El coleccionismo de plumas y el arte de la caligrafía.
El estilo que desprende una estilográfica no es comparable al de un bolígrafo, la experiencia a la hora de escribir a mano y ver como la tinta fluye sobre el papel y el texto adquiere un carácter único, convierten ese momento en algo creativo y muy íntimo.
Blanco Sánchez, en su obra ‘Arte de la Escritura y de la Caligrafía’ (1902), definía la Caligrafía como “el arte de representar con belleza los sonidos orales por medio de signos gráficos, o bien, la única bella arte gráfica de la palabra”.
La Caligrafía es una forma de arte que usa la tinta y el pincel para plasmar el alma de las palabras en papel”. Kaoru Akagawa
Si no somos de esas personas que tienen la deliciosa costumbre de firmar nuestros más importantes documentos con una estilográfica, seguro que en nuestra memoria existen imágenes de despachos, casi siempre de profesiones de raigambre liberal o intelectual, donde siempre hay la silueta de una pluma que destaca sobre los documentos, legados y objetos diversos que llenan el espacio.
Las estilográficas de despacho dan una imagen de respeto y empaque y, al observarlas, se piensa en qué documento importante está a punto de ser utilizada.
Como en todas las artes, el coleccionismo de plumas necesita un estudio, especialización y sistematización para otorgarle un mayor sentido a la colección y, con ello, dotarla de valor.
¿Cómo empezar? Si ya tenemos una pequeña colección, debemos preguntarnos que plumas nos atraen más: ¿una marca determinada?, ¿un color?, ¿los sistemas de carga, el país de origen o la época en la que fueron producidas?, ¿los materiales?, … Así pues, existen muchos criterios para empezar y organizar una colección de estilográficas.
Por fabricante. Organizar una colección en orden cronológico de un solo fabricante nos ofrece una visión del desarrollo de la pluma desde la perspectiva de ese fabricante. Si utilizas este criterio, la firma Montblanc puede podría ser un excelente ejemplo.
Por época. Si nos interesa alguna década particular, la de 1950, por ejemplo, o los años de la guerra, entonces coleccionar plumas de esa época nos ayudará a ambientar la atmósfera de una época. A los coleccionistas con estas inclinaciones a menudo les gusta coleccionar material publicitario, efemérides y material de visualización.
Por modelo. Algunos coleccionistas prefieren limitar su colección a un solo modelo –la Parker 51 es una de las grandes favoritas, como lo son la Parker 75 y la Sheaffer Targa–.
Por color. Algunos coleccionistas están fascinados por los patrones tipo marmoreado y los colores fabricados por Conway Stewart, Swan y otros fabricantes.
Por país de origen. Algunos amantes del coleccionismo de estilográficas les fascina especializarse en plumas de un país concreto.
Por ediciones especiales o limitadas. Es algo mucho más actual y que ofrecen la mayoría de las firmas, las ediciones especiales de sus modelos o ediciones limitadas numeradas como el futuro de las colecciones más importantes de plumas.
Las mejoras marcas de plumas estilográficas han desarrollado este accesorio de escritura hasta convertir las plumas en un objeto de coleccionista. Parece muy evidente que la tecnología se ha abierto paso ante los tradicionales métodos de escritura, sin embargo, las plumas estilográficas siguen siendo uno de los objetos de lujo más vendidos en todo el mundo, y es que las estilográficas son un símbolo de distinción y pasión por lo tradicional.
Entre las mejores marcas de plumas estilográficas encontramos casas que han revolucionado la escritura, con patentes que quizás hoy parezcan obvias, pero que en su momento supusieron una revolución.
Así pues, déjate llevar por tu gusto personal y por las posibilidades de tu bolsillo e inicia tu colección.