Lotes destacados en subasta.
A continuación presentamos algunos lotes destacados de la subasta de la semana del 12 de junio al 16 de junio.
La obra del pintor, grabador y escritor José Gutiérrez Solana lleva consigo la huella de la Generación del 98 y su profunda afectación por la crisis moral, política y social desencadenada en España por la derrota militar en la guerra hispano-estadunidense. Su creación artística refleja una visión pesimista y degradada del país, fruto de un profundo conocimiento de sus luces y sombras, haciendo de su arte una herramienta de crítica social en la que no hay redención posible. Su obra será, por tanto, una metáfora de la España más sórdida y grotesca y de su imposible modernización.
Su producción puede estructurarse en torno a tres temas: las fiestas populares, los retratos y los usos y costumbres de la España negra. En este último grupo encontramos escenas donde se representan tabernas, prostíbulos, crucifixiones o como en el caso que presentamos, procesiones. A pesar de la notable originalidad de sus obras , y de ser considerado el creador de un Expresionismo peculiar y trágico, podemos detectar la influencia de algunos de los pintores españoles más significativos como la del barroco Valdés Leal, Francisco de Goya, Eugenio Lucas o El Greco.
La escena que se representa contiene todos los elementos que conformaron el estilo maduro de Solana. La composición dividida en dos planos diferenciados muestra dos pasajes de la Pasión en cada uno de ellos donde los cofrades salen a las calles con sus hermandades al paso procesional. En su lenguaje, los colores oscuros se ponen al servicio de la recreación de los angulosos rostros de sus personajes y su expresividad. Esta se ve potenciada por el empleo de contornos negros muy marcados junto a una potente pincelada que distribuye la densa materia pictórica. Su paleta tenebrista y el acusado claroscuro hace resaltar la intencionalidad del artista por mostrar el oscurantismo de la España del momento. Y es que Solana, en su autenticidad, buscaba a través de su arte mostrarnos su realidad, sin embellecer ni esconder, sacando a la luz los aspectos de una sociedad en crisis.
Reconocido como el artista romántico español que mejor supo interpretar el arte del gran maestro Goya, Eugenio Velázquez pronto se alejó de las enseñanzas académicas para estudiar directamente a los grandes genios de la pintura española. Abandonando así el frio clasicismo que impartían en la Escuela de San Fernando , pudo admirar en el Museo del Prado las obras de Goya convirtiéndose este, en el artista que definitivamente marcó su camino artístico . A partir de entonces, Lucas desarrolló una pintura más imaginativa e intuitiva con escenas llenas de fantasía pero también de intenso dramatismo. Interesado siempre en las nuevas corrientes artísticas, a su muerte dejó un legado artístico de una originalidad y variedad indiscutible.
Realizado en 1851 “Interior de iglesia” representa un ejemplo del inmenso abanico de posibilidades temáticas que el maestro cultivó. Escenas paisajísticas o costumbristas , bodegones, aquelarres o escenas inquisitorias demuestran inequívocamente su interés por plasmar el mundo que le rodeaba de una manera tan personal que le hizo anticiparse a su época. Esta manera de plasmar en el lienzo su visión de las cosas se pone de manifiesto en este magnífico óleo en el que contemplamos una crónica de lo que sucede en el interior de una iglesia. La pincelada nerviosa y curvilínea de factura desenvuelta indica la falta de atención deliberada que le presta al dibujo, llegando a resultar en ocasiones esquemático. Por el contrario, Lucas se decantó por potenciar otros aspectos expresivos como el ritmo de la composición, el cual conseguía a través de estas pinceladas cortas y repetitivas. Como en este caso, las representaciones del artista solían tender a la horizontalidad enmarcando uno de los laterales para sugerir una diagonal, que aquí se da a través del potente foco de luz que entra por la parte derecha superior. Por otro lado, la importancia de la materia en sus lienzos se hace evidente. Los empastes densos de gran riqueza cromática, extendidos en perfecta armonía contribuyen, junto con la presencia de fuertes claroscuros, a la creación de la perspectiva y a resaltar la expresividad y viveza de la escena.
A pesar de haber sido injustamente calificado en ocasiones como un simple copista de Goya, la calidad artística de Eugenia Lucas dentro de la pintura romántica española está fuera de toda duda. De hecho, hacia el año 1868 realizaría un viaje a Venecia que comportó un giro en su trayectoria artística, siendo este, el momento en el que se considera que más alejado estuvo de la alargada sombra de Goya. En palabras de Calvo Serraller e insistiendo en su originalidad “A Eugenio Lucas no parecía caberle otra gloria que la, siempre sospechosa e irritante, de ser un prodigioso copista. ¡Qué triste e inmerecida gloria, verdadera leyenda negra!
Rafael Canogar es sin duda, uno de los artistas más representativos del arte español de la segunda mitad del siglo XX a la vez que uno de los más comprometidos política y socialmente. Tanto es así, que su evolución artística no se puede comprender sin tener presente su lucha por la libertad y la democracia en plena España franquista. Su voluntad de despertar conciencias, de hacer salir de su letargo al país, lo acercó a nuevas prácticas pictóricas internacionales como el Informalismo, simbolizando todo aquello que él buscaba. En él, vio la expresión de la libertad, de lo irrepetible e único, en definitiva, encontró un arte eminentemente intuitivo y pasional. Como resultado de esta lucha nació el grupo madrileño ” El paso” que co-fundaría junto a Antonio Saura Luis Feito o Manolo Millares entre otros. Para ello, fue decisivo el conocimiento de las practicas de la vanguardia abstracta. Tanto el Informalismo como el Expresionismo abstracto norteamericano fueron sus grandes referentes, asimilando con rapidez su nuevo lenguaje para adaptarlo a sus intereses . Es en este momento de su trayectoria artística donde se sitúa la obra que presentamos. Tomando como punto de partida el Informalismo, Canogar realiza una serie de obras muy gestuales, próximas al action painting americano, donde predominan las tonalidades ocres, los grises, el blanco y el negro. En este sentido, los artistas de El Paso realizaron un arte en el que existen varios componentes que forman parte de un denominador común y que podemos identificar a partir de este oleo : la primacía de una expresividad agresiva e intensa; la reducción intencionada del color a unos límites mínimos para su existencia y, por último, a través de ello, el convencimiento en una arte que llevase consigo un fuerte compromiso social . Como ellos mismos dejaron patente en su Manifiesto fundacional, su propósito era ” el de presentar una obra auténtica y libre, abierta hacia la experimentación e investigación sin fronteras, y no sujeta a cánones exclusivistas y limitados. Propugnamos un arte recio y profundo, grave y significativo” . De esta manera lograron revolucionar el panorama artístico Español, y encaminarse hacia un transformación plástica que expresara la realidad política y social del momento.
Lejos de conformarse, Canogar no se ancló definitivamente al informalismo y cuando creyó que este ya no era suficiente para expresar la tensión de la realidad social y su nueva conciencia, se alejó para encontrar nuevas expresiones artísticas que se ajustaran a las nuevas necesidades. Las formas abstractas derivaron hacia lo concreto y las violentas explosiones gestuales se encarnaron en figuras reconocibles. No obstante, el tema y el fin de su arte nunca cambió.