LOTE EN SUBASTA
Reloj de sobremesa bracket; JOHN TAYLOR, Londres, tercer cuarto del siglo XVIII.
Sonería de nueve campanas, en cuartos, medias y horas.
Caoba y bronce.
Medidas: 63 x 34 x 21 cm.
Se conservan piezas del mismo relojero en la colección de relojes del siglo XVIII del Patrimonio Nacional.
Reloj inglés de sobremesa tipo bracket, con caja de caoba y aplicaciones ornamentales de bronce en relieve y bulto redondo. Presenta un frente de composición arquitectónica simple, con una fachada rematada en arco de medio punto alzada sobre un basamento simple, moldurado en su parte alta, elevado sobre cuatro patas de bronce en forma de voluta rizada hacia el interior. El conjunto presenta un remate en talud de ángulos curvos, terminado en una forma abovedada sobre la que se alza una composición ornamental clásica, con un jarrón en su cúspide, similar a los cuatro que adornan las esquinas de la cornisa. La pieza cuenta con asas laterales en arco, y está profusamente decorada con placas de bronce dorado cinceladas y caladas, trabajadas con minuciosidad y atención al detalle. El frente del reloj muestra guirnaldas y composiciones vegetales clásicas, y en los laterales vemos una placa calada con un solo central con rostro de niño, acompañado de cresterías de rocalla y veneras típicamente rococó. La esfera, plateada, cuenta con numeración romana grabada, en negro, y tres agujas. En la parte superior se sitúa una segunda esfera más pequeña, que indica si la sonería está o no activada.
En el siglo XVIII muchos grandes coleccionistas, entre ellos Felipe V de España, prefirieron los relojes ingleses por encima de los demás por su perfección técnica, y de hecho la inglesa fue la principal escuela relojera del momento. El relojero John Taylor fue un afamado representante de la relojería inglesa del siglo XVIII, fabricante prolífico de piezas valoradas tanto por su calidad y su valor ornamental como por la belleza y delicadeza de las melodías de sus sonerías. Desde su taller en Gloucester Road, Taylor fabricó relojes siempre de altísima calidad, de estilo clasicista inglés, hoy muy buscados y cotizados. Realizó diferentes tipologías (de pie, de sobremesa, etc.), siempre piezas firmadas en la esfera. En concreto, los bracket de John Taylor fueron los más apreciados en el mercado español por la perfección de su maquinaria, y piezas de su mano formaron parte de destacadas colecciones, como la real o la del marqués de Cerralbo, ya en el siglo XIX.
Los relojes bracket de origen inglés destacan principalmente por su mecanismo, aunque también por su decoración. Esta tipología tiene su origen en la década de los 60 del siglo XVII, cuando se aplica el péndulo al reloj sustituyendo el anterior regulador de “foliot” o volante. Este cambio hizo necesario dotar al mecanismo de una caja que lo protegiera de golpes que pudieran alterar su marcha. Nacen así los relojes denominados en Inglaterra bracket, es decir, los relojes transportables. Se trata de piezas de caja corta, que aloja en su interior un mecanismo sujeto entre dos gruesas platinas y conteniendo, como fuerza motriz para cada tren, un combinado de cubo y caracol. Estos relojes fueron pensados inicialmente para ser colocados sobre una ménsula, y de ahí su denominación inglesa. Esta ménsula era una pieza independiente que solía fabricarse a la vez, con decoración a juego con el reloj. Posteriormente, sin embargo, empezaron a elaborarse base y reloj por separado.
Los ingleses desarrollaron una mecánica relojera diferenciada de la del resto de Europa, basada en una industria de talleres especializados que producían productos de gran perfección técnica. Las cajas eran realizadas por ebanistas que enriquecían los relojes, convirtiéndolos en auténticas joyas. Por ello, a lo largo del siglo XVIII los relojes ingleses evidenciarán la evolución estilística que se desarrolló en la ebanistería inglesa, partiendo de los modelos William and Mary y Reina Ana, pasando por el estilo Chippendale y el Hepplewithe para finalmente volver al clasicismo con el Adam, el Sheraton y finalmente el Regencia. Respecto a la tipología concreta del reloj bracket, mantuvo durante todo el siglo XVIII su aspecto elegante y señorial, y a finales de la centuria las cajas serán de mayor tamaño, más monumentales. El material utilizado para su fabricación solía ser, aún en el siglo XVII, el ébano o el carey, combinados con aplicaciones de bronce. Desde 1670 serán frecuentes también el olivo y el nogal, y posteriormente empezará a utilizarse el latón. A partir de la década de 1720 estas maderas serán sustituidas por la caoba, más adecuada al nuevo gusto. Por otro lado, las esferas solían presentar cifras grabadas en la plancha frontal, o incorporando un sector horario plateado. Posteriormente se añadirán otros elementos como el segundero, situado a un lado del arco central, o la fecha, incluida en la esfera. Incluso se incluirán esferas para las fases de la luna.