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Chillida: una fuerza creativa surgida de la naturaleza.

Entre las rocas y el oleaje de la  playa de Ondarreta de San Sebastian emerge el famoso “Peine del viento”, una de las monumentales  esculturas públicas con las que la voz artística de Eduardo Chillida, se hizo sentir a lo largo y ancho de  un continente europeo, en plena transformación. Las premisas sobre las que el escultor vasco construyó su creación parecen determinadas por el paisaje y la relación con el entorno natural   donde paso su infancia. Junto al mar, cristalizaron las  reflexiones en torno a los conceptos de  espacio y  tiempo bajo los que fundamentó una obra forjada en la hermandad de  los eternos ritmos  que encontró observando las mareas de la bahía de San Sebastian. Sin embargo, sería injusto delimitar únicamente a la escultura el prestigio y reconocimiento internacional que alcanzó  el artista donostiarra, cuya obra también se celebra por el uso  de  múltiples prácticas artísticas  que, como el collage, desarrolló a lo largo de su vasta trayectoria. A través de obras como la que aquí nos ocupa, construimos un relato más profundo y complejo que arroja luz, sobre la verdadera magnitud del universo creativo del que ha sido, una de las figuras clave en la transformación radical  que experimentó el arte español durante el  siglo XX.