Gino Rubert: la belleza de lo siniestro
El singular estilo de Gino Rubert, internacionalmente reconocido tras ser elegido para ilustrar la célebre trilogía literaria de Milenium, protagoniza nuestra subasta de arte contemporáneo del próximo día 18 de diciembre
Escritor, ilustrador dibujante y pintor, el artista de origen mejicano Gino Rubert emprendió su carrera artística buscando suerte en la ciudad de Barcelona donde, tras cursar los estudios de Bellas artes, intentó abrirse camino como ilustrador de revistas, periódicos y editoriales. Sin embargo, la gran oportunidad que catapultaría su trayectoria no llegaría hasta el 2008, cuando fue elegido para ilustrar las portadas de la exitosa trilogía ”Milenium” de Steve Larson. Desde entonces la obra de Rubert ha ocupado un lugar privilegiado dentro del panorama artistico, hasta consolidarse como uno de los artistas más reconocidos del momento.
La génesis de su inconfundible estilo nace de múltiples referentes e influencias que confirman el carácter poliédrico del artista en el que confluyen la herencia posimpresionista de artistas como Henri Rousseau, Pierre Bonnard, Paul Gauguin o Toulouse Lautrec, con la tradición pictórica renacentista y las referencias del realismo mágico, dando paso a una obra donde el hiperrealismo y el surrealismo se entremezclan hasta crear escenas tan enigmáticas y desconcertantes como extrañamente bellas.
La naturaleza polifacética de Gino transluce también en la técnica empleada en la que los límites entre la pintura y la fotografía se diluyen hasta llegar a un universo creativo intrigantemente ambiguo que nos sumerge en las complejidades de las relaciones personales. En este sentido, la obra en licitación representa un magnífico ejemplo de la idiosincrasia de su trabajo, donde la pintura se combina con distintos elementos de collage, como por ejemplo hologramas, trozos de tela o plástico, cabello natural o pequeños objetos. Asimismo, los escenarios representados recrean un mundo desasosegante cargado de ironía y erotismo donde habitan animales, figuras infantiles con aspecto adulto y personas que nos miran inquisitivamente a través de los cuales el artista explora casi de forma obsesiva las complejidades de las relaciones humanas y, muy en concreto, de las relaciones sentimentales que tienen lugar en la sociedad contemporánea, indagando en sus conflictos, retoricas y frágiles equilibrios.
En este aspecto la figura de la mujer tendrá un peso específico dentro de su imaginario, representándolas como criaturas peligrosas en las que personifica la dualidad existente entre lo bello y lo siniestro, entre ser amado y dominado. Pero lejos de una lectura misógina, Gino defiende que sus pinturas representan precisamente el miedo histórico que han albergado los hombres en los últimos siglos respecto a las mujeres y su lucha por el poder.