Setdart reunió, para las pasadas subastas de pintura contemporánea, importantes piezas de artistas que fueron pilares de las vanguardias de posguerra, entre ellos, Óscar Domínguez, Joan Ponç y Manolo Millares.
Vinculados al surrealismo y al informalismo matérico, y a pesar de ser integrantes de grupos vanguardistas (El Paso, Millares; Dau al Set, Ponç) cada uno de ellos desarrolló individualmente una línea única, un camino sin concesiones.
Así, destacamos en primer lugar la pintura “Nocturn taronja”, considerada una de las obras maestras de Joan Ponç. Habiendo formado parte de la colección del galerista Salvador Riera, quien atesoró y contribuyó a la difusión de obras de los miembros de Dau al Set, estamos ante una pintura singular dentro de su producción. A diferencia de otros lienzos y dibujos en los que el dolor y la tortura psíquica se hacen patentes en su fantasmagórico mundo subterráneo, aquí un intenso lirismo impregna la escena: a la luz de una luna menguante y un sol crepuscular, una pareja de personajes y un gato misterioso parecen compartir un secreto cuya llave custodian, justo con otros instrumentos alquímicos.
La otra pintura de Ponç que se subasta el mismo día, “Personatges en marrons i blancs” , es representativa de su exploración metafórica de los submundos diabólicos, y de la función mágica del artista como brujo, que él mismo se atribuía.
De Óscar Domínguez, el bodegón que Setdart pone en subasta ilustra la plástica que el artista canario desarrolló para solapar perspectivas sobre un mismo plano, llevando el cubismo hacia una dimensión surreal y metafísica mediante formas cristalizadas y estructuras angulosas que recuerdan la estética de los vitrales. Concretamente en este lienzo, la intervención del espejo en la naturaleza muerta con mariposas añade otra capa de realidad, de juego de proyecciones y simulacros, que complejiza y enriquece la composición.
En cuanto a Manolo Millares, el lienzo a licitar corresponde a su época de madurez, a principios de la década de 1960, cuando el artista redujo su paleta cromática al blanco, rojo y negro. Esta paleta severa y contrastada, con clara carga simbólica, se aprecia en esta composición, en la que, como era usual en su producción de la época, investiga aspectos técnicos y estéticos pero también filosóficos, dando una dimensión literaria a la dimensión formal.
Otra pieza a destacar es una acuarela de Miquel Barceló, trabajada a doble cara, en la que el artista mallorquín reinterpreta y rinde homenaje a las investigaciones de Lucio Fontana sobre la materia y el espacio a través de la geometría perceptiva .
Y no podemos dejar de citar el acrílico de José Manuel Broto “Sefarad VI” perteneciente a una serie de 1992 vinculada al escritor Edmond Jabès y su Libro de las preguntas.