¿Podemos considerar como arte una partida de billar? Equipo Crónica contesta.
El Equipo Crónica realiza en 1977 una serie de obras con las técnicas del “assemblage” y encolado, agrupadas bajo el título “La partida de billar”, que responden a la voluntad de elevar a la categoría de arte los objetos más simples y cotidianos. Se trata de obras que reflexionan, justamente, sobre si el objeto artístico tiene o no alguna característica intrínseca que lo hace especial y lo diferencia de los objetos de la vida diaria, en consonancia con las investigaciones de artistas como el americano Joseph Kosuthque en 1965 había creado la emblemática pieza “One and threechairs”. La serie fue expuesta en Barcelona, en la galería Maeght, y supuso la resolución de la crisis creativa en la que el Equipo había entrado en 1973, reforzando su personalidad artística.
A mediados de los años 60 empiezan a despuntar en el gris panorama cultural de la España franquista algunas iniciativas artísticas que luchan contra las restricciones impuestas por la dictadura y conectan con el contexto creativo europeo, reintroduciendo al país en el ámbito internacional. En 1964 se celebra en Rímini la exposición España libre, que se convierte en punto de encuentro entre artistas como Manolo Valdés, Rafael Solbes, Eduardo Arroyo, Rafael Canogar, Antoni Clavé, Antonio Saura o Antoni Tàpies, todos ellos miembros de la vanguardia más radical. De aquel punto de confluencia surgirían dos grupos de artistas: “Estampa popular”primero, decididamente antifranquista, con un marcado ideario político y reivindicativo, y,derivado de él, “El Equipo Crónica o Crónicas de la Realidad”. Sería el historiador y crítico de arte Tomás Llorens Serra quien dotaría de trasfondo teórico al grupo en “La distanciación de la Distanciación”. El Equipo Crónica estaría integrado en un principio por Manolo Valdés, Rafael Solbes y Juan Antonio Toledo, que en 1965 firman un manifiesto donde afirman trabajar con “métodos colectivos y fines supraindividuales”. Aunque Juan Antonio Toledo abandonaría El Equipo muy pronto, en 1966, Valdés y Solbes continuarían trabajando de forma conjunta, acabando con la noción romántica de artista individualista y genial, surgida en el siglo XIX.
Su voluntad de lucha política y social hará que renuncien al informalismo imperante en el contexto artístico español de posguerra a favor de un lenguaje claro, figurativo y directo, inspirado en el Pop Art y en los mass-media. Se trata de hacer llegar al público un mensaje claro, crítico, ácido, irónico, casi siempre con un toque de humor… aunque sea de humor negro. Se trata, en definitiva, de denunciar la situación política, de criticar el supuesto aperturismo social que ha llenado nuestras playas de turistas ligeros de ropa y la supuesta transformación económica de España. El Equipo busca también revisar y desmitificar la “grandiosa” historia de España, tanto política como artística, y lo harán revisitando a los “clásicos”. Las Meninas de Velázquez, El caballero de la mano en el pecho de El Greco o La duquesa de Alba de Goya viajan desde tiempos pasados para introducirse en la cotidianeidad del momento, y aparecen así rodeadas de tumbonas y flotadores en forma de patito, cortando una cinta ante el sol del Imperio, tras un escritorio a modo de juez o entre lavadoras y ollas exprés.