Customize Consent Preferences

We use cookies to help you navigate efficiently and perform certain functions. You will find detailed information about all cookies under each consent category below.

The cookies that are categorized as "Necessary" are stored on your browser as they are essential for enabling the basic functionalities of the site. ... 

Always Active

Necessary cookies are required to enable the basic features of this site, such as providing secure log-in or adjusting your consent preferences. These cookies do not store any personally identifiable data.

No cookies to display.

Functional cookies help perform certain functionalities like sharing the content of the website on social media platforms, collecting feedback, and other third-party features.

No cookies to display.

Analytical cookies are used to understand how visitors interact with the website. These cookies help provide information on metrics such as the number of visitors, bounce rate, traffic source, etc.

No cookies to display.

Performance cookies are used to understand and analyze the key performance indexes of the website which helps in delivering a better user experience for the visitors.

No cookies to display.

Advertisement cookies are used to provide visitors with customized advertisements based on the pages you visited previously and to analyze the effectiveness of the ad campaigns.

No cookies to display.

Written by admin

Escuela francesa siglo XVII. “Bodegón con uvas y codornices”.

Escuela francesa siglo XVII

Lote en subasta:

Escuela francesa del siglo XVII.
“Bodegón con uvas y codornices”.
Óleo sobre lienzo. Reentelado en los años 50.
100 x 81 cm; 121 x 102 cm (marco).

 

En este lienzo se plasma un bodegón de composición cerrada y equilibrada, con los objetos dispuestos de forma ordenada, aunque con el amontonamiento típico del naturalismo barroco, en primer plano, organizados en tres niveles de altura. Se trata de racimos de uvas, melocotones y perdices muertas, dispuestos en una fuente de metal típicamente barroca por su contorno mixtilíneo y una cesta situada tras ella.

Las perdices y las ramas de la parte superior aparecen fijados al muro, con un lado azul, único foco de color frío de todo el cuadro, adornando el punto de unión entre ambos lados del ramaje. Los frutos aparecen plenos, con delicadísimos matices de textura en el caso de los melocotones y una miríada de brillos y de tonalidades en el de los racimos, estos últimos cargados a más no poder de uvas, evidenciando el gusto por lo exuberante, por la plenitud de formas, que es una de las bases estéticas del barroco. Formalmente esta obra se enmarca dentro el barroco naturalista, tanto por la precisión rigurosa en la captación de las calidades como, y especialmente, por el tratamiento lumínico, muy pensado y rico en contrastes, que determina una atmósfera cálida y tenebrista.

La pintura francesa del periodo barroco pasa por un primer periodo de vacilación, entre el barroquismo y las tendencias tradicionales derivadas del espíritu academicista, antibarroco y anclado en el manierismo. En esta primera etapa encontramos al gran caravaggista Georges de La Tour y a los primeros pintores de bodegones. Después de ellos llegarán los grandes pintores del clasicismo francés del XVII: Poussin, Claudio de Lorena y Philippe de Champaigne. Este bodegón se enmarca dentro de ese primer periodo, ya sea por fecha o sólo por estilo, dado que muestra características propias del barroco naturalista, pese al orden y la claridad clásicos de su composición.

Así, como hiciera La Tour en sus composiciones, el autor de este bodegón emplea una luz protagonista que revela los objetos sumidos en la penumbra, sumergidos en una noche quebrada por esta luz fuerte que recude los matices al rojo, el blanco y una amplia gama de terrosos y ocres. Se trata de una luz artificial y dirigida, de foco, que penetra en el espacio pictórico desde el ángulo superior izquierdo, tal y como hacía el propio Caravaggio, creando puntos de atención directamente iluminados en contraste con zonas de penumbra y de densa sombra, contribuyendo así de forma naturalista al modelado de los volúmenes y a la construcción del espacio.

Así, el autor de este lienzo aprovecha el descubrimiento fundamental del maestro italiano: el de que la luz crea la forma de los cuerpos dotándolos de masa y color. Estas características fueron comunes a los primeros pintores franceses de bodegones, como Baugin, del cual el Louvre posee un magnífico “Bodegón con tablero de ajedrez”. La rigurosa simplicidad de las composiciones de estos primeros bodegonistas, y que aquí se aprecia en todo su esplendor, se opondrá al estilo fastuoso de los bodegones que pintaron más adelante los artistas de Luis XIV.

 

ACCEDE A LA SUBASTA