras como  “La llegenda de l’indi hopi”, de 2013 (lote 35150779) o “Verano”, del año 2000 (lote 35150781), “Mensajero del bosque”, de 2001 (lote 35150783) nos habla del eterno misterio de la naturaleza.

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Del taller a Setdart con el pintor Costa Vila.

Setdart se adentra en el taller del pintor Josep Costa Vila donde charlamos relajadamente con este artista catalán y en el que nos cuenta sus vivencias, viajes y en el que entendemos su razón de ser y de crear su personal arte. Costa Vila tiene un espírititu cosmopolita que se ve reflejado en todos sus cuadros en los que retrata de manera abstracta emblemáticas estampas de las ciudades en las que ha crecido como persona y, sobretodo, como artista.

De mano del pintor y parte de su obra recorremos todo el proceso del lote; desde su creación hasta la puesta en subasta en Setdart.com.

 

 

 

A continuación les presentamos en subasta algunas obras características de este reconocido pintor catalán;

 

Lote:35149058 Una postal de la sala “La Paloma”; un clásico de la ciudad condal que encontraréis en subasta hasta el 20 de Junio

(ACCESO DIRECTO AL LOTE)

paloma costa vila

 

Lote 35149059. En subasta hasta el 27 de Junio también podemos encontrar una emblemática vista de Nueva York con sus características pinceladas

(ACCESO DIRECTO AL LOTE)

2 new york

 

Lote: 35149060. Hasta el 01 de Julio en subasta podemos pujar por esta característica vista de Barcelona y parte de su puerto, más conocido como “Port Vell”

(ACCESO DIRECTO AL LOTE)

port vell

 

La subasta ya ha comenzado…¡Hagan sus pujas!

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PITXOT SOLER, Antoni (Figueras, Girona, 1934). Lote 34003474

LOTE EN SUBASTA

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PITXOT SOLER, Antoni (Figueras, Girona, 1934).
“Paisaje con figuras”, 1993.
Óleo sobre lienzo.
Firmado y fechado en el ángulo inferior izquierdo.
Medidas: 97 x 130 cm; 117 x 159,5 cm (marco).

Sobrino del también pintor Ramón Pichot, Antoni Pichot o Pitxot vive con su familia en San Sebastián desde 1946 hasta 1964. Allí inició su formación con el profesor de dibujo Juan Núñez Fernández, quien también lo había sido años antes de Dalí en Figueras. En los años cincuenta inicia su carrera dentro de un realismo de raíz expresionista, dándose a conocer a través de diversas exposiciones en San Sebastián, Barcelona, Madrid, Bilbao y Lisboa.
En 1964 se instala definitivamente en la casa familiar de Cadaqués. En este periodo su obra sufrirá un giro decisivo, ya que Pichot dirige su atención al estudio de los objetos de su entorno. Esto le llevará a utilizar las piedras de Cadaqués, de las cuales hace surgir visiones anamórficas, antropomórficas y alegóricas, con las que entronca con una corriente subterránea de la pintura occidental que va desde ciertos maestros del manierismo italiano hasta el surrealismo. También en estos años inicia su relación con Salvador Dalí, al que unirá desde entonces una gran amistad. El gran maestro surrealista será desde entonces su protector, y en 1972 le propone instalar una exposición permanente de su obra en el Teatro-Museo de Dalí en Figueras, inaugurada dos años más tarde. En 1975, en colaboración con Salvador Dalí realiza los cuatro “monstruos grotescos” del patio interior del Teatro-Museo. Entre Pichot y Dalí se establece una gran comunicación y una complicidad estética. Así, por ejemplo, en 1958 Pichot trabaja en la exposición “La batalla de Constantí”, que presenta en Barcelona. El tema de la batalla es inspirado por una conversación con Dalí, que le explica que las rocas de la playa de Sa Conca en Cadaqués ya configuran por sí solas múltiples batallas. Actualmente, Pichot es el director del Teatro-Museo Dalí, además de patrón vitalicio y vicepresidente segundo de la Fundación Gala-Salvador Dalí. En 2004 recibió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.
En esta obra Pitxot plasma un paisaje a medio camino entre lo onírico daliniano y la representación expresionista del paisaje, aprovechando al máximo las posibilidades expresivas del óleo para conformar texturas, calidades y planos de color que adquieren un inusitado relieve, un cierto aire de collage tridimensional que engaña al ojo y le sugiere espacios múltiples dentro de uno solo. De este modo el pintor establece un juego entre la obra y el espectador, entre el espacio real y el pictórico, yendo más allá de la pintura representativa a través de la experimentación formal y matérica, sin perder sin embargo el referente natural.

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NADAL FARRERAS, Carles (París, 1917 – Sitges, Barcelona, 1998). Lote 34002870

LOTE EN SUBASTA

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NADAL FARRERAS, Carles (París, 1917 – Sitges, Barcelona, 1998).
“Interior”, 1969.
Óleo sobre lienzo.
Firmado y fechado en la zona inferior derecha.
Adjunta certificado de autenticidad.
Medidas: 50 x 65 cm; 71,5 x 87 cm (marco).

Hijo de Santiago Nadal, pintor decorador afincado en París, Carles Nadal vive desde la infancia en Barcelona, donde se traslada la familia debido a una enfermedad del padre. A los trece años empieza a trabajar de aprendiz en un taller de pintura decorativa, y en 1936 recibe una beca del Ayuntamiento de Barcelona para cursar estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de Sant Jordi.
Al estallar la Guerra Civil es reclutado en el ejército republicano, con el que luchará en los frentes de Aragón y Tremp. A principios de 1939 cruza la frontera francesa y es internado en el campo de refugiados de Saint Cyprien, donde permanecerá varios meses. Consigue escapar y volver a cruzar la frontera, pero es detenido y encarcelado en Figueras.
Bajo libertad condicional vuelve a Barcelona, donde continúa con su carrera artística, simultaneando los trabajos de decoración con los estudios de Bellas Artes. En 1941 debuta en una exposición colectiva de la galería Dalmau, obteniendo buenas críticas. Finaliza sus estudios con buenas notas, obteniendo el reconocimiento de profesores y catedráticos, algunos de los cuales se convertirán en amigos y colaboradores del joven Nadal. De hecho fue uno de ellos, Luis Muntané, quien le facilita exponer individualmente por primera vez en 1944, en la sala La Pinacoteca de Barcelona.
Dos años después se traslada a París, becado de nuevo por el Ayuntamiento de Barcelona. Allí trabaja y expone con el grupo Présence de l’Homme, además de participar en los Salones de Otoño. Más tarde asistirá, gracias a una beca del Estado francés, a la Escuela parisina de Bellas Artes. En 1948 contrae matrimonio con Flore Joris, estableciendo su residencia en Bruselas, donde permanecerá hasta mediados de los años setenta. En Bélgica descubrirá, como manifestó él mismo repetidas veces, la luz y el color. Durante estos años seguirá mostrando su obra tanto en España y Bélgica como en Francia, Alemania, Holanda, Suiza, Reino Unido y Estados Unidos.
La pintura de Nadal es de carácter postimpresionista, intensamente colorista, y se basa en la búsqueda de la fuerza cromática como medio más directo de comunicación.
Entre sus premios destacan el Gran Premio de Spa, Bélgica, y su nombramiento como miembro de la Royal Academy of London.
Sus obras se encuentran en el MACBA, el Museo Spa en Bélgica y el Museo Real de Bruselas.

 

 

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RUSIÑOL I PRATS, Santiago (Barcelona, 1861 – Aranjuez, Madrid, 1931). Lote 34002383

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RUSIÑOL I PRATS, Santiago (Barcelona, 1861 – Aranjuez, Madrid, 1931).
“El Vinyet, Sitges”.
Óleo sobre lienzo.
Firmado en el ángulo inferior izquierdo.
Medidas: 63,5 x 80 cm; 86 x 104,5 cm (marco).
Obra publicada en el libro de Josep de C. Laplana “Santiago Rusiñol. El pintor, l’home” (Barcelona; Abadía de Montserrat, 1995).

Pintor, escritor y dramaturgo en lengua catalana, Rusiñol fue uno de los principales ideólogos del movimiento modernista catalán. Se formó como discípulo de Tomás Moragas y frecuentó el Centro de Acuarelistas, del cual fue uno de los fundadores. Debutó en 1884 en la Sala Parés de Barcelona, junto a sus amigos Ramón Casas y Enric Clarasó. Por esos años realizó con Casas un viaje en carro por Cataluña, tomando apuntes de tipos y paisajes.
El año de 1888 marca un punto de inflexión en su carrera, dado que comienza con tres actividades nuevas: publica unos escritos en “La Vanguardia”, participa en el Salón de París y celebra su primera exposición individual en la Sala Parés. Al año siguiente, 1889, Rusiñol se instala en París, en el barrio de Montmartre, con Utrillo, Clarasó y Canudas. Asiste a la academia del pintor Henri Gervex, y completa su formación con Puvis de Chavannes y Carrière. Desaparece entonces el ruralismo que había adoptado en Barcelona, y su estilo evoluciona hacia el naturalismo. También se acerca a los planteamientos temáticos, que no técnicos, de los impresionistas, así como a su voluntad de captar una instantánea fugaz.
En 1890 establece relación con Sitges, donde pintará algunos de sus primeros patios y jardines, temática que definirá su estilo posterior. Ese mismo año celebra su primera exposición en la Sala Parés, junto a Casas y Clarasó. En 1890 regresa a París con Casas y Utrillo. En este momento se centrará en representar los espacios de diversión de la zona, como el Moulin de la Galette, que protagonizará muchos de sus cuadros. No obstante, en 1893 deja su estudio de Montmartre y se traslada a la isla de San Luis, donde se centra en el estudio psicológico de la figura, sobre todo femenina, reflejando la tristeza, la melancolía y la soledad típicamente finiseculares. Al año siguiente viaja a Italia junto a Zuloaga, visitando Pisa, Florencia y otras localidades, lo que le permite conocer de cerca a los primitivos. A su regreso expone las pinturas realizadas en este viaje en la que será su primera muestra personal en la Sala Parés. Ese mismo año inaugura el Cau Ferrat en Sitges, germen del actual museo.
En 1895 realiza su primer viaje a Granada, y comienza la serie “Jardines de España”. En 1897 realizará algunas de sus mejores pinturas de jardines, interés que también aparece en su obra literaria “El jardín abandonado”, donde cultiva un decadentismo de carácter simbolista. El jardín elegante se convierte en protagonista, símbolo de la poesía; el jardín abandonado esconde un pasado de esplendor perdido. Rusiñol entonces viaja, buscando jardines que le seduzcan, y los pinta interiorizándolos, mostrando su personal concepción de la belleza, de la vida y la muerte, del arte y de la realidad, de la soledad y del paso del tiempo.
Por esta época, expondrá en París en el Salón de los Independientes, en la Exposición Nacional y en la galería de Samuel Bing, principal impulsor del Art Nouveau en Francia. Esta última muestra, de carácter individual y celebrada en 1899, supuso el reconocimiento internacional de Rusiñol, cuyo éxito radicó en una nueva visión de España, totalmente alejada de tópicos y cargada de veracidad. Desde entonces su actividad se multiplica como pintor, novelista y comediógrafo, estrena destacadas obras en Madrid y Barcelona y celebra exposiciones anuales de pintura en la Sala Parés, siempre con Casas y Clarasó. En 1908 recibió la medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes.
Está representado en el Museo del Prado, el Nacional de Arte de Cataluña, el Camón Aznar de Zaragoza y el Thyssen-Bornemisza, entre otros.

 

 

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MARTÍNEZ TARRASSÓ, Casimiro (Sarrià, Barcelona, 1898 – Barcelona, 1980). Lote 33002344

MARTÍNEZ TARRASSÓ, Casimiro (Sarrià, Barcelona, 1898 – Barcelona, 1980).
“Aiguafreda”.
Óleo sobre lienzo.
Firmado en el ángulo inferior derecho. Firmado y titulado al dorso.
Medidas: 110 x 120 cm.

A través de su personal pincelada, suelta y expresiva, gestual incluso en algunas zonas, Tarrasó plasma en este lienzo un paisaje lleno de luz, de colores casi imposibles, de herencia fauvista, vivamente iluminados y totalmente protagonistas.
En el primer plano es donde se concentran en mayor medida estos tonos de mayor intensidad, rosas, violetas, azules y amarillos que contrastan sobre el verde y los colores más claros que dominan en el fondo, reforzando la construcción tridimensional del espacio y haciendo hincapié en la diferencia entre el primer plano y los terrenos más alejados del espectador. Así, mediante este recurso Tarrassó nos sitúa en el espacio, nos introduce en el paisaje pintado, rompiendo con la tradicional distancia entre los espacios real y pictórico. Más allá vemos una serie de casas dispersas en una ladera de perfil suavizado, al otro lado de un río de intenso color azul cielo. Las formas se difuminan y el dibujo queda en un segundo plano, pero los volúmenes quedan claramente diferenciados a través del complejo estudio lumínico, que juega con los medios tonos y la yuxtaposición de colores para construir el espacio en profundidad. En este fondo dominan los colores suaves, pasteles, más ligeros que los del primer plano, principalmente azules, malvas y rosas en una amplia gama, aplicados en muros y copas de árboles que destacan sobre el suave verde del terreno. A lo lejos vemos tres grandes casas, cuyas puertas, ventanas y tejados reflejan el tono rojizo de la luz del atardecer. Finalmente, el espacio queda cerrado por las lejanas montañas, sus colores y formas difuminados por la distancia, suavemente silueteados contra un cielo de gran expresividad, trabajado en tonos azules, blancos, rosados y dorados, reflejo de los intensos colores del primer término.
Conocido simplemente como Tarrassó, se formó en la Escuela de La Lonja de Barcelona. Completó sus estudios en París, donde pudo conocer de primera mano las obras fauvistas que sacudían el ambiente artístico parisino en ese momento. Fue ante todo paisajista brillante, con un estilo caracterizado por su colorido violento y vivo, muy luminoso. Siguió la estela de los grandes paisajistas catalanes, fijándose sobre todo en Joaquín Mir, aunque con una personalidad claramente diferenciada debida en parte al impacto que el fauvismo tuvo en su pensamiento artístico.
Realizó su primera exposición en 1928, en las Galerías Layetanas de Barcelona. Desde entonces se sucedieron sus muestras en Barcelona, Madrid, Palma de Mallorca y Bilbao. En 1935 visita Mallorca por primera vez, y a partir de 1940 contará con un estudio allí, concretamente en Palma, donde vivió largas temporadas y desarrolló la mayor parte de su producción artística.
Tras la Guerra Civil, durante los años cuarenta, Tarrassó tomó parte en varias Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, en sus ediciones de 1942, 1943 y 1950, y celebró no pocas muestras personales en Barcelona, en salas como Augusta, Layetanas o Ars, destacándose entre ellas la que celebró de paisajes pirenaicos en 1948, y la de grandes lienzos de paisajes mallorquines que presentó en 1949.
A lo largo de su carrera Tarrassó fue distinguido con el Premio Pollença del I Certamen Internacional de Pintura, en 1962; el Santiago Rusiñol en 1972; y las medallas obtenidas en diversas ediciones de los Salones de Otoño de Palma de Mallorca: primera en 1967 y 1973, y de honor en 1970.
La obra de Tarrassó se caracteriza por la gran personalidad de su colorido. Su obsesión por el cromatismo determina una pintura profundamente sensorial, vitalista e intuitiva. Está representado en diversas colecciones privadas nacionales e internacionales, así como en el Museo y Fondo Artístico de Porreras (Mallorca) y el de Arte Moderno y Contemporáneo de Palma.

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GRAU SANTOS, Julián (Canfranc, Huesca, 1937), Lote 33008267

GRAU SANTOS, Julián (Canfranc, Huesca, 1937).
“Interior”, 1980.
Óleo sobre lienzo.
Firmado y fechado en el lateral derecho. Firmado, fechado y titulado al dorso.
Medidas: 130 x 97 cm; 153 x 119,5 cm (marco).

Hijo de Emilio Grau Sala y de Ángeles Santos Torroella, se forma en Barcelona. En 1949 realiza varios viajes a París, donde tiene la oportunidad de contemplar de primera mano obras de Sisley, Van Gogh y diversos impresionistas y postimpresionistas.
Realiza su primera exposición individual en la Sala Libros de Zaragoza, en 1957. Desde entonces realizará muestras personales en las galerías Syra, Rovira y Vayreda de Barcelona; Alas, Abril, El Cisne, Collage y Biosca de Madrid; Justin Lester de Los Ángeles, Art Roman de Tokio, etc.
Desde 1966 expone regularmente de forma individual en la sala Parés de Barcelona, y en 1968 participó en el Salón de los Artistas Franceses en el Grand Palais de Madrid. Entre sus premios cabe destacar el Premio La Rambla (Barcelona, 1961), la Medalla Ramón Rogent (Salón de Mayo, Barcelona, 1962), medalla de la Exposición de Bellas Artes (Madrid, 1961), III Premio Sant Jordi y Premio Van Gogh (Barcelona, 1963), Medalla Ciudad de Barcelona (1965), Premio de la Bienal de Pintura de Huesca (1976), Medalla Condesa de Barcelona (Madrid, 1983) y Medalla de Honor en el Concurso BMW (Madrid, 1987).
En los últimos años ha participado en las ferias ARCO de Madrid y ARTEXPO en Valencia, Barcelona, Basilea, Nueva York, Chicago, Miami y Hong Kong.
En 1993 la Fundación Mapfre Vida de Madrid le dedicó una muestra retrospectiva.