Written by Andrea Domenech

La sonrisa eterna, una colección de budas

La sonrisa eterna

una colección de budas

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La intrincada historia de la escultura budista en el Sudeste Asiático se despliega como un fascinante tapiz que se remonta al siglo VI. En ese período una transformación cultural conocida como la esfera cultural india arraigó profundamente, dando origen a un esplendoroso arte religioso al servicio del budismo Theravada. En estas tierras, se alzaron reinos budistas, algunos florecieron majestuosamente durante siglos, mientras que otros sucumbieron ante la invasión de vecinos más poderosos.

Las representaciones de Buda en Tailandia, Birmania, Laos y Camboya se destacan como verdaderas joyas, celebradas a nivel mundial por su artesanía exquisita. Estas imágenes no solo capturan la esencia del budismo Theravada, sino que también poseen rasgos y estilos distintivos que se entrelazan y enriquecen mutuamente a lo largo del tiempo. Aunque algunas reflejan características étnicas específicas, todas ellas fueron meticulosamente creadas bajo estrictos cánones iconográficos, fórmulas y diagramas, en conformidad con las veneradas prácticas de este linaje budista.

Este viaje artístico se convierte en una ventana a un pasado donde la creación de iconos de Buda en templos se erige como una búsqueda ferviente de la máxima potencia espiritual. Buscando emular un prototipo original que, según la creencia, fue moldeado en vida de Buda, los artistas de la época dedicaron su talento a perfeccionar el desarrollo artístico de estos iconos, convirtiéndolo en la máxima expresión de sus habilidades.

Lote 35358648. Monje Upagupta. Chiang Saen, reino de Lan Na. Siglo XVII
Lote 35358648. Buda de pie. Escuela Fang, norte de Tailandia. s. XVI

Así, entre las sombras de la historia, emergen estas imágenes canónicas de Buda, conocidas no solo por su impacto mágico, sino también por ser veneradas como actos de mérito, ya sea que se instalen en majestuosos templos o permanezcan en la penumbra de la historia. Además de estas imponentes representaciones, se generaban en gran cantidad pequeñas imágenes de bronce, plata, piedra, madera y terracota, resguardadas en los misteriosos almacenes de los templos.

En este enigma artístico, las estatuas de Buda, ataviadas con sobrias túnicas de monje y desprovistas de adornos, encarnan la renuncia a los deseos mundanos. La continuidad de esta convención visual no solo simboliza la abdicación de lujos terrenales, sino que también sirve como recordatorio perenne de que Buda, en su renuncia como príncipe heredero, abandonó los placeres mundanos por una vida de sabiduría y compasión.

Estas representaciones trascienden el arte para revelar la esencia serena y pacífica del budismo Theravada, ofreciendo a los espectadores un portal a la espiritualidad atemporal enraizada en las tierras del Sudeste Asiático, libre de cualquier deseo y con una sonrisa eterna.

Lote 35376031. Cabeza de Buda. Reino de Lan Na. Fang, s. XV.

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Artes decorativas: Distinción y belleza

Artes decorativas: Distinción y belleza

Históricamente las Artes Decorativas se han visto relegadas a un papel secundario, eclipsadas por la Bellas Artes: pintura, escultura y arquitectura. Desde Setdart, queremos reivindicar su figura por su papel preponderante dentro de las mejores colecciones del panorama internacional.

Porcelana, vidrio, piedras duras, madera, plata, carey, bronce e ingenios mecánicos. Las artes decorativas tienen la virtud de reunir multitud de técnicas y materiales dispares a su abrigo, lo que, tal vez, sea parte de su encanto y, al mismo tiempo, complejidad. El mobiliario es buen ejemplo de ello, aunque cada uno de los géneros que componen este cajón de sastre ha sido víctima de las tendencias y modas del momento.

Lote 35376062

El lote 35376062, pieza excepcional de mobiliario, nos habla de esa estrecha relación que hubo entre los Países Bajos e Inglaterra, con las características molduras rizadas en madera de ébano, chapeado de palosanto y carey procedente de las rutas comerciales internacionales, o la chambrana baja en H, propia del mueble flamenco y neerlandés, sobre patas de cebolla. En el siglo XVIII París se erige como epicentro del gusto europeo, dictaminando las directrices estilísticas. El lote 35238691, cómoda Luis XV, se vale del plumeado con la chapa de palo de violeta para dotar de dinamismo al frontis y laterales, acompañados, como es habitual, de bronce dorado en tiradores, escudetes de bocallave y cul-de-lampe.

Lote 35238691
Lote 35247265

 

Otra pieza importante, y no sólo por estar realizada en rodonita y nefrita, es el lote 35376064, la tazza rusa de mediados del siglo XIX, pues es un vivo reflejo, algo tardío, de la influencia que tuvo el redescubrimiento de Pompeya y Herculano en el siglo XVIII en la historia del arte. Posiblemente realizada en la Fábrica Imperial de Piedras Duras de Ekaterimburgo, en los Montes Urales, hubo de ser creada con el fin de adornar alguna de las estancias reales de los Románov.

Lote 35376064

En Francia, tanto la porcelana como el vidrio tuvieron especial importancia. La primera debido al éxito de la Manufactura Real de Sèvres, que gracias a su refinamiento y buen gusto se impuso al resto de manufacturas nacionales. A su sombra, y con el deseo de proveer de piezas a la manera de Sèvres a la población burguesa, nacieron multitud de fábricas, no exentas de calidad, a las que la historiografía ha bautizado como Viejo París. El lote 35310155 es un magnifico ejemplo de lo que estas eran capaces de lograr a comienzos del siglo XIX. En cuanto al vidrio, Baccarat es, con permiso de Saint-Louis, protagonista indiscutible. El lote 35310158 revela la novedosa técnica del vidrio opalescente, tan en boga en el siglo XIX y creado al añadir fosfatos u óxidos durante el proceso de fusión. Se trata de una pareja de jarrones o “vases de fantasie”, con una cronología concreta de 1845 a 1870.

Lote 35310155. Expuesto en Setdart Madrid
Lote 35310158. Expuesto en Setdart Madrid

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Siglo XX: El nacimiento de una nueva era

Siglo XX: El nacimiento de una nueva era

 

 

Como viene siendo costumbre en Setdart, volvemos a apostar por el diseño del siglo XX, esta vez poniendo el foco en el mueble nórdico, Francia e Inglaterra, y España e Italia, sin olvidar el vidrio italiano. Cuatro subastas temáticas que, el próximo jueves 7 de marzo, harán las delicias de los amantes de las vanguardias

Puede dar vértigo pensar que, a mediados de los años 80 del siglo XIX, cuando nacieron Mies van de Rohe o Le Corbusier, se acababa de establecer la III República Francesa, el Reino de Prusia vivía su apogeo o los interiores de los palacetes aristocráticos madrileños, como bien atestiguó Eugenio Rodríguez y Ruiz de la Escalera en 1898, se encontraban atestados de piezas cargadas de un cuestionable historicismo ecléctico. ¿Cómo es posible que en 1929 se pudiera crear una de las sillas más icónicas de la historia del arte prescindiendo de la madera y con unas líneas tan modernas?

Lote 35286383

La transición hacia el siglo XX es especialmente interesante en lo que al mobiliario se refiere, pues los avances industriales, unidos a las Exposiciones Internacionales, comienzan a desdibujar las fronteras estilísticas y a remar hacia un estilo cada vez más global, donde lo diáfano gana enteros, y los arquitectos toman el control del diseño del mueble, comenzando la figura del diseñador a tomar especial importancia, en colaboración con firmas que permitían producir esos proyectos en serie.

De esta manera, si echamos un vistazo al catálogo de Setdart, encontramos nombres como Knoll, Fritz Hansen, Lange Production, Cado, Cassina o Maxalto al lado de los del mencionado van der Rohe, Warren Platner o Arne Jacobsen. Estos binomios, seña de identidad del diseño del siglo XX, aseguran una calidad y respeto a la obra original que, aun produciéndose años después de su concepción, salvaguardan su filosofía.

Lote 35253885. Eero Saarinen para Knoll
Lote 35253879. Arne Jacobsen para Fritz Hansen

 

 

Entrando de lleno en las piezas licitadas, es inevitable hablar de la ya citada silla Barcelona, concebida en origen para la Exposición de Barcelona de 1929 por el que fuera director de la Bauhaus, el cual encontró en Estados Unidos el caldo de cultivo perfecto para el desarrollo de su actividad creadora y docente. Precisamente en Illinois fue donde conoció a Florence Knoll, concediéndole los derechos para lo explotación de su obra, incluyendo la “colección Barcelona”, presente en la subasta.

Le Corbusier es otro de los nombres destacados del día 7, junto a Pierre Jeanneret, primo suyo, y Charlotte Perriand. Este fructífero triunvirato, que se alargará desde 1927 hasta 1937, abordó con éxito el problema de “l’equipement d’intérieur de l’habitation”, es decir, la nueva organización de los espacios domésticos por medio de muebles modulares de gran versatilidad. La colaboración con Cassina nace en 1964, firmando el primer contrato de exclusividad para la explotación de su obra. Entre estas reediciones encontramos las butacas Grand Confort LC2, convertidas hoy en clásicos atemporales.

Lote 35286503. Le Corbusier. Sillones LC2 para Cassina

 

 

Dentro de la península ibérica estas colaboraciones también son habituales, como puede ser la del diseñador Jaime Hayón, Premio Nacional de Diseño en el año 2021, para Fritz Hansen. Destacamos el Sillón Ro o la pareja de sillones Fri, respectivamente.

Lote 35253884. Jaime Hayón. Sillón Ro para Fritz Hansen
Lote 35286498. Jaime Hayón. Sillones Fri para Fritz Hansen

 

 

Finalmente, en la subasta de vidrio italiano la pequeña isla de Murano es líder indiscutible, como no podía ser de otra manera, con artistas de la talla de Ercole Barovier en colaboración con Barovier & Torso, empresa familiar de la que se convertiría en cabeza visible en 1936 y, tras la unión en 1942 a Ferro-Toso, cambiaría su nombre al mencionado. El lote 35376050 pertenece a la serie Porpora iniciada en 1954, cuyo leitmotiv es la pigmentación en tonos malva sin fusión del vidrio.

Lote 35376050. Ercole Barovier, para Barovier & Torso

En conclusión, se trata de una oportunidad única para adquirir piezas que han dejado su huella de manera inmarcesible en la historia del arte, obras que han abandonado su condición de útiles domésticos para elevarse como iconos del diseño, concebidos por toda una generación a la vanguardia de la creación industrial.

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Skateboard Decks: El boom de la cultura urbana

Skateboard Decks: El boom de la cultura urbana

La irrupción de la cultura urbana fue sin duda una de las grandes revoluciones del siglo XX que como no podía ser de otra forma, encontró en el arte una de sus máximas expresiones. En este sentido, la aparición del skateborading como uno de los símbolos por antonomasia de este movimiento sociocultural, se convirtió  también en un medio de expresión para muchos de los grandes artistas y diseñadores que capitanearon el arte urbano.

¿Pero  cuáles son los orígenes de esta fructífera unión entre el mundo del skate y el mundo del arte?

Lote 35352076. Keith Haring. 1986

En 1963, en la ciudad de Malibú, se creó el primer skate de la historia, pero no sería hasta los años 80 cuando causando auténtico furor entre las nuevas generaciones de la época  dando lugar a un nuevo fenómeno: ‘los skaters’. Desde entonces, el skateboard se ha convertido en una filosofía de vida para muchos siendo aun hoy en días uno de los elementos clave de la cultura urbana.

Lote 35346040. Después de Jean-Michel Basquiat
Lote 35352089. Kris Markovich

Por otro lado, el éxito del Street art o arte urbano pese a surgir de forma simultánea al skateboard durante la década de los años 60, no alcanzó su máximo apogeo hasta la década de los 90, cuando gracias a artistas como Keith Haring o Basquiat se convirtió en un fenómeno de alcance mundial que ha pasado a la historia como una de las revoluciones artísticas fundamentales del siglo XX.

Por tanto, no nos debe extrañar que el carácter underground y rebelde del skatebording terminara vinculándose creativamente al del arte urbano o Street art. Unos sancionados por expresar su arte en las paredes, otros por utilizar el mobiliario urbano a su antojo… Sin duda de la combinación de ambos surge una de las expresiones por excelencia de los movimientos contraculturales.

Lote 35346042. Madsaki
Lote 35352080. Haroshi
Lote 35346010. M. Chat

La subasta que tendrá lugar el próximo día 4 de marzo  representa una autentica novedad  dentro del mercado nacional. La colección de más de 100 skates serigrafiados en colaboración con algunos de los artistas, skaters y diseñadores contemporáneos más aclamados es sin duda el conjunto más amplio jamás reunido por una casa de subastas nacional.

El valor de estas tablas creadas en colaboración con las marcas más icónicas del sector se encuentra en las ediciones limitadas, de las cuales muchas de ellas han sido tan exitosas que han llegado al sold out, así como en el diseño y en las ilustraciones que, decorando su parte inferior, se han convertido en el canal perfecto a través del que divulgar el mensaje que el arte callejero lanzó al mundo.

Entre las tablas en licitación encontramos auténticas joyas como la que Kate Haring diseñó en colaboración con la marca New York City Skateboards, en 1986 o las colaboraciones de grandes artistas en activo tan destacados como Damien Hirst, Yayoi Kusama, Jeff Koons, Felipe Pantone, Hiroshi, Murakami, Merilyn Minter o Pure Evil.

Lote 35346039. Yayoi Kusama para MOMA
Lote 35352079. Damien Hirst
Lote 35352167. Takashi Murakami

De hecho, la fiebre de los skates serigrafiados llevó a las grandes figuras de esta autentica filosofa de vida como Bucky Lasek Tom Knox, , Jason Dill o Jake Donnelly a diseñar sus propias tablas junto a marcas tan míticas como Santa Cruz, Supreme Element o The skateroom.

En definitiva, esta subasta que rescata la esencia de la época de esplendor  del skate nos demuestra el impacto que ha alcanzado en el mercado del arte y el lujo, pero también como en los últimos tiempos y gracias a este tipo de expresiones artísticas el arte se ha democratizado para hacerse más accesible al gran público y a nuevos coleccionistas.

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Arte sacro: de lo divino y lo humano

Arte sacro: de lo divino y lo humano

Setdart licita más de quinientas piezas procedentes de una exclusiva colección de arte sacro. Toda una vida dedicada al coleccionismo devocional.

¿Podría llegar siquiera Lutero a imaginar lo que desencadenarían sus noventa y cinco tesis en la puerta de la iglesia de Todos los Santos de Wittenberg? Siglos después, la imaginería sigue estando presente en las calles, con artistas contemporáneos que continúan la senda de aquellos que, años atrás, dotaron de pasión a la madera.

La Iglesia, junto con la Corona, ha sido uno de los principales comitentes de obras de arte a lo largo de la historia, sólo desplazados por la burguesía, cuyo poder fue aumentando exponencialmente desde el siglo XVII. Si bien, y en especial a partir del siglo XIX, la producción de obra sacra ha declinado, todavía existen destacados artistas elaborando piezas de una calidad excepcional y que nada tienen que envidiar a las de talleres anteriores de gran renombre.

Lote 35268623

No es nada común que una colección de este tipo salga al mercado, pudiendo disfrutar de todo un recorrido por la historia del arte sacro. Destaca el lote 35268623, una Virgen de las Angustias, talla granadina de finales del siglo XVII, la cual podemos inscribir en el círculo estilístico del taller de los Mora. Se trata de un magnífico ejemplo de la síntesis entre madera y textil, tan propio de esta tipología de pieza vestidera, pues la capa de terciopelo con bordados de hilo de oro y plata data del siglo XVIII.

Avanzando hasta el siglo XX topamos con uno de los nombres propios de la subasta en el lote 35248518, Castillo Lastrucci, sobradamente conocido en Sevilla por su prolífico papel en Semana Santa, con obra en hermandades como la de El Dulce Nombre o la Hiniesta.

Lote 35248518

Finalmente, y ya en el siglo XXI, Manuel Martín Nieto recoge el testigo, con hasta cuatro piezas, aunque destaca el lote 35268619, una Piedad donde podemos ver materializadas las palabras de Andrés Luque Teruel sobre el imaginero: “es uno de los máximos responsables del intenso brote naturalista que caracteriza la evolución y la brillante transformación de la escultura neobarroca andaluza en las dos primeras décadas del siglo XXI”.

Lote 35268619
Lote 35268624
Lote 35248507
Lote 35268620

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La imagen de la Virgen Maria en el arte: atributos y simbología

La imagen de la Virgen Maria en el arte: atributos y simbología

El culto a la Virgen María ha desempeñado un papel principal dentro de la religión cristiana siendo también uno de los más representados a lo largo de la historia del arte. La devoción que desde los origines del cristianismo se le profesó a Maria como “Madre de Dios”, favoreció la aparición de múltiples iconografías referentes a su vida, así como de  escenas alegóricas dedicadas a  resaltar sus valores humanos y divinos.

La complejidad del ciclo mariano se expresó en multitud de advocaciones marianas, de las cuales cada una adquirió una convención iconográfica que permitía a los fieles identificarlas. A partir de la Edad Media, su representación en el arte experimentó un notable auge, sobre todo gracias a la proliferación de escritos relativos a la Virgen en los que, artistas de todas épocas se basaron para plasmar los múltiples episodios de su vida. Sin duda, la diversidad de fuentes literarias, como son los evangelios apócrifos, la Leyenda Dorada, y los libros de pensadores místicos como San Bernardo, San Buenaventura y Santa Brígida, han constituido un pilar fundamental en la construcción de la iconografía mariana y el modo en el que el arte, ha reflejado la identidad y carácter de la Virgen.

A continuación, os proporcionamos una pequeña guía de sus atributos más habituales y representativos, así como la simbología que esconden tras de sí:

El manto: Es signo de autoridad y atributo de poder. Muchas veces, María lo extiende para cobijar debajo de él a los fieles, lo cruza en el pecho para indicar también su virginidad o lo lleva suelto y arrastrado en señal de luto. Habitualmente el color del manto ha sido el azul como símbolo de eternidad y protección. Sin embargo, existen variaciones donde se la representa con el manto rojo simbolizando el principio de vida

La túnica: Por sus formas amplias que recubren el cuerpo, es símbolo de modestia, así como el talle alto ceñido lo es de virginidad. Como sucede en la representación del manto, su color puede variar siendo el más común el color rojo. No obstante y especialmente en la escuela sevillana del siglo XVII, se impuso el color blanco como símbolo de pureza

Corona de doce estrellas: La estrella hace referencia a la estrella de David y el numero 12 alude a diversos pasajes bíblicos. Además, es el número de la perfección eterna.

Media luna: En contraposición al Sol, la luna simboliza la divinidad femenina y la fertilidad. Colocada bajo los pies de la Virgen, representa el triunfo del cristianismo sobre el islamismo.

Corazón con siete puñales: Simboliza los siete dolores que Maria tiene clavados en su corazón: dolor, angustia, congoja, consternación, martirio, herida y consuelo. Todos ellos se relacionan con el sufrimiento de Maria, que como madre sintió el fatídico destino de su hijo.

El lirio: Como símbolo de pureza, castidad o virginidad es la referencia iconográfica más utilizada en todo tipo de representaciones de la Virgen (particularmente en la escena de la Anunciación). La triple virginidad de María (“antes, durante y después del parto”) se suele indicar con la presencia de tres lirios.

La Rosa: Suele relacionarse con la Virgen como símbolo de sacrificio y de la sangre derramada por Cristo. Asimismo, a menudo se establece una correlación entre ambas siendo la rosa la reina de todas las flores y la Virgen de todas las virtudes

Las Azucenas: Como el lirio, el color blanco de las azucenas nos habla de la virginidad de Maria y a la concepción libre de todo pecado.

El Clavel: Simboliza el amor más puro ya que se cree que el primer clavel brotó de las lágrimas de Maria al ver a su hijo portando la cruz.

La fuente: Este símbolo aplicado a María es interpretado como un elemento vivificador y purificador. Asimismo, alude al origen de la creación ya que como madre de Jesucristo es también madre de la humanidad.

La palma:  La Virgen es simbolizada por la palmera ya que ella es imagen del triunfo de la salvación de Dios, de su esperanza y de su justicia.

La Granada: En el arte cristiano, la granada es un fruto de gran simbolismo. Por un lado, representa la fecundidad, por ser uno de los frutos que más semillas contiene. Asimismo, su presencia en manos de la Virgen hace también referencia a su castidad y a la unión de la Iglesia.

El cedro: Evoca la grandeza y la incorruptibilidad de Maria.

La naranja: esta futa cuando se representa en las manos de Maria simboliza la salvación.

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Setdart presenta: “Coronación de la Virgen”. Retablo en madera tallada, policromada y dorada.

Setdart se complace en presentarles en subasta este espectacular retablo del siglo XVII que por su valor histórico, trabajo artesanal, materiales de primera y la escena religiosa que representa es una pieza magnífica y una oportunidad única. Claro reflejo del barroco conforma una de las corrientes más representativas españolas.

 

Esta fantástica pieza se puede encontrar en subasta hasta el 05 de Julio.

Lote: 35177441  (ACCESO DIRECTO AL LOTE)

Escuela castellana de la segunda mitad del siglo XVII.
“Coronación de la Virgen”.
Retablo en madera tallada, policromada y dorada.
Medidas: 500 x 234 x 56 cm aprox.

35177441-(100)

 

Retablo en madera tallada en altorrelieve, policromada y dorada, enmarcado dentro de la escuela castellana de la segunda mitad del siglo XVII. Cuenta con un marco arquitectónico profusamente decorado. La escena central representa la coronación de la Virgen, con Dios Padre y Cristo rodeados de ángeles. En el ático aparecen Santiago, san Pedro y san Juan, y en la predela san Joaquín, santa Ana y Jesucristo.
El retablo queda enmarcado por dos columnas salomónicas cubiertas por hojas de parra y racimos naturalistas, situadas sobre ménsulas soportadas por atlantes niños. Las columnas dan apoyo al entablamento sobre el que se alza el ático, con perfil retranqueado y dinámico, típicamente barroco, desarrollado en torno a un motivo central de hojas de acanto de gran relieve.
En el panel principal la Virgen, arrodillada sobre un pedestal de querubines, con las manos unidas en gesto de oración y la cabeza humildemente inclinada, es coronada como Reina del Cielo por Cristo y Dios Padre. El primero aparece representado como resucitado, con una túnica dorada y bordada de motivos florales, que deja a la vista su torso desnudo, sosteniendo una estilizada cruz dorada en su mano derecha, mientras alza la izquierda para sostener la corona sobre la cabeza de María. Dios Padre aparece vestido con túnica oscura, también bordada con flores, y sobre ella un manto similar al de Cristo. Apoya su mano izquierda sobre un orbe que simboliza la universalidad de la doctrina cristiana y del acto redentor de Jesús. Tanto Dios Padre como Cristo aparecen sobre gruesos roleos de nubes, apoyados sobre ángeles niños de gran naturalismo y delicadeza. Tras las figuras vemos un paisaje pintado, con una míríada de querubines sobre el cielo y un alto horizonte con árboles de copa redondeada. La escena queda enmarcada por una orla muy claroscurista, típica del pleno barroco, compuesta principalmente por roleos de acanto.

¡No dejen escapar esta oportunidad y hagan sus pujas!

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Francisco Ignacio Ruiz de la Iglesia (1649 – 1704). “Aparición de la Virgen con el Niño a San Felipe Neri”.

Francisco Ignacio Ruiz de la IglesiaLote en subasta:

RUIZ DE LA IGLESIA, Francisco Ignacio (1649-1704).
“Aparición de la Virgen con el Niño a san Felipe Neri”, hacia 1690-1703.
Óleo sobre tabla.
49 x 39,5 cm; 58,5 x 48 cm (marco).

 

Esta obra ha sido atribuida a Ignacio Ruiz de la Iglesia por Ismael Gutiérrez Pastor, de la Universidad Autónoma de Madrid (“Archivo español de arte”, LXXXVI, 342, abril-junio de 2013, pp. 143-162). Gutiérrez Pastor indica que esta obra integra un retrato de san Felipe Neri y una alusión a la Madonna della Vallicella, iglesia romana sede de la Congregación del Oratorio de Feilippo Neri. Continúa señalando que no se refiere a ningún episodio concreto de la vida del santo, sino que busca la exaltación tanto de la devoción de san Felipe por la Virgen como la protección de María hacia una fundación puesta bajo su patrocinio, y que precisamente esto convirtió a la obra en la iconografía devocional más popular de san Felipe Neri durante su proceso de beatificación (1615), éxito que se acrecentó incluso tras la canonización (1622). Respecto a la iconografía, el estudioso señala que sigue modelos italianos, con el santo vistiendo la sotana negra de sacerdote en lugar de la casulla, dado que no se trata de una escena sacramental o milagrosa, sino cotidiana. Asimismo, nos hace ver que el rostro y barba blanca del santo siguen los retratos que se le hicieron en vida, a finales del siglo XVI.

La tabla nos muestra a san Felipe en una terraza abierta, arrodillado y con los brazos abiertos, contemplando a la Virgen que se aparece, con el Niño en el regazo, en la zona superior izquierda del cuadro, en una composición acusadamente diagonal, típica del barroco pleno. Completan la escena dos ángeles niños que portan una corona de rosas y una rama florida de lirios, símbolo de la pureza de María. Junto al santo, en el suelo, vemos el bonete emblema del Oratorio. Como único elemento iconográfico del santo, podemos ver la llama sobre su pecho, símbolo del prodigio de la dilatación del corazón por obra del Espíritu Santo, ocurrida mientras san Felipe oraba en la catacumba de San Sebastiano de Roma el día de Pentecostés de 1544.

Gutiérrez Pastor basa su atribución a Ignacio Ruiz de la Iglesia en un profundo estudio formal, en el que señala en primer lugar que la composición, en diagonal escalonada, es un esquema propio del barroco madrileño. Indica asimismo otros elementos propios de esta escuela, como las formas redondeadas de los ángeles y sus cabelleras rubias. Finalmente elabora un estudio comparativo, donde señala las similitudes entre esta tabla y otras de composición similar tradicionalmente relacionadas con Claudio Coello y recientemente atribuidas a Ruiz de la Iglesia: el dibujo de la “Aparición de la Virgen del Rosario a santo Domingo de Guzmán” (Londres, British Museum), y el lienzo de la “Aparición de la Virgen del Carmen a un caballero de Santiago” (Sevilla, colección particular). Además de estas similitudes, el estudioso indica detalles formales comunes con otras obras del mismo autor como la “Inmaculada Concepción” de 1682 (Boston, Museum of Fine Arts) o el “Martirio de san Andrés” de Casarrubios del Monte (1696). Por otro lado, resalta asimismo en su texto la importante devoción que Ruiz de la Iglesia y su esposa, Ana Vázquez de Parga, profesaban a san Felipe Neri.

Francisco Ignacio Ruiz de la Iglesia fue pintor y grabador, miembro de la escuela barroca madrileña, nombrado en 1701 pintor de cámara de Felipe V. Inició su formación en el taller de Francisco Camilo, donde permaneció entre 1662 y 1666, y posteriormente la completó con Juan Carreño de Miranda, pintor con el que colaboró en las escenas de la capilla de San Isidro en la iglesia de San Andrés de Madrid. También trabajará con José Jiménez Donoso y Claudio Coello, de quienes aprendió rasgos formales propios de la pintura decorativa y también las técnicas del temple y el fresco. Ruiz de la Iglesia realizó principalmente obras de tipo religioso, muchas de ellas frescos en iglesias madrileñas, hoy todas perdidas. También pintó decoraciones palaciegas, como las que proyectó para la celebración de la entrada en Madrid de la reina María Luisa de Orleans (1679) o sus trabajos en el Palacio del Buen Retiro, que le valieron el título de pintor del rey en 1689. A prartir de su nombramiento como pintor de cámara realizará asimismo varios retratos de Felipe V. Como grabador, Ruiz de la Iglesia realizó la serie “Noticias historiales de la enfermedad, muerte y exequias de la esclarecida reina de las Españas doña María Luisa de Orleans”; de Juan de Vera Tassis y Villarroel (Madrid: Francisco Sanz, 1690). Actualmente se conservan obras suyas en el Museo del Prado, la catedral de Valladolid, el Museo Municipal de San Telmo en San Sebastián, el convento de las Calatravas en Madrid y otras colecciones públicas y privadas.
 

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