La llegada de la abstracción como símbolo de libertad.
La llegada en la década de los años 50 del arte abstracto en España significó no solo la adopción de una estética determinada si no el posicionamiento critico frente al régimen de autarquía instalado desde la dictadura franquista. El aislamiento al que fue sometido el país supuso un muro casi infranqueable en la introducción de las prácticas artísticas que desde la irrupción de las vanguardias históricas dominaban por completo el panorama artístico fuera de nuestras fronteras. Teniendo en cuenta el carácter subversivo y a menudo críptico de estas estas nuevas expresiones artísticas, no es de extrañar que el régimen franquista viera en ellas una amenaza a los valores tradicionales en los que, a través de un arte académico y conservador construyeron la identidad del país. Por tanto, el triunfo de la abstracción en España, va mucho más allá de lo puramente plástico y estético, simbolizándose en ella, la génesis de una ilusión que definió a toda una generación de artistas que soñó y luchó por conquistar la libertad a través de la que era su única y mejor arma: el arte.
Sin embargo, el camino no fue fácil. Muchos de estos artistas vieron en el exilio la única alternativa para desarrollar su obra en libertad. Tras la guerra civil prácticamente toda la Generación de la Vanguardia de 1950, huyó hacia Paris, Estados Unidos o Italia en búsqueda de un futuro alejado de los academicismos impuestos desde las instituciones. En el extranjero, pudieron asimilar la diversidad de lenguajes plásticos que como el expresionismo abstracto, el informalismo f, el futurismo o el Op art despertaron sus ansias de pintar en libertad. Sin embargo, lejos de limitarse a la pura imitación, podemos rastrear en cada uno de ellos, un sello propio que, desde el Greco, Ribera, Velázquez o Goya, lleva impresa la huella de esa esencia a la vez trágica y mística, pasional y sobria, con la que históricamente se identifica el carácter español.
El Paso, Altamira, Trama, Grupo de Cuenca, Sílex, Pórtico o Gaur…En cada uno de ellos se materializó la renovación de la práctica artística en España conformando una apasionante simbiosis que emergió entre la negra y dramática “veta brava” española más expresionista, el rigor estructural del constructivismo y la pulsión gestual del informalismo.
Gracias a todos ellos, se abrió el camino para generaciones posteriores de artistas que, como Broto, Uslé, Yturralde, y un largo etcétera han mantenido en el más alto nivel los valores estéticos y filosóficos de la abstracción española en sus distintas vertientes. A ellos les debemos también, el habernos despojado de los prejuicios para así aprender a ver, comprender y amar el arte actual con la misma libertad y espíritu crítico con el que ellos lo crearon.
Artistas tan representativos de la abstracción española como José Manuel Broto se convierte en protagonistas de nuestra subasta del día 27 de abril. Su trayectoria es una apuesta constante por el color, donde las manchas y trazos fluyen sobre el lienzo con una espiritualidad libre cargada de lirismo En obras como ” Cuenca” perteneciente a su etapa parisina, Broto desarrollará una abstracción cada vez más depurada y personal, en la que se contraponen los grandes campos cromáticos, con la verticalidad del trazo zigzagueante que se recorta sobre el fondo. Las atmósferas enigmáticas e inquietantes en las que nos envuelve, reflejan el carácter insondable de un paisaje interior lleno de misticismo que, como en este caso, protagonizará la que es , sin duda, una de sus mejores etapas