La revolución de los Art Toys
Hace un par de décadas aterrizó en el mercado del arte un nuevo y revolucionario sector: el coleccionismo de Art Toys. Lejos de ser una moda pasajera, todo indica que esta forma de expresión artística ha llegado para ser un valor sólido dentro del mercado del arte.
Sobre su historia
El detonante de la que se convertiría en la gigantesca ola cultural que representante hoy en día los Art Toys, encuentra su inicio en el año 1999 cuando Michael Lau expuso su colección Gardeners inspirada en el personaje G.I. Joe y adaptada a una estética urbana
Al poco tiempo empresas como Medicom y Kidrobot empezaron a fabricar sus propias figuras personalizables, atrayendo el interés de coleccionistas que encontraron en estos objetos –hechos inicialmente de vinilo– una fuga más para su pasión por diversos personajes de la cultura pop. Esto, a su vez, despertó el interés de museos y galerías de todo el mundo por exponer esta nueva forma de conceptualización, y los art toys se posicionaron como una nueva forma de expresión artística.
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¿Que son los Art Toys?
Esta forma de expresión artística representa un universo de ilimitadas oportunidades de creación gracias a la variedad de formas, tamaños y materiales que ofrece. El concepto de art toy recurre a un elemento tan universal como es el juguete para proyectar en él, su concepción artista. De este modo el juguete se convierte en un lienzo en blanco para el artista, quien costumizará la pieza mediante diversidad de técnicas artísticas. En este sentido el único límite que imponen los art toy es el de la imaginación de su creador.
La diversidad de referentes, tanto visuales como conceptuales y formales, convierten estas piezas en un sorprendente medio de conexión entre múltiples culturas ya sean locales, globales, antiguas o modernas. Asimismo, el proceso de creación de estos artefactos cuenta con una voz única y original que, si bien puede reproducirse de manera seriada, no deja de tener la huella de su creador y la visión del mundo que a través de ella quiere trasladar al espectador. Más allá de su estética, que evoca una regresión a la infancia con tintes del pop art y la cultura de masas, los coleccionistas de este tipo de obras (conocidos como kidadults) son ante todo amantes del mensaje que transmiten, escondiendo tras su apariencia infantil altas dosis de humor, ironía y crítica social
Sus creadores.
Por lo general sus responsables son artistas procedentes del arte urbano, el diseño digital o la animación que buscan llevar su trabajo fuera de los límites del papel o la pantalla convirtiéndolo en un formato en tres dimensiones. Entre los artistas mas destacados encontramos al americano Brian Donnelly más conocido como Kaws y cuya mayor inspiración es sin duda el icónico dibujo animado de Mickey Mouse, en el que se basó para crear su propio conjunto de personajes llamado «Companions». Otro de los artistas más destacados del sector es el artista Takashi Murakami conocido como el “Warhol de Japón” y cuyo estudio KaiKai & Kiki se ha convertido en toda una empresa. Pero Kaikai y Kiki son mucho más que una marca. Estos dos personajes, que generalmente aparecen juntos, fueron creados casi por casualidad y hoy en día se han convertido junto a sus “Happy Flowers” en dos de los grandes iconos del artista
Sin embargo, son muchos los artistas contemporáneos procedentes de otros ámbitos que como Edgar Plans o Javier Calleja han querido adentrarse en el universo de los toy arts, como que atraídos por las múltiples posibilidades plásticas
Su éxito en el mercado del arte
Otra de las claves que explican el fulgurante éxito que ha alcanzado este tipo de arte reside en el amplio abanico de precios que ofrece, abriendo la puerta tanto a nuevos como asentados coleccionistas con cualquier clase de gusto y bolsillo. Todo dependerá de quién sea el artista que las diseña, de si es una pieza original o una serie de unas decenas de ediciones o de si incluso se trata de una reventa de un producto que tras el ‘sold out’ de su primera comercialización regresa al mercado secundario como el valor añadido de su mayor exclusividad. De hecho, algunas de ellas han adquirido tal revalorización que las ventas han llegado al mercado secundario alcanzado precios inimaginables en tiempo récord convirtiéndolos en verdaderos objetos de culto.