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Bargueño asturiano del siglo XVII

35017610-(100)

Lote en subasta:

Bargueño asturiano del siglo XVII.
Con mesa original de época.
50 x 92 x 36 cm (bargueño); 96 x 110 x 48 cm (mesa).

Conjunto de bargueño y mesa barrocos realizados en Asturias en el siglo XVII, con los herrajes de hierro típicos del mueble español de la época, patas torneadas y decoración de marquetería. El bargueño, de muestra descubierta, presenta la característica estructura de cajón prismático de aristas vivas, sin molduras que recorran su perímetro, alzado sobre cuatro pies de bola achatada, torneados y con asas en arco, articuladas, en los laterales. Está compuesto por tableros enterizos en todos sus lados salvo la muestra, ensamblados mediante colas de milano.

La muestra está organizada en tres calles, las laterales con tres gavetas cada una y la central con una capilla que ocupa toda su superficie, cerrada con una puerta con cerradura independiente. Como corresponde al mueble barroco, las distintas partes de la estructura quedan claramente diferenciadas a través de la decoración, que se supedita a ella y la recalca, haciendo hincapié en la compartimentación siguiendo un criterio netamente clásico basado en la visualización de la relación de las distintas partes entre sí y respecto al conjunto. Así, en el frente vemos todos los entrepaños recorridos por cenefas de marquetería que alternan rombos y círculos, un diseño sencillo pero efectivo en su dinamismo típicamente barroco.

También es propio del mueble barroco, tanto en España como en el resto de Europa y en las colonias, el gusto por el contraste de colores y texturas derivado de la combinación de materiales distintos, en este caso madera clara sobre madera oscura. El mismo principio se sigue en los diseños de marquetería más elaborados de los frentes de las gavetas y la puerta, que combinan marquetería de silueta, más sencilla, con filetes embutidos y marquetería de procedimiento clásico. En la muestra todas las composiciones representan jarrones de flores, estrictamente simétricos, más sencillos en las gavetas y más rico en detalle el central. Como es también propio del mueble barroco, los frentes de las gavetas aparecen divididos en dos recuadros iguales, en torno a una forma rectangular central sobre la que se sitúa el tirador. Este gusto por la compartimentación se irá acusando más con el paso del tiempo, y llegaremos a ver frentes divididos en múltiples recuadros o rombos ya en el pleno barroco.

Los laterales del bargueño muestran una decoración aún deudora del manierismo del siglo XVI, a base de cajeados geométricos formando una composición que, por su complejidad y por la combinación de líneas rectas y curvas simples, nos indica que estamos ya en fecha avanzada, ya dentro del barroco. Esto se advierte también en las tres gavetas que oculta la puerta de la capilla, que muestran frentes de nuevo divididos en dos, esta vez con cruces patadas inscritas en círculos. Se trata, como ocurre con los patrones que adornan los laterales, de esquemas netamente geométricos, pero que por su complejidad, dinamismo y sentido decorativo nos revelan ya el gusto barroco.

Respecto a la mesa, sigue modelos típicamente hispánicos de la época, con cuatro patas torneadas, cajón en cintura, tablero volado y chambrana en “H” de travesaños rectos, decorados con ligeras molduras. La mesa presenta también marquetería, algo más sencilla que la del bargueño. Se trata principalmente de cajeados rectangulares y cenefas de cintas entrelazadas de inspiración clásica, que vemos tanto en la cintura como en el perímetro del tablero. A nivel ornamental destacan también las patas, torneadas con un diseño acusadamente dinámico. Se trata de una pata típica del mueble popular español del barroco, dado que con una técnica barata como la del torneado reflejan el movimiento rítmico y el sentido ornamental propios de este estilo. Será característica de los torneados barrocos la combinación de cuerpos de distinta forma, acusando el dinamismo: bolas, lentejas, cilindros, etc.

 

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