Written by Andrea Domenech

Importante colección particular. Últimas tendencias: Nuevos paradigmas artísticos

En las últimas décadas y siguiendo el ritmo que marcaron las vanguardias, las corrientes artísticas emergen y se retroalimentan entre si con una rapidez fascinante, desdibujando los límites entre las diversas tendencias que han dado forma al paisaje artístico actual. La multiplicidad de perspectivas, influencias culturales y visiones individuales que conforman la práctica artística contemporánea, transluce mediante la infinidad de estilos y técnicas que, como ya nos planteara el arte conceptual, han revolucionado su propia noción. Artistas como Bernar Venet, Damien Hirst, Jan Fabre, Arne Quinze, David Lachapelle, nos abren la puerta a un universo tan íntimo como colectivo, que logra interpelar al espectador de tantas formas posibles como lo son sus interpretaciones. Lejos de representar los valores plásticos convencionales, el arte se encamina a través de un momento de ruptura hacia nuevos paradigmas que expanden sus límites más allá de sus tradicionales fronteras.

Written by Andrea Domenech

El paisaje lírico de Fernando Zóbel

Como uno de los artistas más en boga del panorama artístico actual, Fernando Zóbel protagoniza nuestra próxima subasta

La brillante generación de Posguerra transformó la práctica artística de entonces en un espacio donde la pluralidad y riqueza creativa fueron un grito por la libertad. En este contexto, resulta imprescindible el trabajo de Fernando Zóbel cuya figura actuó como catalizador de la liberación  artística en España.

Written by Andrea Domenech

Importante colección particular: El poder transformador de las Segundas Vanguardias

La colección en licitación nos introduce en las fascinantes Segundas Vanguardias de la mano de sus grandes protagonistas: Andy Warhol, Keith Haring, Jean Dubuffet, Pierre Alechinsky, Christo, Yves Klein o Nicky de Saint Phalle.

Alrededor de la década de los años 40 arranca un periodo vibrante en la historia del arte cuya huella en el mundo de la creatividad ha ejercido un influjo decisivo en el futuro desarrollo de la práctica artística. Las Segundas Vanguardias trajeron consigo una segunda ola de innovación ruptura y transgresión que desde las Primeras Vanguardias nos conduce hacia un estimulante viaje por un siglo XX absolutamente transformador.

Written by Andrea Domenech

Importante colección particular: El Legado de los grandes artistas del Siglo XX y XXI <br>

Coleccionar arte es una de las actividades más apasionantes, complejas y enigmáticas que el ser humano ha desarrollado desde tiempo inmemorial. ¿Pero qué motivaciones mueven a un determinado individuo a dedicar parte de sus recursos vitales y económicos a la compra de arte de manera apasionante, constante y consciente?

En este aspecto, el extraordinario conjunto de más de 100 obras marcará un antes y un después en el mercado del arte nacional es un ejemplo paradigmático de una colección de arte contemporáneo, forjada a base de un minucioso trabajo de investigación desarrollado a lo largo de dos décadas con un ojo experto y una pasión y sensibilidad artística que translucen en cada obra.  En este sentido, el artífice de haber atesorado este antológico conjunto de obras nos demuestra, una vez más, que cualquier buena colección que se precie debe ser entendida como un ente en continuo desarrollo que evoluciona a medida que nuestra comprensión, conocimientos e intereses lo hacen.

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Eugenio Hermoso Martínez (Badajoz, 1883 – Madrid, 1963). “Retrato de dama en el jardín”.

HERMOSO MARTÍNEZLote en subasta:

HERMOSO MARTÍNEZ, Eugenio (Fregenal de la Sierra, Badajoz, 1883 – Madrid, 1963).
“Retrato de dama en el jardín”.
Óleo sobre lienzo.
Firmado en la zona inferior derecha.
130 x 160,5 cm; 154 x 183,5 cm (marco).

 

Nacido en el seno de una familia de labradores, Eugenio Hermoso inició sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla, becado por el Ayuntamiento y la Diputación de Badajoz. Allí tendría como maestros a Gonzalo Bilbao y José Jiménez Aranda. En 1901 se traslada a Madrid para continuar su formación en la Escuela de San Fernando, y allí se dedicó también a realizar copias de los grandes maestros en el Museo del Prado. Frecuentó por estos años el Ateneo y el Círculo de Bellas Artes, siendo elogiado por intelectuales como Pío Baroja, Díaz Canedo y Juan Ramón Jiménez. A continuación iniciaría un viaje de estudios que le llevó a recorrer Francia y Bélgica, así como las más importantes ciudades italianas: Génova, Pisa, Roma, Nápoles, Florencia, Venecia y Milán. En este viaje Eugenio Hermoso entró en contacto con las vanguardias europeas, conociendo a los impresionistas y admirando los retratos de los sarcófagos egipcios de época romana.

En 1912 embarcó camino de Inglaterra, instalándose en el condado de Cheshire Haylake, exponiendo su obra en Londres ese mismo año. Durante este periodo envía sus obras a la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid, siendo galardonado con primera medalla en 1917. En 1918 se instala obligada y definitivamente en Madrid pues su mujer, que había perdido la razón, fue internada en un sanatorio psiquiátrico. A partir de entonces frecuenta la tertulia nocturna del café Nuevo Levante, a la que acudían los hermanos Ricardo y Pío Baroja, Ignacio Zuloaga, José Gutiérrez Solana y Rafael de Penagos, entre otros; y la del café Maisón Doré, junto a Jacinto Benavente, Manuel y Antonio Machado y Francisco Villaespesa.

En 1922 celebrará su primera gran exposición, en el Museo de Arte Moderno de Madrid, con éxito de público y ventas. En 1926 le fue otorgada la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes, y con anterioridad había sido ya galardonado con primeras medallas en las Exposiciones Internacionales de Barcelona de 1907 y 1911. En 1929 obtuvo la medalla de oro en pintura y la de plata en escultura de la Iberoamericana de Sevilla. Sigue celebrando muestras de su obra en España, así como en Argentina, Chile y Brasil en 1934, habiéndolo hecho con anterioridad en Bruselas, Venecia y La Haya. Catedrático de la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, fue nombrado académico en 1941. Siete años más tarde será distinguido con la medalla de honor en la Nacional. Bajo el seudónimo de Francisco Teodoro de Nertóbriga publicó su “Autobiografía” en 1955, y firmó sus pinturas de carácter satírico. Está principalmente representado en los Museos de Bellas Artes de Badajoz y Sevilla, así como en otras colecciones tanto públicas como privadas.
 

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Víctor Mira (Zaragoza, 1949 – Munich, 2003). “Hilatura”.

VICTOR MIRALote en subasta:

MIRA, Víctor (Zaragoza, 1949 – Munich, 2003).
“Hilatura”, 1984.
Óleo sobre lienzo.
Firmado y titulado en el ángulo inferior derecho. Fechado al dorso.
81 x 100 cm; 85,5 x 105 cm (marco).

 

Escultor, pintor, grabador y escritor, su formación fue básicamente autodidacta. Con dieciocho años realiza su primera exposición individual, en la galería N’Art de Zaragoza, en la que fue además la primera muestra de escultura al aire libre celebrada en dicha ciudad. En 1969 visita Madrid por primera vez, y en 1971 se instala en la ciudad, donde conoce a Luis de Pablo. Al año siguiente asistirá a los Encuentros de Pamplona, entrando en contacto con John Cage, y antes de que acabe el año celebra su primera exposición en Madrid, en la sala Pol Verdié. Al poco tiempo se traslada a Madrid, donde expone en 1973 en la galería Pol Verdié. En 1974, Ana María Canales publica su libro “Víctor Mira, eres mi pintor preferido”, en Madrid, y al año siguiente pasa cinco meses en Heidelberg, donde reside durante cinco meses. Ese mismo año publica “El libro de las dos hojas”. En 1976 comienza en Alemania a trabajar en sus series “Spanische Haltung” y “Manos”.

Tras pasar una temporada a caballo entre Madrid y Alemania, en 1977 se instala en Barcelona. Allí inicia su ciclo de pinturas “Interiores catalanes con tomate”, y en 1979 publica su primer libro de poemas, “El bienestar de los demonios”. Ese mismo año expone individualmente por primera vez en Munich, en la galería Tanit, y comienza a trabajar en su libro “Tierra”. Al año siguiente muestra su obra en los Estados Unidos, en la galería neoyorquina George Staempfli, quien el año anterior había visitado su estudio en Barcelona. También será 1980 el año de su primera exposición individual en Barcelona (galería Artema). Inicia asimismo entonces los trabajos preparatorios para su libro de grabados “Cien imágenes de África”, que se publicará finalmente en 1996 con un texto de Barry Walker, comisario del Museo de Bellas Artes de Houston. En estos primeros años de la década de los ochenta despega definitivamente su carrera internacional, y de hecho en 1981 se publica su primer libro en alemán, “In Buchstaben liegt das Feuer” (Munich, Fred Jahn Gallery). Ese mismo año participa en Prespktive’81, invitado por la feria Art Basel, y se presenta en la galería Dobloug de Oslo.

Su ciclo “Máquina del Gorjeo de Paul Klee”, compuesto por cincuenta y una pinturas, es expuesto ese mismo año en la Thomas Gallery de Munich. En los años siguientes continúa mostrando su obra en Alemania y España, y en 1983 realiza su primer viaje a los Estados Unidos, invitado por el Meadows Museum de Dallas. Ese mismo año trabaja en los talleres de grabado de la Southern Methodist University de Dallas y permanece cinco meses en Nueva York. También en 1983 realiza, en Barcelona, sus primeras series de esculturas en hierro, “Cultura del arco” y “Mediodías”. Durante los años siguientes seguirá celebrando importantes muestras por todo el mundo, además de publicar libros de poemas, ediciones de bibliófilo, obra gráfica, etc. en 1997 es invitado a participar en la Art Biennale de Nueva York por Amy Chaiklin, y seis años más tarde, poco antes de su muerte, recibe el premio al mejor artista español vivo en la Feria ARCO. La más reciente exposición retrospectiva dedicada a este artista se celebró en Düsseldorf, Alemania, en la galería Beck & Eggeling.

Se conservan obras de Mira en museos y colecciones privadas de todo el mundo, destacando el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el MACBA de Barcelona, los de Bellas Artes de Vitoria y Zaragoza, la Fundación Beulas, en Huesca, y el Museo Colecciones ICO, en Madrid, entre otros.
 

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Casimiro Martínez Tarrassó (Barcelona, 1898 – 1980). “Paisaje”.

Casimiro MARTÍNEZ TARRASSÓLote en subasta:

MARTÍNEZ TARRASSÓ, Casimiro (Sarrià, Barcelona, 1898 – Barcelona, 1980).
Paisaje.
Óleo sobre lienzo.
Firmado en el ángulo inferior derecho.
195 x 130 cm; 198’5 x 133’5 cm (marco).

 

Conocido simplemente como Tarrassó, se formó en la Escuela de La Llotja de Barcelona. Completó sus estudios en París, donde pudo conocer de primera mano las obras fauvistas que sacudían el ambiente artístico parisino en ese momento. Fue ante todo paisajista brillante, con un estilo caracterizado por su colorido violento y vivo, muy luminoso. Siguió la estela de los grandes paisajistas catalanes, fijándose sobre todo en Joaquín Mir, aunque con una personalidad claramente diferenciada debida en parte al impacto que el fauvismo tuvo en su pensamiento artístico. Cultivó el bodegón y los paisajes catalanes y mallorquines. Realizó su primera exposición en 1928, en las Galerías Layetanas de Barcelona. Desde entonces se sucedieron sus muestras en Barcelona, Madrid, Palma de Mallorca y Bilbao.

En 1935 visita Mallorca por primera vez, y a partir de 1940 contará con un estudio allí, concretamente en Palma, donde vivió largas temporadas y desarrolló la mayor parte de su producción artística. Tras la Guerra Civil, durante los años cuarenta, Tarrassó tomó parte en varias Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, en sus ediciones de 1942, 1943 y 1950, y celebró no pocas muestras personales en Barcelona, en salas como Augusta, Layetanas, Ars, etc., destacándose entre ellas la que celebró de paisajes pirenaicos en 1948, y la de grandes lienzos de paisajes mallorquines que presentó en 1949. Aunque el paisaje fue siempre el centro de su producción, Tarrassó realizó también obras como la decoración mural de la iglesia de Santa María de Badalona. En Mallorca realizó asimismo una singular empresa, plantando su caballete en las Cuevas de Campanet para captar las estalactitas y estalagmitas de sus cavidades pétreas, desarrollando una serie de obras que presentó en las Galerías Costa de Palma en octubre de 1948. Como es habitual en su obra, en esta pintura destaca la personalidad del colorido, los vivos contrastes cromáticos que dan lugar a una pintura llena de vitalidad y fuerza expresiva. El exaltado cromatismo responde a un estudio detenido y pensado, que se basa en la yuxtaposición de tonos cálidos fríos, azules, principalmente, con luminosos blancos, rosados y lilas, para reforzar la construcción tridimensional del espacio.

A lo largo de su carrera Tarrassó fue distinguido con el Premio Pollença del I Certamen Internacional de Pintura, en 1962; el Santiago Rusiñol en 1972; y las medallas obtenidas en diversas ediciones de los Salones de Otoño de Palma de Mallorca: primera en 1967 y 1973, y de honor en 1970. Tarrassó está representado en diversas colecciones privadas nacionales e internacionales, así como en el Museo y Fondo Artístico de Porreras (Mallorca) y el de Arte Moderno y Contemporáneo de Palma.

 

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Carles Nadal Ferreres (París, 1917 – Sitges, 1998). “Le Jardin”.

CARLES NADALLote en subasta:

NADAL FERRERES, Carles (París, 1917 – Sitges, 1998).
“Le Jardin”.
Óleo sobre táblex.
Firmado en el ángulo inferior derecho.
Con sello del Atelier Carlos Nadal al dorso.
47’5 x 47’5 cm; 79 x 79 cm (marco).

 

Hijo de Santiago Nadal, pintor decorador afincado en París, Carles Nadal vive desde la infancia en Barcelona, donde se traslada la familia debido a una enfermedad del padre. A los trece años empieza a trabajar de aprendiz en un taller de pintura decorativa, y en 1936 recibe una beca del Ayuntamiento de Barcelona para cursar estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de Sant Jordi. Al estallar la Guerra Civil es enrolado en el ejército republicano, con el que luchará en los frentes de Aragón y Tremp. A principios de 1939 cruza la frontera francesa y es internado en el campo de refugiados de Saint Cyprien, donde permanecerá varios meses. Consigue escapar y volver a cruzar la frontera, pero es detenido y encarcelado en Figueras. Bajo libertad condicional vuelve a Barcelona, donde continúa con su carrera artística simultaneando los trabajos de decoración en los estudios de Bellas Artes.

En 1941 debuta en una exposición colectiva de la galería Dalmau, obteniendo buenas críticas. Finaliza sus estudios con buenas notas, obteniendo el reconocimiento de profesores y catedráticos, algunos de los cuales se convertirán en amigos y colaboradores del joven Nadal. De hecho fue uno de ellos, Luis Muntané, quien le facilita exponer individualmente por primera vez en 1944, en la sala La Pinacoteca de Barcelona. Dos años después se traslada a París, becado de nuevo por el Ayuntamiento de Barcelona. Allí trabaja y expone con el grupo Présence de l’Homme, además de participar en los Salones de Otoño. Más tarde asistirá, gracias a una beca del Estado francés, a la Escuela parisina de Bellas Artes. En 1948 contrae matrimonio con Flore Joris, estableciendo su residencia en Bruselas, donde permanecerá hasta mediados de los años setenta. En Bélgica descubrirá, como manifestó él mismo repetidas veces, la luz y el color. Durante estos años seguirá mostrando su obra tanto en España y Bélgica como en Francia, Alemania, Holanda, Suiza, Reino Unido y Estados Unidos.

La pintura de Nadal es de carácter postimpresionista, intensamente colorista, y se basa en la búsqueda de la fuerza cromática como medio más directo de comunicación. Así puede constatarse en la obra que ahora presentamos, donde los intensos contrastes cromáticos entre verdes, azules, naranjas y grises son, sin duda, los protagonistas.

Entre sus premios destacan el Gran Premio de Spa, Bélgica, y su nombramiento como miembro de la Royal Academy of London. Sus obras se encuentran en el Museo de Arte Moderno de Barcelona, el Museo Spa en Bélgica y el Museo Real de Bruselas.
 

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Josep Roca-Sastre Muncunill (Terrassa, 1928 – Barcelona, 1997). “La azotea”.

ROCA-SASTRE MUNCUNILLLote en subasta:

ROCA-SASTRE MUNCUNILL, Josep (Terrassa, Barcelona, 1928 – Barcelona, 1997).
“La azotea”.
Óleo sobre lienzo, encolado sobre tabla.
Firmado en el ángulo inferior derecho.
Medidas: 45 x 50 cm; 50 x 55 cm (marco).

 

Josep Roca-Sastre se forma como discípulo de Ramón Rogent, y realiza varios viajes a París. Se dio a conocer en 1952 en el II Salón del Jazz de Barcelona y en el V Salón de Octubre. En 1958 obtuvo en París el premio Jeune Pinture de la galería Drouant y se integró en el grupo de la sala Parés de Barcelona, donde celebrará exposiciones durante cuarenta años. Expuso su obra en París en 1967, y realizó numerosas muestras en diversas ciudades españolas, además de en los Estados Unidos.

Roca-Sastre partió de un figurativismo esquemático, y desde los años sesenta iniciará un estilo personal, independiente, creando un lenguaje propio. Su estilo derivó en una abstracción constructivista, para de nuevo retornar a la figuración. Así pues, su lenguaje maduro se caracteriza por un estilo figurativo de temática intimista, aplicando una personal y subjetiva mirada tanto en sus escenas de interior como a sus paisajes urbanos, siempre centrados en Barcelona. Su propuesta se centró por tanto en recuperar la mirada de lo próximo y lo cotidiano, lo conocido. En este sentido cabe destacar su serie de “La Pedrera” de Gaudí (1969), edificio donde él mismo tuvo su primer estudio.

En 1966 obtiene el premio Sant Jordi de la Diputación de Barcelona, y dos años más tarde la medalla de honor del Salon des Artistes Français de París. En 1980 fue nombrado académico de la Real Academia de Bellas Artes de Sant Jordi, y en 1993 se le concedió el Premi Quadern de la Fundació Amics de les Arts i de les Lletres de Sabadell. A partir de su fallecimiento se han celebrado retrospectivas de Josep Roca-Sastre en La Pedrera y las salas Parés y Oriol (Barcelona), Muncunill (Terrassa) y Juan Oliver Maneu (Palma de Mallorca). Se conserva obra suya en el Museo Nacional de Arte de Cataluña.
 

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Olga Sacharoff (Tiflis, Georgia, 1889 – Barcelona, 1967). “Paisaje”.

Olga SacharoffLote en subasta:

SACHAROFF, Olga (Tiflis, Georgia, 1889 – Barcelona, 1967).
“Paisaje”.
Óleo sobre lienzo.
Firmado en el ángulo inferior izquierdo.
60 x 73 cm; 71,5 x 84,5 cm (marco).

 

Olga Sacharoff construye en este lienzo un paisaje de clara raigambre postimpresionista, cézanniana, que conserva sin embargo el sabor local, la individualidad de un paisaje concreto, reflejando el amor por la tierra que profesa la pintora. A nivel formal, el paisaje rural cobra vida gracias al contraste de tonos fríos y cálidos, que se repite en todo el escenario, unificándolo; los colores verdes, totalmente anticlásicos, se yuxtaponen a los ocres, rojizos y anaranjados de la tierra y los tejados, y ambas tonalidades se ven enriquecidas por los toques de blancos y grises sabiamente aplicados, aportando brillo, jugando con la luz y construyendo una atmósfera luminosa y acogedora, fruto de un detenido estudio del natural. La pintora construye el paisaje basándose en un dibujo claro y riguroso, que define líneas de fuga claras y limpias, cuya rotundidad parece ordenar el espacio, sometiendo y domesticando a la vegetación, hasta que ésta se libera hacia el fondo, para cubrir por entero las colinas que cierran el espacio. Estos suaves y redondeados montes determinan un horizonte alto, que casi no deja espacio al cielo, aunque sí el suficiente para que las nubes inunden las cumbres más lejanas, desdibujando sus contornos. Por otro lado la luz, en apariencia uniforme (se evitan los contrastes violentos), va señalando los distintos planos que se suceden paralelos, abriéndose desde el primer plano hacia ambos lados, reflejando con naturalismo y sutileza los cambios de luz y de relieve.

Tras estudiar en la Escuela de Bellas Artes de Tiflis, Sacharoff se traslada a Munich en 1910, donde entra en contacto con el expresionismo alemán. Al año siguiente se traslada a París, donde su obra recibe en un primer momento la influencia de Cézanne, para luego evolucionar hacia el cubismo sintético. Al iniciarse la Primera Guerra Mundial Sacharoff se desplaza a España, donde se instala en 1915, pasando primero por Mallorca para finalmente establecerse en Barcelona al año siguiente. De hecho, algunos historiadores señalan que ella fue la introductora del cubismo en la ciudad condal. Desde allí colaboró en la revista “391” de Francis Picabia, considerada portavoz del dadaísmo y que se editaba en Barcelona. Expuso obras en los Salones de Otoño de París de 1920, 1921, 1922 y 1928, obteniendo importantes elogios de la prensa y logrando organizar, en 1929, una muestra individual en la galería parisina Bernheim Jeune, una de las más importantes del momento. Durante estos años celebró una exposición en las Galerías Layetanas de Barcelona (1934) y participó en el Salón de Montjuic, del que fue nombrada miembro en 1935.

Al estallar la Guerra Civil Sacharoff regresa a París, y en 1939 expone en la Perls Gallery de Nueva York. Tras la guerra vuelve a Barcelona, y deja atrás la vanguardia para sumergirse en un gusto naif cercano al noucentisme catalán. Su estilo adoptó rasgos líricos y amables, y se puso al servicio de una visión idealizada de Cataluña: paisajes, costumbres, tipos populares, etc. En general, predominan en este momento las composiciones con múltiples personajes, plasmadas con trazos esquemáticos y vivo colorido. Elegida por Camón Aznar, participa en el I Salón de los Once de Eugenio D’Ors (1943), celebrado en la Galería Biosca de Madrid. Dos años después organiza una retrospectiva de su obra parisina, y en 1960 la Dirección General de Bellas Artes le dedica una exposición antológica. En 1964 se le concedió la Medalla de la Ciudad de Barcelona. Sacharoff también abordó la ilustración de libros, con ejemplos como “La casa de Claudine” de Colette (1944) y “Netochka Nezvanova” de Dostoievski (1949). Recientemente se le dedicó una antológica a dúo con María Blanchard en Bilbao (Sala de Exposiciones BBK, 2002). Olga Sacharoff está representada en la Fundación Mapfre de Madrid, el Centro Nacional Reina Sofía, el Museo Thyssen-Bornemisza, el de Art Nouveau y Art Déco Casa Lis, el Marés, el Pablo Gargallo de Zaragoza y el del monasterio de Montserrat, entre muchos otros.

 

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Rafael Zabaleta Fuentes (Quesada, Jaén, 1907 – 1960). “Parque nevado”.

ZABALETA FUENTESLote en subasta:

ZABALETA FUENTES, Rafael (Quesada, Jaén, 1907 – 1960).
“Parque nevado”.
Óleo sobre lienzo.
Firmado en la zona inferior izquierda.
Medidas: 50 x 61 cm; 76 x 86 cm (marco).

 

En esta obra Rafael Zabaleta construye un escenario sombrío y poético, trabajado con un lenguaje reducido a su esencia, enormemente expresivo en su simplicidad, basado en el contraste entre la racional composición y la libre disposición de las ramas peladas de los árboles, que se enmarañan creando una suerte de celosía que cubre el cielo, manteniendo su transparencia.

Nacido en el seno de una familia acomodada, Rafael Zabaleta manifiesta ya desde niño su afición a la pintura, por lo que tras finalizar sus estudios de bachillerato se traslada a Madrid e ingresa, en 1925, en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando. Allí tendrá como maestros a Lainez Alcalá, Cecilio Pla e Ignacio Pinazo, y en 1932 participa por primera vez en una exposición colectiva, la de los alumnos de San Fernando. Una de sus obras, titulada “La pareja,” será seleccionada para ilustrar la reseña crítica que Manuel Abril realiza para la revista “Blanco y Negro”. Tres años más tarde Zabaleta realiza su primer viaje a París, donde conoce y estudia las obras de los maestros de la pintura contemporánea. En 1937 es nombrado delegado del Tesoro Artístico Nacional, y también por estas fechas inicia una serie de dibujos sobre la Guerra Civil. Al terminar la contienda fue denunciado, y pasó brevemente por el campo de concentración de Higuera de Calatrava y por la cárcel de Jaén, donde le son incautados los dos álbumes de dibujos realizados durante la guerra.

Finalmente liberado, en 1940 se instala en Madrid, donde asiste a las tertulias del Café Gijón y dibuja y pinta en el Círculo de Bellas Artes. Dos años más tarde visita a Aurelio Biosca, director de la madrileña galería Biosca, con una carta de presentación del escultor Manolo Hugué. Allí celebrará su primera muestra individual ese mismo año, tras ser rechazado en la Exposición Nacional de Bellas Artes. Sin embargo, al año siguiente participa en el Primer Salón de los Once y pasa a formar parte de la Academia Breve de Crítica de Arte de Eugenio d’Ors, a la que también pertenecía Biosca. Zabaleta tomará parte en la mayoría de sus Salones de los Once y exposiciones antológicas. En 1945 Zabaleta participa en la colectiva “Floreros y bodegones” realizada en el Museo Nacional de Arte Moderno, mientras sigue exponiendo individual y colectivamente en galerías de la capital. En 1947 realiza su primera muestra personal en Barcelona, en la galería Argos, y se publica su primera monografía. Dos años más tarde viaja de nuevo a París, entrando en contacto con Picasso, Óscar Domínguez, M. Ángeles Ortiz y otros. El año de su definitiva consagración será el de 1951, cuando celebre una exposición individual en el Museo de Arte Moderno de Madrid.

En 1955 obtendrá el Premio de la UNESCO en la Bienal Hispanoamericana de Barcelona. Ese mismo año participa en la Bienal del Mediterráneo celebrada en Alejandría, y realiza una exposición personal en Bilbao. Durante sus últimos años Zabaleta será un artista ya plenamente reconocido, invitado a las más importantes exposiciones y salones tanto en España como en ciudades extranjeras de la importancia de París. La colección más importante de su obra se encuentra en el Museo Zabaleta de Quesada, si bien también está presente en los más prestigiosos museos del mundo, en ciudades como Buenos Aires, Nueva York o Tokio.
 

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Ignacio Gil Sala (Barcelona, 1913 – 2003). “Mujeres en la calle”.

GIL SALALote en subasta:

GIL SALA, Ignacio (Barcelona, 1913 – 2003).
“Mujeres en la calle”.
Óleo sobre lienzo.
Firmado en el ángulo inferior izquierdo.
72,5 x 92 cm; 101,5 x 120,5 cm (marco).

 

Tras iniciar su formación artística con sólo nueve años, Gil Sala ingresa en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona, donde tuvo por maestros a Félix Mestres y Vicente Borrás. Ya en 1930, siendo aún casi un aprendiz, obtuvo la medalla de bronce de la Escuela, y en 1936 ganó por concurso una beca para realizar un viaje de estudios por España. Durante toda su vida Gil Sala se dedicó a viajar tanto por la Península como por diferentes países islámicos y latinoamericanos. Expuso su obra en España, Francia, Filipinas, Suiza, Estados Unidos, Canadá y Colombia, entre otros muchos países, destacando especialmente sus exposiciones individuales celebradas en las galerías Costa (Palma de Mallorca, 1940), Augusta (Barcelona, expone periódicamente desde 1940), Lars Laine (Palm Springs, 1952), Toisón (Madrid, 1956), Cano (Madrid, expone bianualmente desde 1958) y Cézanne (Cannes, 1956 y 1966).

A partir de 1997, y hasta su fallecimiento, mostró su obra habitualmente en las galerías del Grup d’Art Escolà, que le dedicó varias exposiciones homenaje tras su muerte. Los reconocimientos artísticos y humanos han sido constantes, aunque no tantos como se merecía, y como ejemplo citaremos la calle que le dedicó el pueblo de Castelldefels, donde residió, o el que el Consejo Insular de las Baleares le otorgase un galardón por las numerosas veces que inmortalizó las tierras, las gentes y el mar de Ibiza. Dibujante extraordinario, ágil manejando el lápiz y el carboncillo, Gil Sala inmortalizó paisajes de toda España, puertos pesqueros del Mediterráneo, distintas ciudades europeas, etc., todos plasmados a través de una pincelada rotunda y un estudiado colorido. Entre sus premios destacan la Medalla de Plata de la Escuela de Bellas Artes de Barcelona (1930), la Primera Medalla en la Exposición Internacional de Palma de Mallorca (1941), el premio en la Exposición Nacional de Barcelona (1944), y dos primeros premios y un primer premio extraordinario en la Exposición Pintores de África (1955, 1960 y 1961). Asimismo, tras su muerte se le dedicaron varios homenajes, entre ellos las exposiciones celebradas en las galerías Terra Ferma de Lleida en 2004 y Salduba de Zaragoza en 2007, ambas pertenecientes al Grupo Escolà.
 

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Antoni Clavé Sanmartí (Barcelona, 1913 – Saint Tropez, Francia, 2005). “Les Saintes Maries”.

Lote en subasta:
Antoni CLAVÉ SANMARTÍ
CLAVÉ I SANMARTÍ, Antoni (Barcelona, 1913 – Saint Tropez, Francia, 2005).
“Les Saintes Maries”, 1950.
Óleo sobre cartón.
Firmado en el ángulo inferior derecho.
Con documentación al dorso, firmada por Nathalie Clavé.
Obra registrada en los Archivos Antoni Clavé, París, número 50 HPP 4.
50 x 65 cm; 70 x 85 cm (marco).

 

En esta obra Clavé aborda un tema religioso, la representación de las Tres Marías, con un lenguaje de transición entre la figuración de su primera época y la abstracción que dominará su obra más adelante, apoyado en un tratamiento lumínico que tiene mucho que ver con el barroco español. De hecho, en la obra de Clavé es una constante la influencia de autores clásicos españoles como El Greco, Zurbarán o Velázquez, una influencia que en ocasiones se convierte en referencia directa. Así, aquí el artista recoge el testigo del tenebrismo español más dramático, acercándose incluso al expresionismo a través del magistral trabajo de luces y sombras. Mediante una materia viva, fluida en unas zonas y densa en otras, que evidencia la mano del artista y combina planos con manchas, gotas con pinceladas, el maestro catalán construye un espacio metafísico que va más allá de la referencia a lo real para devenir una realidad autónoma, en la cual lo emocional y lo dramático son los absolutos protagonistas.

Antoni Clavé es una de las más relevantes figuras del arte contemporáneo español. Formado en la Escuela de Bellas Artes de Sant Jordi de Barcelona, Clavé se dedica en un primer periodo al grafismo publicitario, la ilustración y las artes decorativas. En 1936 toma parte activa en la Guerra Civil, en las filas republicanas, lo que le lleva a exiliarse a Francia al terminar la contienda. Este mismo año de 1939 expone los dibujos que realizó en los campos de batalla. Se instala en París, donde conoció a Vuillard, Bonnard y Picasso. A partir de esta época, Clavé empieza a desarrollar una obra marcada por una plástica distinta, menos clásica. Durante este periodo sus figuras fueron perdiendo precisión y forma, dando paso al trazo y a una personal gama de colores y texturas que protagonizarán desde entonces sus obras.

Gozaba ya de un gran prestigio internacional en el momento en que se inicia su reconocimiento en España, a partir de su exposición en la sala Gaspar de Barcelona, en 1956. En 1952 realiza los decorados para la película “Hans Christian Andersen”, de Charles Vidor, y obtiene una candidatura al premio Óscar. En 1954 abandona la decoración para dedicarse a la pintura. En la década de los sesenta realizó un homenaje al Greco, y su pintura de este momento revela las influencias recibidas de dicho maestro, así como de los pintores del barroco. Toma especial relevancia la temática del caballero de la mano en el pecho, referente que se repetirá en las obras futuras de Clavé. Este periodo se caracteriza por el paso definitivo a la abstracción. En los años setenta continúa la evolución en la obra de Clavé, utilizando técnicas diversas como el collage, e inventando nuevas como el “papier froissé”, fruto de una casualidad en el uso del aerosol sobre papeles arrugados.

En 1978, el Museo Nacional de Arte Moderno de París, actual Centro Georges Pompidou, le dedicó una retrospectiva que le convirtió en uno de los artistas de más prestigio de su generación. En la década de 1980 dedicó una serie de obras a Picasso, bajo el título de “A don Pablo”. Sus últimas obras se caracterizan por la recreación de texturas dentro de la abstracción, con una profusa utilización del “papier froissé”. Fue premiado en la Hallimark de Nueva York en 1948, en la Bienal de Venecia de 1954 y en la Bienal Internacional de Tokio de 1957. En 1984 el Estado Español reconoció su valía artística con la exposición de más de cien de sus obras en el pabellón español de la Bienal de Venecia. Ese mismo año le fue concedida la Medalla de Oro de la Generalitat de Cataluña. La obra de Clavé se encuentra, entre muchos otros, en los museos de Bellas Artes de Bilbao, Tate Gallery, de Arte Moderno de París y Tokio, el British Museum y en el Reina Sofía de Madrid.
 

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Jorge Castillo Casalderrey (Pontevedra, 1933). “Portal metafísico en Estocolmo”.

CASTILLO CASALDERREYLote en subasta:

CASTILLO CASALDERREY, Jorge (Pontevedra, 1933).
“Portal metafísico en Estocolmo”, 2014.
Acrílico sobre lienzo.
Adjunta certificado de autenticidad.
Firmado en el ángulo inferior izquierdo. Fechado y titulado al dorso.
Medidas: 150 x 150 cm.

 

En esta obra Castillo vuelve su mirada hacia los espacios metafísicos de Giorgio de Chirico, si bien su mirada se traslada desde el sur hacia el norte, a la ciudad de Estocolmo. En este paisaje urbano tan diferente las arquitecturas clásicas, atemporales e icónicas conviven con volúmenes arquitectónicos radicalmente modernos, de formas geométricas limpias y depuradas. Castillo hace hincapié en este contraste de imágenes, construyendo a través de él un espacio que atraviesa el alma de la ciudad, yendo más allá de la apariencia para captar el espíritu del lugar.

Desde niño, Jorge Castillo se apasiona por el dibujo, y con sólo diez años realiza, con lápices de colores, su primera copia de Rubens. Según Castillo, la pintura de Rubens le enseñó a entender el cubismo de Braque y Picasso. Ha vivido en Argentina, España, Francia, Italia, Alemania y los Estados Unidos, y desde 2008 reside en Ibiza. Se crió en Buenos Aires, donde pasaba largas horas en el puerto, además de dedicar su tiempo a pintar y escribir. Por estos años empieza a mostrar sus pinturas, llegando a exponer en el Salón de Mayo. También publicó poemas y relatos cortos en revistas. No obstante, a la edad de veintidós años decide dejar su ciudad y marchar a París. Sin embargo, por razones económicas se radicará en España, concretamente en Madrid, donde pasará seis años, entre 1957 y 1963, los tres primeros de ellos viviendo como vagabundo. No obstante, su contacto con Viola y Jorge Cela, que quedaron impresionados por sus dibujos, cambiarían el rumbo de su vida.

Por estos años irá poco a poco decantándose por la técnica del grabado, que será desde entonces uno de sus principales medios de expresión. Empieza entonces a despuntar como artista, a vender sus primeras obras y a establecer algunos contactos importantes, protegido por Luis González Robles, quien en 1960 lo llevó a la Bienal de São Paulo. Allí sus obras sorprendieron y obtuvieron elogiosas críticas, y por estos años expondrá también en Madrid y Barcelona, así como en San Francisco, Lisboa, Pittsburgh y Tokio. Y fue en 1964, año de su participación en la Bienal de Venecia, cuando al fin se le abrieron las puertas de París, gracias al contrato que firmó con el marchante André Schoeller. En la capital francesa se establecerá durante casi cuatro años, hasta 1967, y allí visitará asiduamente el Museo del Louvre y continuará celebrando exposiciones, cada vez más exitosas. En 1967 Castillo abandona París y se traslada a Ginebra, dado que Schoeller había vendido su contrato al suizo Jan Krugier, por entonces uno de los galeristas más importantes de Europa. No obstante, no le gustó la ciudad, por lo que marchó a Boissano, en Italia. En este país se empapará de arte italiano clásico, especialmente del Trecento y el Quattrocento, y en 1969 es invitado por el gobierno alemán para trabajar en Berlín, ciudad en la que residirá hasta 1975. En 1970 expuso en la Nationalgalerie de la capital alemana, la primera gran exposición dedicada, en un museo, a un periodo concreto de su carrera, y después en numerosas galerías berlinesas.

Cuando deja Berlín Castillo se traslada a Barcelona, siendo para entonces un pintor reconocido en Europa y América. Allí expondrá regularmente en la galería Joan Prats, y conoció a Salvador Dalí. Por estos años comienza a visitar Nueva York y finalmente se instala allí en 1981, permaneciendo en la ciudad hasta 1992. Allí fue contratado por la prestigiosa galería Marlborough, y siguieron sucediéndose sus éxitos. A lo largo de su carrera, Castillo obtuvo premios como los Internacionales de Dibujo (1964) y de Pintura (1975) de Darmstadt, el Ciudad de Pontevedra (1994), y el Cultura Viva de las Artes Plásticas (2006). Se puede contemplar obra de Jorge Castillo en el Museo de Bellas Artes de Lausana, la Fundación Juan March, las Galerías Nacionales de Edimburgo y Berlín, los Museos de Arte Moderno de San Francisco y Vitoria, la Kunsthalle de Bremen, el Albertina de Viena, la Biblioteca Nacional de España y el Guggenheim de Nueva York, entre otros.
 

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Rafael Durancamps Folguera (Sabadell, 1891 – Barcelona, 1979). “Sardanes”.

35027128-(100)

Lote en subasta:

DURANCAMPS I FOLGUERA, Rafael (Sabadell, 1891 – Barcelona, 1979).
“Sardanes”, Cadaqués.
Óleo sobre lienzo. Con boceto al dorso.
Firmado en el ángulo inferior izquierdo.
Medidas: 59 x 74 cm; 79 x 95 cm (marco).

 

En esta obra Durancamps nos ofrece una bella estampa festiva, típicamente catalana tanto por el baile representado –una sardana- como por el paisaje, la escarpada costa de la localidad de Cadaqués, en la Costa Brava. La composición es amplia, marcada por un punto de vista algo elevado que permite un amplio desarrollo del paisaje en profundidad. No obstante, los absolutos protagonistas son los personajes que bailan en primer plano, tomados de las manos. En primer término, frente a ellos, vemos a un perrillo que ladra, con el cuerpo en tensión, un detalle que refuerza el carácter narrativo de la escena. Más allá vemos a un grupo de personas sentadas en el suelo, contemplando a los danzantes, y un segundo corro de bailarines.

Rafael Duran i Camps, más conocido como Durancamps, fue discípulo de Vila Cinca en la Escuela Industrial de Artes y Oficios de Sabadell. Más adelante conocerá a Joaquín Mir, con quien estableció una estrecha relación, y cuyo estilo influyó en el colorido del lenguaje de la primera época de Durancamps. Expuso por primera vez en 1917, en las Galerías Layetanas de Barcelona, cosechando un éxito que le animó a seguir pintando pese a la oposición de su familia. Pasó varias temporadas en Madrid, donde estudió a los maestros del Museo del Prado, y a continuación viajó a Italia. Regresa a Barcelona y participa en diversos certámenes, obteniendo importantes premios como la medalla Masriera de 1920, además de realizar varias exposiciones en la sala Parés. En 1921 viaja por primera vez a París. Su obra en este momento se acerca al impresionismo, pero también denota las influencias de Zurbarán, El Greco y el colorismo veneciano, conjugando la precisión del dibujo con la gravedad del color. En 1926 regresa a Francia y se instala en Passy, ciudad en la que residirá hasta 1939.

Durante estos años conoce a Picasso, que le anima a celebrar exposiciones en la galería Zak, muestras en las que obtuvo un considerable éxito, que fue acrecentándose en sus sucesivas exposiciones. Regresa a España y se instala en San Sebastián, pero sigue manteniendo una estrecha colaboración con la Sala Parés, donde siguió realizando exposiciones hasta su muerte. Asimismo, celebró distintas exposiciones en Madrid, Sabadell, Bilbao, Valencia, Londres y Filadelfia. Si bien su primera etapa estuvo influenciada por Mir, Durancamps pronto evolucionó hacia una concepción más personal, dando especial preponderancia a la línea constructiva y a un peculiar colorido de sobria belleza. Sus naturalezas muertas, que trató con profusión de línea y transparencia, son un prodigio de serenidad y elegancia, con un sello tan personal que escapan a cualquier clasificación contemporánea. Sus paisajes y escenas costumbristas, especialmente las capeas en distintos pueblos españoles, son de gran emotividad. Los “cielos de presagio” que expresan el dramatismo de la fiesta evocan su agudo sentido lírico. Está representado en los Museos de Arte Contemporáneo de Barcelona, Madrid, San Sebastián y Buenos Aires, así como en gran número de colecciones tanto españolas como extranjeras.
 

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Jorge Castillo Casalderrey (Pontevedra, 1933). “Barcelona. Cerca del mar”.

CASTILLO CASALDERREYLote en subasta:

CASTILLO CASALDERREY, Jorge (Pontevedra, 1933).
“Barcelona. Cerca del mar”.
Acrílico sobre madera entelada.
Adjunta certificado de autenticidad.
Sin firma. Fechado y titulado al dorso.
Medidas: 130 x 95 cm.

 

Desde niño, Jorge Castillo se apasiona por el dibujo, y con sólo diez años realiza, con lápices de colores, su primera copia de Rubens. Según Castillo, la pintura de Rubens le enseñó a entender el cubismo de Braque y Picasso. Ha vivido en Argentina, España, Francia, Italia, Alemania y los Estados Unidos, y desde 2008 reside en Ibiza. Se crió en Buenos Aires, donde pasaba largas horas en el puerto, además de dedicar su tiempo a pintar y escribir. Por estos años empieza a mostrar sus pinturas, llegando a exponer en el Salón de Mayo. También publicó poemas y relatos cortos en revistas.

A la edad de veintidós años decide dejar su ciudad y marchar a París. Sin embargo, por razones económicas se radicará en España, concretamente en Madrid, donde pasará seis años, entre 1957 y 1963, los tres primeros de ellos viviendo como vagabundo. No obstante, su contacto con Viola y Jorge Cela, que quedaron impresionados por sus dibujos, cambiarían el rumbo de su vida. Por estos años irá poco a poco decantándose por la técnica del grabado, que será desde entonces uno de sus principales medios de expresión. Empieza entonces a despuntar como artista, a vender sus primeras obras y a establecer algunos contactos importantes, protegido por Luis González Robles, quien en 1960 lo llevó a la Bienal de São Paulo. Allí sus obras sorprendieron y obtuvieron elogiosas críticas, y por estos años expondrá también en Madrid y Barcelona, así como en San Francisco, Lisboa, Pittsburgh y Tokio.

Fue en 1964, año de su participación en la Bienal de Venecia, cuando al fin se le abrieron las puertas de París, gracias al contrato que firmó con el marchante André Schoeller. En la capital francesa se establecerá durante casi cuatro años, hasta 1967, y allí visitará asiduamente el Museo del Louvre y continuará celebrando exposiciones, cada vez más exitosas. En 1967 Castillo abandona París y se traslada a Ginebra, dado que Schoeller había vendido su contrato al suizo Jan Krugier, por entonces uno de los galeristas más importantes de Europa. No obstante, no le gustó la ciudad, por lo que marchó a Boissano, en Italia. En este país se empapará de arte italiano clásico, especialmente del Trecento y el Quattrocento, y en 1969 es invitado por el gobierno alemán para trabajar en Berlín, ciudad en la que residirá hasta 1975.

En 1970 expuso en la Nationalgalerie de la capital alemana, la primera gran exposición dedicada, en un museo, a un periodo concreto de su carrera, y después en numerosas galerías berlinesas. Cuando deja Berlín Castillo se traslada a Barcelona, siendo para entonces un pintor reconocido en Europa y América. Allí expondrá regularmente en la galería Joan Prats, y conoció a Salvador Dalí. Por estos años comienza a visitar Nueva York y finalmente se instala allí en 1981, permaneciendo en la ciudad hasta 1992. Allí fue contratado por la prestigiosa galería Marlborough, y siguieron sucediéndose sus éxitos. A lo largo de su carrera, Castillo obtuvo premios como los Internacionales de Dibujo (1964) y de Pintura (1975) de Darmstadt, el Ciudad de Pontevedra (1994), y el Cultura Viva de las Artes Plásticas (2006).

Se puede contemplar obra de Jorge Castillo en el Museo de Bellas Artes de Lausana, la Fundación Juan March, las Galerías Nacionales de Edimburgo y Berlín, los Museos de Arte Moderno de San Francisco y Vitoria, la Kunsthalle de Bremen, el Albertina de Viena, la Biblioteca Nacional de España y el Guggenheim de Nueva York, entre otros.

 

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Albert Léon Gleizes (Francia, 1881 – 1953). “Composition aux personnages”, 1923.

Albert GleizesLote en subasta:

GLEIZES, Albert Léon (Francia, 1881 – 1953).
“Composition aux personnages” o “Femme à la guitarre” o “Personnage dans un décor cubiste” o “Madame Gleizes au chevalet”, 1923.
Óleo y gouache sobre cartón.
Firmado y fechado en el ángulo inferior derecho. Certificado al dorso por la mujer del artista, Juliette Roche-Gleizes.
32 x 27 cm; 59 x 48,5 cm (marco).
Obra catalogada en “Albert Gleizes. Catalogue raisonné”, p. 375 (Somogy Editions d’Art, 1998).

 

En esta obra Gleizes trabaja con la línea, el plano y textura, conjugando formas irregulares para construir cuerpos y espacios, introduciendo incluso un cierto juego de luces y sombras a través del trazo, grueso y expresivo, mutable, que cobra un especial protagonismo en la zona central de la obra, perdiendo intensidad hacia los márgenes. El autor analiza la realidad y la reduce a su esencia, sintetizándola en planos, colores y texturas, indicando más que representando, realizando un proceso de experimentación plástico perfectamente enmarcado dentro del cubismo, ilustración de sus teorías estéticas. Considerado a día de hoy como el gran teórico del movimiento cubista, Gleizes parte de un cubismo sintético inicial, que irá evolucionando a través del creciente interés del artista por la composición, el cromatismo y sus ritmos. Aún mantiene las referencias figurativas, que desaparecerán de su obra poco después, y todavía se aprecia la influencia de la fábrica de textiles que tenía su padre, especialmente en los patrones que se asemejan a telas estampadas, utilizados como planos de color.

Durante sus primeros años, Gleizes trabaja en el estudio de diseño industrial de su padre en París. Finalmente, tras completar la enseñanza secundaria, pasó cuatro años en el ejército y luego inició su carrera como pintor, haciendo en un principio paisajes. Sus primeras obras se enmarcan en el impresionismo, con obras como “La Seine à Asnières”, exhibida en la Sociedad Nacional de las Bellas Artes en 1902. Al año siguiente participó en el primer Salón de Otoño de París, y pronto entró en contacto con Fernand Léger, Robert Delaunay, Jean Metzinger y Heri Le Fauconnier. En 1910 se integró en el cubismo, del que fue uno de sus primeros y más importantes teóricos, junto a Metzinger. Ese mismo año expuso en el Salón de los Independientes. Tres años más tarde participó en la colectiva del Armory Show, en Nueva York.

Durante la guerra se alistó de nuevo en el ejército, y tras la contienda se trasladó a Nueva York. También viajará a Barcelona y las Bermudas, y en 1916 celebró su primera exposición individual en las Galerías Dalmau de la ciudad condal. Dos años más tarde lo encontramos plenamente comprometido en la búsqueda de los valores espirituales, que se verá reflejada tanto en su pintura como en sus textos. En 1927 funda en Sablons Moly-Sabata, una comunidad utópica de artistas y artesanos, en cierto modo continuación de la Abbaye de Créteil que había formado, junto a otros artistas y escritores, a las afueras de París en 1906. En 1931, Gleizes participó en el comité de Abstraction-Création que actuó como un foro para el arte no figurativo internacional. Para entonces, su obra refleja el fortalecimiento de sus convicciones religiosas y en 1932, en su libro “La Forme et l’histoire” examina el arte celta, románico y oriental.

Durante estos años impartirá conferencias en Polonia y Alemania, y será contratado para realizar unos murales para la Exposición Universal de París de 1937. Ya casi una década más tarde, entre 1949 y 1950, trabajará en las ilustraciones para el libro de Blaise Pascal “Pensées sur l’homme et Dieu”. En 1951 Gleizes fue nombrado jurado del Premio de Roma, y el gobierno francés le otorgó la Legión de Honor. Considerado gran renovador del arte religioso, en 1951 realizó su última gran obra, un fresco titulado “Eucharist” que pintó para la capilla jesuita en Chantilly. Albert Gleizes está actualmente representado en los Museos Guggenheim de Venecia y Nueva York, el Centro Georges Pompidou de París, la Albright-Knox Gallery de Buffalo, el MoMA y el Metropolitan de Nueva York, el Museo Nacional de Arte Occidental de Tokio, el Reina Sofía de Madrid, la Tate Gallery y el Thyssen-Bornemisza, entre otras colecciones de todo el mundo.

 

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Godofredo Ortega Muñoz (1899 – 1982). “Campos”.

Ortega Muñoz

Lote en subasta:

ORTEGA MUÑOZ, Godofredo (San Vicente de Alcántara, Badajoz, 1899 – Madrid, 1982).
“Campos”.
Óleo sobre lienzo.
Firmado en la zona inferior derecha.
Adjunta certificado de autenticidad emitido por la Fundación Ortega Muñoz.
38 x 46,5 cm; 55,5 x 63 cm (marco).
 

Esta obra será incluida en el catálogo razonado de Godofredo Ortega, en preparación.

Ortega Muñoz fue uno de los grandes creadores del contemporáneo paisaje español. Se inició en el arte siendo aún niño, de manera autodidacta, y pese al consejo paterno en 1919, con veinte años, decide trasladarse a Madrid para dedicarse a la pintura. Allí se dedicará desde el primer momento a realizar copias de los grandes maestros en el Museo del Prado y en el antiguo Museo de Arte Moderno. Continuará así con su formación autodidacta y comenzará a pintar al aire libre en el entorno de la Dehesa de la Villa, acompañado de otros jóvenes artistas como el filipino Fernando Amorsolo.

Un año más tarde decide trasladarse a París, y allí conocerá al que será su gran amigo de por vida, el poeta Gil Bel. En París conoció además la obra de Van Gogh, Gaugin y Cézanne, pero a la vez vivió la crisis formal e ideológica que se desarrollaba en esta época de entreguerras, lo que le llevaría a dejar Francia para viajar al sur, a Italia, donde hallar en los maestros del pasado unos valores más auténticos de espiritualidad, sencillez y pureza. Ortega Muñoz recorrerá Italia de Norte a Sur entre 1921 y 1922, y en el Lago Maggiore conoce al pintor inglés Edgard Rowley Smart, con quien pasará un corto periodo de aprendizaje. Con él Ortega Muñoz llega a la conclusión que, frente a la aparente sinrazón del arte contemporáneo, hay que volver a la naturaleza y devolver al are la autenticidad de las verdades espirituales y de las emociones sencillas.

En 1926 regresa a España, donde protagonizará una de las excursiones fundacionales de la Escuela de Vallecas. Poco después, en 1927, celebra su primera exposición en el Círculo Mercantil de Zaragoza. Entonces deja España de nuevo, y esta vez recorre Centroeuropa, pasando por Zurich, Bruselas y varias ciudades alemanas. En 1928, en Worpswede entra en contacto con una colonia de artistas de lenguaje expresionista, interesados en los paisajes y la vida campesina, como reacción frente a los sofisticados artificios y refinamientos de las vanguardias. Notablemente influido por su experiencia en Worpswede, Ortega Muñoz vuelve a Francia en 1928, y entre 1930 y 1933 sigue viajando entre Centroeuropa y el Norte de Italia; finalmente llega a El Cairo en 1933, una fecha en la que sus capacidades como retratista le han proporcionado un modo de vida desahogado e importantes contactos.

Expone en Alejandría con un enorme éxito, que le llevará a repetir la experiencia un año después, presentando una muestra casi antológica en la que se aprecia ya su amor por la naturaleza, el equilibrio entre el color y el estado de ánimo, y esa atmósfera de quietud y tristeza características de su lenguaje. En 1935 regresa a Epaña y al año siguiente se presenta con una exposición en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. No obstante la guerra civil le lleva a salir de España; tras la contienda regresa a su localidad natal, y se reencuentra por fin con la silenciosa y solitaria extensión de su paisaje y con la cercana realidad de ese mundo que siente como auténticamente propio. Durante la posguerra arranca de nuevo una carrera profesional que le deparará numerosos triunfos, tanto en España como en el extranjero.

Celebrará desde entonces importantes exposiciones individuales, como las que tuvieron lugar en los años cincuenta en el Museo Nacional de Arte Contemporáneo de Madrid, en las Galerías Syra de Barcelona o en el Museo de Bellas Artes del Parque de Bilbao. También participará en la II Bienal Hispanoamericana de La Habana (1953), donde recibe el Gran Premio de pintura, en la Internacional de Venecia (1954) y en la Hispanoamericana de Barcelona (1955), donde se le dedica una sala de honor. Lo mismo ocurrirá más tarde en la Bienal de Venecia de 1957. Este incremento de su actividad expositiva, así como el crecimiento de su fama a nivel internacional, llevarán a una década de los sesenta con importantes exposiciones como la colectiva celebrada en el Guggenheim de Nueva York en 1961. Asimismo, en 1968 se le dedicó una sala monográfica de honor en la última Exposición Nacional de Bellas Artes. Actualmente Ortega Muñoz está representado en la Fundación que lleva su nombre en Badajoz, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el de Bellas Artes de Bilbao y otras colecciones, tanto públicas como privadas.
 

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Pere Pruna Ocerans (Barcelona, 1904 – 1977). “Las bañistas”.

PERE PRUNA OCERANSLote en subasta:

PRUNA OCERANS, Pere (Barcelona, 1904 – 1977).
“Las bañistas”, 1968.
Óleo sobre lienzo.
Firmado y fechado en el ángulo inferior derecho.
Medidas: 130 x 100 cm.

 

En este lienzo Pruna aborda un tema clásico en el arte occidental desde el Renacimiento, y muy recurrente en las vanguardias del periodo de entreguerras, no sólo como tema protagonizado por la belleza femenina, sino también como símbolo de una Arcadia perdida, de un mundo ideal en perpetua calma, donde reina la belleza. De hecho, el pintor construye una imagen de herencia clásica, dominada por una atmósfera silenciosa y estática, contemplativa, en la cual el cuerpo femenino se aleja de toda concepción erótica para encarnar el ideal platónico de perfección imposible en el mundo físico. Esta idea queda reforzada por la propia figuración utilizada por Pruna, de herencia clásica pero sintética en sus formas, reducida a su esencia, más cercana a la representación antigua de lo sagrado que a la captación de una escena real. Esta imposibilidad de existencia real queda destacada por la mirada de dos de las muchachas, que contemplan directamente al espectador con expresión de contenida tristeza, viéndonos sin poder compartir nuestro plano de existencia.

Artista principalmente autodidacta, Pere Pruna completó su formación en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona. Tras empezar a exponer en la ciudad condal siendo aún muy joven, viajó a París en 1921, donde fue ayudado y orientado por Picasso. En la capital francesa realizó una exitosa muestra personal en la Galerie Percier, y entró en contacto con intelectuales como Cocteau, Drieu la Rochelle, Max Jacob y otros, con los que fundó la revista “Philosophie” en 1924. Serge Diaghilev, quien visitó una de sus exposiciones, le propuso además realizar los decorados y figurines del ballet “Les matelots”, en 1925. Desde entonces trabajó asimismo en otras obras musicales, como “La vie de Polichinele” (1934) y “Oriane” (1938), entre otras. En 1928 obtuvo el segundo premio absoluto de la exposición del Carnegie Institute de Pittsburg y posteriormente, de vuela a Barcelona, obtuvo otros galardones como el del concurso “Montserrat visto por los artistas catalanes” (1931) o el Premio Nonell (1936). Este último estuvo rodeado de polémica, porque Pruna lo obtuvo por su óleo “El vi de Chios”, para el cual utilizó como modelo una fotografía publicada en una revista pornográfica parisina. Ante el revuelo causado, Pruna renunció al premio, pero el jurado se ratificó en su decisión.

A raíz del estallido de la Guerra Civil, Pruna se instala en París y continúa con su actividad expositiva internacional, destacando su muestra organizada en Londres en 1937. En paralelo trabaja para los servicios de propaganda de Ridruejo, con obras como el cartel conmemorativo de la promulgación del Fueron del Trabajo, y Eugenio d’Ors, Jefe Nacional de Bellas Artes, le introduce en la representación española de la Bienal de Venecia de 1938. Tras la contienda compaginó las exposiciones de pintura de caballete con la pintura mural, género en el que fueron especialmente celebrados sus trabajos en el monasterio de Montserrat. En 1965 ganó el premio Ciudad de Barcelona, y tres años después fue nombrado académico del Far de Sant Cristòfor. Su estilo, centrado en una figura femenina grácil y estilizada, parte de la clara delicadeza del Picasso rosa y “neoclásico”, y revela un cierto paralelismo con el Novencento italiano, enmarcándose de pleno en la corriente clasicista aparecida en el arte occidental tras la primera oleada vanguardista, y de la cual su amigo Cocteau fue impulsor.

Pruna se centró en el retrato y sobre todo en la figura femenina, plasmando imágenes marcadas por una gran delicadeza y una sobria distinción. Sus representaciones se caracterizan por una línea estilizada y diáfana, y sintonizan con la vuelta al orden posterior a la ruptura que supuso el cubismo en Francia, enlazando así directamente con las vanguardias. Pere Pruna está actualmente representado en el Museo de Montserrat, donde existe un espacio con su nombre, el MACBA de Barcelona y el Museo Maricel de Sitges, entre otros.
 

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Antonio Beneyto (Albacete, 1934)

BENEYTOLote en subasta:

BENEYTO, Antonio (Albacete, 1934).
Sin título, 1986.
Óleo sobre lienzo.
Firmado y fechado al dorso.
210 x 420 cm; 212 x 422 cm (marco).

 

Pintor y escritor, Antonio Beneyto reside desde 1967 en Barcelona, y ha celebrado exposiciones individuales de su obra tanto en España como en Italia, Francia, Portugal, Polonia, Andorra, Suiza, Alemania, Estados Unidos (varias veces en Nueva York), Nicaragua, Chile y Guinea Ecuatorial, entre otros países. Actualmente está representado en el Museo de Arte Contemporáneo de Lódz (Polonia), el de Arte e Historia de Ginebra, el de Albacete, el Fan Museum de Greenwich (Reino Unido), la Fundación Blackheat de Londres, el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid y el Internacional de Arte Contemporáneo de Guinea Ecuatorial, entre otros.
 

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José María Mallol Suazo (Barcelona, 1910 – 1986). “Bodegón con figura”.

José María MALLOL SUAZO

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MALLOL SUAZO, José María (Barcelona, 1910 – 1986).
“Bodegón con figura”, 1966.
Óleo sobre lienzo.
Firmado en el ángulo inferior derecho. Con etiqueta al dorso de la Sala Parés de Barcelona.
64,5 x 91,5 cm; 89 x 116 cm (marco).

Nacido en el seno de una familia muy religiosa, Mallol Suazo se formó en la Escuela de La Llotja, en Barcelona, donde fue discípulo de Félix Mestres y de Ramón Calsina entre 1929 y 1935. Fue dibujante además de pintor, y publicó ilustraciones humorísticas en “En Patufet”, “Virolet” y “L’Esquitx”, revistas con las que colaboró ya desde sus años de estudiante.

Una deformidad congénita en los pies, que le hacía andar con dificultad, le impidió desarrollar la temática paisajística, al no poder desplazarse para realizar la copia la natural. De ahí que se decantase por otros temas, como el bodegón o el retrato. La primera exposición de su obra tuvo lugar en el Salón de Arte Contemporáneo de Barcelona de 1936, meses antes del estallido de la Guerra Civil. Ese mismo año fue premiado en la Exposición de Primavera de la ciudad condal. La contienda fuerza la dispersión de su familia, pero Mallol permanecerá en Barcelona, donde se dedica por completo a pintar y obtiene, en 1938, el Premio Nonell de Pintura, concedido por la sala Tardor. En 1945 pasa a formar parte del grupo de artistas de la sala Parés, galería en la que conocerá al coleccionista Josep Omar Gelpi, quien se convertirá desde entonces en su marchante.

Considerado como una de las más destacadas promesas de la pintura joven catalana, en 1953 participó en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Barcelona con un desnudo, y en 1959 visita por primera vez Brasil, país de procedencia de su esposa y al que viajará sucesivas veces a lo largo de su vida. Alejado del sentimiento de “riesgo y aventura” en un sentido plástico, Mallol no se dejó arrastrar por las corrientes artísticas imperantes, manteniéndose fiel siempre a su propio lenguaje realista-poético. En 1987, un año después de su muerte, la Sala Parés le dedicó una gran exposición homenaje, antológica de su obra.

Mallol está representado en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, el de Valls, el Deu Font en El Vendrell, el Archivo Histórico de la Ciudad de Barcelona y la Abadía de Montserrat, además de en importantes colecciones como la de Caixa Terrassa, la Caixa de Catalunya, la Marta María Millet o la Modest Rodríguez Cruells.

 

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Joan Ponç Bonet (Barcelona, 1927 – Saint-Paul, Francia, 1984)

Joan PONÇ BONETLote en subasta:

PONÇ BONET, Joan (Barcelona, 1927 – Saint-Paul, Francia, 1984).
Sin título, 1953.
Óleo sobre lienzo.
Firmado y fechado en el ángulo inferior izquierdo.
Medidas: 65,5 x 99 cm; 88,5 x 122 cm.

 
Obra catalogada en Robert S. Lubar, “Joan Ponç”, p. 285 (Barcelona: Ediciones Polígrafa, 1994) y en “Joan Ponç. Exposición retrospectiva. Del 18 de febrero al 12 de marzo de 1994”, p. 38 (Zaragoza; Museo Camón Aznar, 1994).

En esta obra Ponç se manifiesta como artista brujo, que concibe el arte como magia, como poder extraordinario, un conjuro, algo sobrenatural. Pero el gran maestro catalán no fue sólo eso; su arte es también la exploración de lo negativo, la atracción por lo perverso y lo diabólico, reflejo de un universo plagado de seres monstruosos y malignos, de espíritus satánicos y pérfidos, reflejo de la fascinación que sentía su autor por el mal. Para el espectador, este mundo dramático de Joan Ponç es una metáfora. En cambio, para el artista era su mundo real. Sus monstruos no eran simple fantasía, sino que tenían una vida auténtica y dialogaban con el pintor, dentro de un complejo mundo de personajes y obsesiones. Así, su obra parece realizada bajo la clarividencia de una cierta crisis existencial permanente, reflejando un mundo inteligente, poético y complejo. Por otro lado, su fidelidad a unos planteamientos plásticos que se alejaban de las corrientes dominantes de la época situó a Ponç al margen de los discursos artísticos oficiales. Será la perspectiva del tiempo la que reafirme la relevancia y la excepcionalidad de su trabajo, como también la intensidad de su voz y la necesidad de su redescubrimiento.

Pintor y dibujante, Joan Ponç se formó en Barcelona, en el taller de Ramón Rogent y en la Academia de Artes Plásticas con Ángel López-Obrero. Tras dedicarse a la pintura y el dibujo en el anonimato, realiza su primera exposición individual en 1946, en la Galería Arte de Bilbao, la cual supondrá su definitivo afianzamiento dentro del panorama artístico nacional. En 1948 funda, junto a Tharrats, Puig, Cuixart, Tàpies y Brossa entre otros, el grupo de vanguardia Dau al Set. Seleccionado por Eugenio D’Ors, participó en el Salón de los Once de Madrid en 1951 y 1952. En 1952 participa en la Bienal Hispanoamericana, y al año siguiente pasa una temporada en París, donde conoce a Joan Miró y logra exponer en el Museo de la Villa. Con la recomendación de éste, Ponç logra acceder a los círculos artísticos brasileños, instalándose en São Paulo desde 1953 hasta 1962. En 1954, año de disolución de Dau al Set, realiza una exposición en el Museo de Arte Moderno de la ciudad, con tal éxito que la entidad adquirió la totalidad de las obras. En Brasil conoció las selvas ecuatoriales, donde quedó impresionado por su fauna, especialmente por los insectos, que incorporó a su imaginería. En 1955 fundó el grupo Taüll con Marc Aleu, Modest Cuixart, Jaume Guinovart, Jaume Muxart, Mercadé, Tàpies y Tharrats. Tras regresar a Cataluña a causa de una enfermedad, como artista ya totalmente consagrado realiza muestras en Nueva York, Río de Janeiro, Bonn, París, Frankfurt, Ginebra, Antibes y en diversas ciudades españolas. En 1965 consigue el Gran Premio Internacional de Dibujo en la Bienal de São Paulo. La pintura de Ponç presenta imágenes fantasmagóricas a la vez que dolientes y torturadas, en las que el subconsciente es el protagonista. Para el pintor el arte no es sino una introducción al misterio y a los secretos que encierra el espíritu. Más dibujante que pintor, su obra es extremadamente detallista y minuciosa.

La producción de Ponç se puede dividir en seis periodos: época de Dau al Set (1947), época brasileña (1958), época metafísico-geométrica (1969), etapa de los personajes metafísicos (1970), etapa de la acupintura (1971) y un periodo final de síntesis (1972). Uno de los pintores más singulares y enigmáticos de la historia del arte moderno, Ponç pintaba para sobrevivir al mundo, y convertía cada una de sus creaciones en un acto mágico. Su trayectoria describe un camino circular a lo largo de los años, casi sin evolución, si entendemos como tal el cambio de un lenguaje a otro, la variación de estilos, la transformación de las incógnitas que le llevaban a pintar. Ponç fue un pintor-poeta, que utilizaba los pinceles para descubrir el único mundo que conocía, el más real de todos, aquel mundo que se encuentra en el fondo del propio ser. Es un mundo habitado por extrañas criaturas de cuerpos semihumanos, medio animales, de demonios que nos hacen partícipes de sus actos, de espacios desiertos en los cuales sobresalen montículos simétricos, cráteres en línea, lagunas Estigias bajo cielos oscuros sólo rotos por el brillo de las lunas de colores. Actualmente está representado en el Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de São Paulo, el Museo Patio Herreriano de Valladolid, el MACBA de Barcelona, el Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo en Vitoria, el Museo de L’Empordà y en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

 

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Antonio Vila Arrufat (Sabadell, 1894 – Barcelona, 1989). “Mañana en el campo”.

Antonio VILA ARRUFAT

Lote en subasta:

VILA ARRUFAT, Antonio (Sabadell, 1894 – Barcelona, 1989).
“Mañana en el campo”, 1934.
Óleo sobre lienzo.
Firmado y fechado en el ángulo inferior izquierdo.
Medidas: 116 x 89 cm; 137,5 x 109,5 cm (marco).

 

 
En esta obra Antonio Vila Arrufat nos ofrece un soberbio retrato familiar, que trasciende las rígidas normas del género y se nos presenta como una escena cotidiana, protagonizada por personajes relajados y cómodos, que no ignoran ni olvidan sino que aceptan la presencia del pintor-espectador entre ellos, rompiéndose así la distancia entre los espacios real y pictórico. El punto de vista escogido por el autor es en cierto modo extraño; netamente contemporáneo, rompe las convenciones de la perspectiva académica para mostrarnos un espacio natural organizado en dos planos, con la familia en primer término, resguardada del fuerte sol de la mañana por la fresca vegetación, y un espacio abierto en profundidad al fondo, donde vemos los campos de cultivo, los lejanos edificios de un pueblo, las montañas azuladas por la distancia e incluso un fragmento de un cielo blanqueado por nubes bajas. En este segundo espacio vemos a dos muchachas protegidas del sol por coloridos parasoles, junto a las que juega un perrillo magníficamente captado en pleno movimiento.

Hijo del también pintor Joan Vila i Cinca (cofundador de la Academia de Bellas Artes de Sabadell), y padre del pintor Joan Vila-Grau, Antonio Vila Arrufat se formó principalmente con su padre y en la Escuela de La Lonja de Barcelona, para finalmente terminar sus estudios en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, gracias a una beca concedida por el ayuntamiento de Sabadell. Realizó asimismo diversos viajes de estudios por Francia e Italia, y a su regresó se dedicó principalmente a la pintura mural, sobre todo de temática religiosa, destacando especialmente su altar del Santísimo en la iglesia de la Trinidad de Vilafranca del Penedés (1935) y los de la Sala de la Ciutat en el Ayuntamiento de Barcelona (1950), estos últimos al óleo sobre lienzo. Fue también un destacado grabador, e impartió clases de esta disciplina en la Escuela de Bellas Artes de Sant Jordi de Barcelona, de la que más tarde sería nombrado catedrático (1949 – 1958). Fue académico de las Reales Academias de San Fernando y Sant Jordi, y expuso en España, Italia, Francia y Argentina. Su obra madura se desarrolla a partir de los años veinte, se centra en figuras y maternidades de tono intimista, y se caracteriza por su nitidez y por la serenidad noucentista de su ambientación. Obtuvo varios premios, entre los que destacan la medalla de honor de la Exposición Nacional de Barcelona (1942) y la primera medalla de grabado en la de Madrid (1948).

Aunque cierto sector de la crítica le ha vinculado al Noucentisme, y por edad pertenece a la generación del 17, Vila Arrufat fue siempre un pintor independiente en su trabajo y fiel a su personal temperamento, completamente atemporal. Hoy considerado un clásico de la modernidad, recogió el espíritu de la pintura realista del siglo XIX y lo sumó a su visión matizada por el cubismo, el constructivismo y las corrientes neofigurativas del siglo XX. A lo largo de su extensa trayectoria cultivó la figura, el bodegón, el paisaje y el grabado, además de sobresalir especialmente en la pintura mural. Desde 1919, año en que celebró su primera exposición en las Galeries Laietanes de Barcelona, presentó su obra en distintas ciudades catalanas, así como en Madrid y Sevilla y, fuera de nuestras fronteras, en Buenos Aires y Venecia, entre otras ciudades. Cinco años antes de su muerte, en 1984, el Ayuntamiento de Barcelona le dedicó una importante exposición antológica. Vila Arrufat desarrolló una carrera sin altibajos, de una reiterada depuración estilística, creando obras serenas, equilibradas y armoniosas, cuya factura es reflejo de su personalidad artística. La suya es una pintura de honda sensibilidad, ricos valores plásticos y cromáticos, marcada por un sutil realismo que elimina toda superficialidad. Actualmente Vila Arrufat está representado en el Museo Nacional de Arte de Cataluña y en el de la abadía de Montserrat, así como en la Calcografía Nacional.

 

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Jorge Castillo Casalderrey (Pontevedra, 1933). “Habitación de los mármoles”.

CASTILLO CASALDERREY

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CASTILLO CASALDERREY, Jorge (Pontevedra, 1933).
“Habitación de los mármoles”, 1997.
Óleo sobre lienzo.
Firmado en el ángulo superior izquierdo.
Adjunta certificado de autenticidad.
Medidas: 150 x 150 cm.

 

Desde niño, Jorge Castillo se apasiona por el dibujo, y con sólo diez años realiza, con lápices de colores, su primera copia de Rubens. Según Castillo, la pintura de Rubens le enseñó a entender el cubismo de Braque y Picasso. Ha vivido en Argentina, España, Francia, Italia, Alemania y los Estados Unidos, y desde 2008 reside en Ibiza. Se crió en Buenos Aires, donde pasaba largas horas en el puerto, además de dedicar su tiempo a pintar y escribir. Por estos años empieza a mostrar sus pinturas, llegando a exponer en el Salón de Mayo. También publicó poemas y relatos cortos en revistas.

No obstante, a la edad de veintidós años decide dejar su ciudad y marchar a París. Sin embargo, por razones económicas se radicará en España, concretamente en Madrid, donde pasará seis años, entre 1957 y 1963, los tres primeros de ellos viviendo como vagabundo. No obstante, su contacto con Viola y Jorge Cela, que quedaron impresionados por sus dibujos, cambiarían el rumbo de su vida. Por estos años irá poco a poco decantándose por la técnica del grabado, que será desde entonces uno de sus principales medios de expresión. Empieza entonces a despuntar como artista, a vender sus primeras obras y a establecer algunos contactos importantes, protegido por Luis González Robles, quien en 1960 lo llevó a la Bienal de São Paulo. Allí sus obras sorprendieron y obtuvieron elogiosas críticas, y por estos años expondrá también en Madrid y Barcelona, así como en San Francisco, Lisboa, Pittsburgh y Tokio. Y fue en 1964, año de su participación en la Bienal de Venecia, cuando al fin se le abrieron las puertas de París, gracias al contrato que firmó con el marchante André Schoeller. En la capital francesa se establecerá durante casi cuatro años, hasta 1967, y allí visitará asiduamente el Museo del Louvre y continuará celebrando exposiciones, cada vez más exitosas.

En 1967 Castillo abandona París y se traslada a Ginebra, dado que Schoeller había vendido su contrato al suizo Jan Krugier, por entonces uno de los galeristas más importantes de Europa. No obstante, no le gustó la ciudad, por lo que marchó a Boissano, en Italia. En este país se empapará de arte italiano clásico, especialmente del Trecento y el Quattrocento, y en 1969 es invitado por el gobierno alemán para trabajar en Berlín, ciudad en la que residirá hasta 1975. En 1970 expuso en la Nationalgalerie de la capital alemana, la primera gran exposición dedicada, en un museo, a un periodo concreto de su carrera, y después en numerosas galerías berlinesas. Cuando deja Berlín Castillo se traslada a Barcelona, siendo para entonces un pintor reconocido en Europa y América. Allí expondrá regularmente en la galería Joan Prats, y conoció a Salvador Dalí. Por estos años comienza a visitar Nueva York y finalmente se instala allí en 1981, permaneciendo en la ciudad hasta 1992. Allí fue contratado por la prestigiosa galería Marlborough, y siguieron sucediéndose sus éxitos.

A lo largo de su carrera, Castillo obtuvo premios como los Internacionales de Dibujo (1964) y de Pintura (1975) de Darmstadt, el Ciudad de Pontevedra (1994), y el Cultura Viva de las Artes Plásticas (2006). Se puede contemplar obra de Jorge Castillo en el Museo de Bellas Artes de Lausana, la Fundación Juan March, las Galerías Nacionales de Edimburgo y Berlín, los Museos de Arte Moderno de San Francisco y Vitoria, la Kunsthalle de Bremen, el Albertina de Viena, la Biblioteca Nacional de España y el Guggenheim de Nueva York, entre otros.

 

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Emilio Grau Sala (Barcelona, 1911 – 1977). “Amazone et clown”.

GRAU SALA

Lote en subasta:

GRAU SALA, Emilio (Barcelona, 1911 – 1977).
“Amazone et clown”, París, 1969.
Óleo sobre lienzo.
Firmado en el ángulo inferior derecho. Firmado, fechado, titulado y localizado al dorso.
Medidas: 61 x 60,5 cm; 90 x 91 cm (marco).

 

En esta obra el personalísimo colorido de Grau Sala se expresa en toda su esencia, mostrando su herencia fauvista y su carácter decorativo, que juega con los patrones abstractos, las texturas, la superposición de formas ligeramente indefinidas y el contraste entre tonos fríos y cálidos, siempre luminosos y anticlásicos. Hijo del dibujante Juan Grau Miró, Grau Sala combina su asistencia a la Escuela de Bellas Artes de Barcelona con una formación esencialmente autodidacta. En 1930 realiza su primera exposición, en la galería Badriñas de la ciudad condal.

Al inicio de la Guerra Civil, en 1936, se traslada a París, donde se instala en la colonia de artistas españoles de Montparnasse. Ese mismo año obtiene el primer premio Carnegie. En los veinticinco años que permaneció allí conoció de cerca las vanguardias, aunque se decantó siempre por una figuración colorista, derivada del impresionismo y el fauvismo. Era una vía ya asumida por el circuito comercial, superada en cuando a novedad por el cubismo y el surrealismo, pero que se mantenía viva dentro de un alto nivel gracias a maestros como Bonnard, Chagall y Dufy. De hecho, pronto se dio a conocer en París como sucesor del espíritu y los valores impresionistas, directamente relacionados con Bonnard y Vuillard. Esta opción estilística de Grau Sala condicionó la de su esposa, Ángeles Santos, quien abandonó su singular surrealismo por un paisaje más convencional, una decisión que los críticos no dudaron en lamentar.

El éxito de su estilo llevó a Grau Sala a dedicarse también a la obra gráfica (grabados, litografías, ilustración de novelas, carteles…), así como a los decorados teatrales. La gracia y finura de sus personajes, la vivacidad de los colores y la atmósfera elegante de los ambientes que plasmaba le hicieron cosechar grandes éxitos y reconocimientos por todo el mundo. Celebró diversas muestras individuales, sobre todo en Barcelona y París, pero también en ciudades como Nueva York, Toulouse, Londres o Los Ángeles. En 1963 regresó a Barcelona, cuando la anquilosada figuración de la España franquista empieza a ser contestada por Oteiza, Chillida, Tàpies y el colectivo “El Paso”. Sin embargo, él permanece fiel a su estilo, y hasta su muerte en 1975 trabajará dentro de su propia línea personal, centrada en sus temas favoritos, figuras femeninas, interiores y paisajes, en una ambientación temporal vagamente clásica, nostálgica del siglo XIX.

Tras su muerte, y durante más de una década, Grau Sala quedó ensombrecido por las múltiples novedades que afluían en la España democrática, pero a partir de los años 90, el nuevo auge del coleccionismo de nivel medio relanzó a Grau Sala, al entenderle como intérprete en clave española del impresionismo. Se conservan obras de Emilio Grau Sala en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente y el Instituto Óscar Domínguez de Arte y Cultura Contemporánea.

 

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Luis Gordillo
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Luis Gordillo en Artium, Vitoria-Gasteiz

Artium Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo
presenta la exposición Luis Gordillo XXL/XXI

 

Luis Gordillo

Parque Jurásico. Luis Gordillo 2009

  • Gordillo es una figura esencial de la pintura española y uno de los artistas de mayor proyección internacional.
  • El título de la muestra hace referencia tanto a las dimensiones de las obras presentadas como al hecho de que sean de producción reciente, del siglo XXI.
  • La exposición de Gordillo forma parte, junto con Xuxurlaka, de Juan Mieg, del programa En Paralelo, con el que Artium se rinde al poder de la pintura contemporánea.

 

Luis Gordillo XXL/XXI Pinturas recientes
Director del proyecto: Enrique Martínez Goikoetxea
Desde el 9 de abril hasta el 24 de agosto de 2014
Más información

Luis Gordillo

No te miro no te veo. Luis Gordillo 2010

Artium, Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo presenta la exposiciónLuis Gordillo XXL/XXI (Sala Norte, desde el 9 de abril hasta el 24 de agosto de 2014), en la que el artista sevillano, figura esencial de la pintura española contemporánea, presenta una selección de las obras en las que ha trabajado en los últimos años. El título de la exposición hace referencia tanto a la dimensión de las pinturas, en general de gran formato, como al hecho de que todas ellas hayan sido realizadas en los últimos años, dentro del siglo XXI.

En total se trata de cerca de 40 obras –algunas de ellas constituyen series que se presentan como una unidad- que, unidas al montaje de la exposición, tratan de trasladar al museo la imagen caleidoscópica del taller de Gordillo. Luis Gordillo XXL/XXI forma parte junto con la exposición Juan Mieg. Xuxurlaka del programa En Paralelo, con el que el Centro-Museo trata de hacer coincidir en el tiempo y en el espacio a dos autores que han desarrollado un significativo trabajo en el “paraíso perdido” de la pintura. Es una producción de Artium y cuenta con el patrocinio de la Diputación Foral de Álava y del Gobierno Vasco.

La exposición Luis Gordillo XXL/XXI muestra en las salas de Artium la copiosa fecundidad creativa del autor sevillano. La exposición, cuya selección de obra y articulación ha estado planteada por el propio artista, se gestó un año y medio antes de la fecha de inauguración, durante una visita al estudio del artista. En ese lugar se conformó la estructura básica del proyecto, cuya pretensión podría resumirse en la idea de trasladar la imagen caleidoscópica de su taller al espacio de exposición, es decir, en presentar el trabajo del Gordillo menos mediatizado o influenciado por otros intereses que no sean los propios de la experiencia estética, de su realidad creativa actual. En líneas generales, la selección de obra se ha realizado entre aquellas piezas de su última producción, incidiendo en grandes formatos y aquellas series en las que se encuentra investigando actualmente, dos tipos de obras con una fuerte presencia en su proceso de trabajo.

 


Además…

Juan Mieg. Xuxurlaka
Pinturas recientes
Director del proyecto: Enrique Martínez Goikoetxea
Sala Norte, desde el 9 de abril hasta el 24 de agosto de 2014
Catálogo de la exposición, con textos de Jaime Cuenca, Santiago Arcediano y Enrique Martínez Goikoetxea
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CASTILLO CASALDERREY
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Jorge CASTILLO CASALDERREY (Pontevedra, 1933). “Barcelona. Cerca del mar”.

Lote en subasta:

CASTILLO CASALDERREY

CASTILLO CASALDERREY, Jorge (Pontevedra, 1933).
“Barcelona. Cerca del mar”.
Acrílico sobre madera entelada.
Sin firma. Fechado y titulado al dorso.
Puede adjuntarse certificado de autenticidad, a petición y cargo del comprador.
Medidas: 130 x 95 cm.

 

Desde niño, Jorge Castillo se apasiona por el dibujo, y con sólo diez años realiza, con lápices de colores, su primera copia de Rubens. Según Castillo, la pintura de Rubens le enseñó a entender el cubismo de Braque y Picasso. Ha vivido en Argentina, España, Francia, Italia, Alemania y los Estados Unidos, y desde 2008 reside en Ibiza. Se crió en Buenos Aires, donde pasaba largas horas en el puerto, además de dedicar su tiempo a pintar y escribir. Por estos años empieza a mostrar sus pinturas, llegando a exponer en el Salón de Mayo. También publicó poemas y relatos cortos en revistas. No obstante, a la edad de veintidós años decide dejar su ciudad y marchar a París.

Sin embargo, por razones económicas se radicará en España, concretamente en Madrid, donde pasará seis años, entre 1957 y 1963, los tres primeros de ellos viviendo como vagabundo. No obstante, su contacto con Viola y Jorge Cela, que quedaron impresionados por sus dibujos, cambiarían el rumbo de su vida. Por estos años irá poco a poco decantándose por la técnica del grabado, que será desde entonces uno de sus principales medios de expresión. Empieza entonces a despuntar como artista, a vender sus primeras obras y a establecer algunos contactos importantes, protegido por Luis González Robles, quien en 1960 lo llevó a la Bienal de São Paulo. Allí sus obras sorprendieron y obtuvieron elogiosas críticas, y por estos años expondrá también en Madrid y Barcelona, así como en San Francisco, Lisboa, Pittsburgh y Tokio. Y fue en 1964, año de su participación en la Bienal de Venecia, cuando al fin se le abrieron las puertas de París, gracias al contrato que firmó con el marchante André Schoeller.

En la capital francesa se establecerá durante casi cuatro años, hasta 1967, y allí visitará asiduamente el Museo del Louvre y continuará celebrando exposiciones, cada vez más exitosas. En 1967 Castillo abandona París y se traslada a Ginebra, dado que Schoeller había vendido su contrato al suizo Jan Krugier, por entonces uno de los galeristas más importantes de Europa. No obstante, no le gustó la ciudad, por lo que marchó a Boissano, en Italia. En este país se empapará de arte italiano clásico, especialmente del Trecento y el Quattrocento, y en 1969 es invitado por el gobierno alemán para trabajar en Berlín, ciudad en la que residirá hasta 1975. En 1970 expuso en la Nationalgalerie de la capital alemana, la primera gran exposición dedicada, en un museo, a un periodo concreto de su carrera, y después en numerosas galerías berlinesas.

Cuando deja Berlín Castillo se traslada a Barcelona, siendo para entonces un pintor reconocido en Europa y América. Allí expondrá regularmente en la galería Joan Prats, y conoció a Salvador Dalí. Por estos años comienza a visitar Nueva York y finalmente se instala allí en 1981, permaneciendo en la ciudad hasta 1992. Allí fue contratado por la prestigiosa galería Marlborough, y siguieron sucediéndose sus éxitos. A lo largo de su carrera, Castillo obtuvo premios como los Internacionales de Dibujo (1964) y de Pintura (1975) de Darmstadt, el Ciudad de Pontevedra (1994), y el Cultura Viva de las Artes Plásticas (2006). Se puede contemplar obra de Jorge Castillo en el Museo de Bellas Artes de Lausana, la Fundación Juan March, las Galerías Nacionales de Edimburgo y Berlín, los Museos de Arte Moderno de San Francisco y Vitoria, la Kunsthalle de Bremen, el Albertina de Viena, la Biblioteca Nacional de España y el Guggenheim de Nueva York, entre otros.

 

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BALANYA
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ISMAEL BALANYA I MOIX (Montblanc, 1921 – 2000). “Catalunya”.

BALANYA

 

BALANYA I MOIX, Ismael (Montblanc, 1921 – 2000). 
“Catalunya”, 1973.
Pintura sobre tabla (cuatro plafones). 
Firmado y fechado en la zona inferior derecha del plafón izquierdo.
Medidas: 220 x 893 cm. (dimensiones totales). 
Medidas por plafón: 181,5cm x 218,5cm (plafón 1, castellers); 272,5cm x 218,5cm (plafón 2, prensa de vino y tienda de campaña); 272,5cm x 218,5cm (plafón 3, Montserrat); 106,5cm x 218,5cm (plafón 4, Sagrada Familia). 

 

Ismael Balanyà i Moix nació en el seno de una familia de pintores decoradores e inició su formación en la escuela de dibujo fundada por su padre en Montblanc. Una vez completada esta primera formación, con apenas catorce años, empezó a colaborar con su padre. Con él decoró buena parte de las iglesias de la Conca de Barberà. Tras la Guerra Civil se trasladó a Barcelona, donde se matricularía en la Escuela de Llotja y más tarde en la Escuela Massana mientras continuaba trabajando como pintor decorador. En 1945 decidió buscar un ambiente creativo más libre que el que se vivía en la gris España de posguerra, y después de cruzar a pie la frontera con Francia obtuvo el pasaporte de refugiado político y pudo instalarse en París durante casi tres años y asistir a la Escuela Superior de Bellas Artes, donde practicó intensamente la técnica de la pintura al fresco.

En 1949 volvía a estar instalado en Barcelona y empezó a participar plenamente de la vida artística de la ciudad. A lo largo de los siguientes años tomó parte en diversos certámenes colectivos y exposiciones individuales, como la celebrada en 1960 en la Galeria Jaimes de Paseo de Gracia o el 1961 en la Galeria de Arte Dintel de Santander. En los años ochenta expondría también frecuentemente en la Galería Jaimes de Barcelona y en diversas salas de Montblanc y Reus. En 1965 ingresó como profesor de dibujo, pintura y procedimientos murales en la Escuela Massana de Barcelona y aquí trabajaría alternando la docencia con la práctica pictórica hasta su jubilación en 1986.

Ismael Balanyà trabajaría a lo largo de su carrera en diversos formatos y técnicas, óleo sobre lienzo, acuarela y gouache, grabado y otras. Sin embargo, sin duda la parte más representativa de su producción son las obras de gran formato sobre muro o sobre diversos soportes (lienzo o madera) adheridos al muro. En este apartado se incluye la pintura de grandes dimensiones que ahora presentamos.

La obra es una panorámica turística y cultural de Cataluña, donde el autor ha resaltado, con un trazo colorista y algo naif, tradiciones como los castellers y la sardana, lugares emblemáticos y atracciones turísticas como el Monasterio de Poblet, Montserrat o la Sagrada Familia y productos tan típicos como el cava de Vilafranca del Penedés. La parte central del conjunto, no obstante, está ocupada por una gran tienda de campaña y una familia que juega y se relaja en la playa. El mar Mediterráneo ocupa, además, la parte inferior de toda la composición.

El pintor eligió estos motivos para protagonizar su obra porque ésta fue encargada por el desaparecido cámping El Toro Bravo de Viladecans, un espacio emblemático del ocio de los años cincuenta – noventa en Cataluña, que desapareció en el 2004 debido a la ampliación del aeropuerto del Prat. La pintura está formada por cuatro grandes plafones de madera que pueden montarse formando una superficie plana o en ángulo, dependiendo del espacio al que se adapten.

Buena parte de las obras sobre lienzo de Ismael Balanyà se conservan en el Museo Comarcal de Montblanc y en colecciones privadas catalanas, francesas y alemanas. Muchas de sus obras monumentales se conservan todavía in situ, en la Escuela Massana de Barcelona, el Monasterio de Poblet, el Ayuntamiento de Poblet y diversas casas señoriales, empresas u hoteles.

 

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ANTONI CLAVE
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Antoni CLAVÉ SANMARTÍ (1913 – 2005). “Tête au Fond Blanc”.

Lote en subasta:

ANTONI CLAVE

CLAVÉ I SANMARTÍ, Antoni (Barcelona, 1913 – Saint Tropez, Francia, 2005).
“Tête au Fond Blanc”, 1972.
Técnica mixta sobre papel maruflado sobre lienzo.
Firmado en el ángulo inferior derecho.
Certificados de autenticidad emitidos por el artista y por Nathalie Clavé.
54 x 76 cm; 80,5 x 103,5 cm (marco).
Obra catalogada en los Archives Antoni Clavé con el nº 72 TMCMT 7.

 

En esta obra Antoni Clavé nos propone una escenografía autónoma en sí misma, que trasciende la pintura, confundiendo al ojo, para construir un diálogo entre la realidad y lo pintado por medio de la unión del color, la mancha y el trazo con un objeto real y claramente reconocible como tal que, sin embargo, no está presente sino en forma de huella: un pañuelo de ganchillo. El juego de ilusiones se ve reforzado por el tratamiento de esta huella del pañuelo; Clavé respeta sus perfiles, el más mínimo detalle de su diseño, lo trabaja en color blanco y lo destaca sobre manchas negras que recalcan su tridimensionalidad de modo mucho más efectivo que si se hubiera plasmado directamente sobre el tono neutro, de un inquietante color carne, que ocupa el fondo de la obra.

Antoni Clavé es una de las más relevantes figuras del arte contemporáneo español. Formado en la Escuela de Bellas Artes de Sant Jordi de Barcelona, Clavé se dedica en un primer periodo al grafismo publicitario, la ilustración y las artes decorativas. En 1936 toma parte activa en la Guerra Civil, en las filas republicanas, lo que le lleva a exiliarse a Francia al terminar la contienda. Este mismo año de 1939 expone los dibujos que realizó en los campos de batalla. Se instala en París, donde conoció a Vuillard, Bonnard y Picasso. A partir de esta época, Clavé empieza a desarrollar una obra marcada por una plástica distinta, menos clásica. Durante este periodo sus figuras fueron perdiendo precisión y forma, dando paso al trazo y a una personal gama de colores y texturas que protagonizarán desde entonces sus obras. Gozaba ya de un gran prestigio internacional en el momento en que se inicia su reconocimiento en España, a partir de su exposición en la sala Gaspar de Barcelona, en 1956. En 1952 realiza los decorados para la película “Hans Christian Andersen”, de Charles Vidor, y obtiene una candidatura al premio Óscar. En 1954 abandona la decoración para dedicarse a la pintura.

En la década de los sesenta realizó un homenaje al Greco, y su pintura de este momento revela las influencias recibidas de dicho maestro, así como de los pintores del barroco. Toma especial relevancia la temática del caballero de la mano en el pecho, referente que se repetirá en las obras futuras de Clavé. Este periodo se caracteriza por el paso definitivo a la abstracción. En los años setenta continúa la evolución en la obra de Clavé, utilizando técnicas diversas como el collage, e inventando nuevas como el “papier froissé”, fruto de una casualidad en el uso del aerosol sobre papeles arrugados. En 1978, el Museo Nacional de Arte Moderno de París, actual Centro Georges Pompidou, le dedicó una retrospectiva que le convirtió en uno de los artistas de más prestigio de su generación. En la década de 1980 dedicó una serie de obras a Picasso, bajo el título de “A don Pablo”. Sus últimas obras se caracterizan por la recreación de texturas dentro de la abstracción, con una profusa utilización del “papier froissé”.

Fue premiado en la Hallimark de Nueva York en 1948, en la Bienal de Venecia de 1954 y en la Bienal Internacional de Tokio de 1957. En 1984 el Estado Español reconoció su valía artística con la exposición de más de cien de sus obras en el pabellón español de la Bienal de Venecia. Ese mismo año le fue concedida la Medalla de Oro de la Generalitat de Cataluña. La obra de Clavé se encuentra, entre muchos otros, en los museos de Bellas Artes de Bilbao, Tate Gallery, de Arte Moderno de París y Tokio, el British Museum y en el Reina Sofía de Madrid.

 

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Ismael BALANYA MOIX (Montblanc, 1921 – 2000). “Cataluña”.

Catalunya

 

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BALANYA I MOIX, Ismael (Montblanc, 1921 – 2000). 
“Cataluña”, 1973.
Pintura sobre tabla (cuatro plafones). 
Firmado y fechado en la zona inferior derecha del plafón izquierdo.
Medidas: 220 x 893 cm. (dimensiones totales). 
 

Ismael Balanyà i Moix nació en el seno de una familia de pintores decoradores e inició su formación en la escuela de dibujo fundada por su padre en Montblanc. Una vez completada esta primera formación, con apenas catorce años, empezó a colaborar con su padre. Con él decoró buena parte de las iglesias de la Conca de Barberà. Tras la Guerra Civil se trasladó a Barcelona, donde se matricularía en la Escuela de Llotja y más tarde en la Escuela Massana mientras continuaba trabajando como pintor decorador. En 1945 decidió buscar un ambiente creativo más libre que el que se vivía en la gris España de posguerra, y después de cruzar a pie la frontera con Francia obtuvo el pasaporte de refugiado político y pudo instalarse en París durante casi tres años y asistir a la Escuela Superior de Bellas Artes, donde practicó intensamente la técnica de la pintura al fresco.

En 1949 volvía a estar instalado en Barcelona y empezó a participar plenamente de la vida artística de la ciudad. A lo largo de los siguientes años tomó parte en diversos certámenes colectivos y exposiciones individuales, como la celebrada en 1960 en la Galeria Jaimes de Paseo de Gracia o el 1961 en la Galeria de Arte Dintel de Santander. En los años ochenta expondría también frecuentemente en la Galería Jaimes de Barcelona y en diversas salas de Montblanc y Reus. En 1965 ingresó como profesor de dibujo, pintura y procedimientos murales en la Escuela Massana de Barcelona y aquí trabajaría alternando la docencia con la práctica pictórica hasta su jubilación en 1986.

Ismael Balanyà trabajaría a lo largo de su carrera en diversos formatos y técnicas, óleo sobre lienzo, acuarela y gouache, grabado y otras. Sin embargo, sin duda la parte más representativa de su producción son las obras de gran formato sobre muro o sobre diversos soportes (lienzo o madera) adheridos al muro. En este apartado se incluye la pintura de grandes dimensiones que ahora presentamos.

La obra es una panorámica turística y cultural de Cataluña, donde el autor ha resaltado, con un trazo colorista y algo naif, tradiciones como los castellers y la sardana, lugares emblemáticos y atracciones turísticas como el Monasterio de Poblet, Montserrat o la Sagrada Familia y productos tan típicos como el cava de Vilafranca del Penedés. La parte central del conjunto, no obstante, está ocupada por una gran tienda de campaña y una familia que juega y se relaja en la playa. El mar mediterráneo ocupa, además, la parte inferior de toda la composición. El pintor eligió estos motivos para protagonizar su obra porque esta fue encargada por el desaparecido cámping El Toro Bravo de Viladecans, un espacio emblemático del ocio de los años cincuenta – noventa en Cataluña, que desapareció en el 2004 debido a la ampliación del aeropuerto del Prat. La pintura está formada por cuatro grandes plafones de madera que pueden montarse formando una superficie plana o en ángulo, dependiendo del espacio al que se adapten.

Buena parte de las obras sobre lienzo de Ismael Balanyà se conservan en el Museo Comarcal de Montblanc y en colecciones privadas catalanas, francesas y alemanas. Muchas de sus obras monumentales se conservan todavía in situ, en la Escuela Massana de Barcelona, el Monasterio de Poblet, el Ayuntamiento de Poblet y diversas casas señoriales, empresas u hoteles.

 

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