El intimismo de Federico Brandt
Entre los artistas venezolanos más destacados que las postrimerías del siglo XIX nos brindaron, Federico Brandt representa una figura imprescindible en la profunda transformación que el arte venezolano experimentó durante las primeras décadas del siglo XX.
Durante la primera década del siglo XX la Academia de Bellas Artes de Venzuela vivió una profunda transformación, debido a la huelga de estudiantes que se manifestaron en contra de los rígidos preceptos academicistas que regían la enseñanza. Los artistas disidentes en consecuencia se independizaron de la Academia y se establecieron por libre en talleres buscando una pintura menos rígida y mas sujeta a la realidad inmediata. En este sentido, Federico Brandt desarrolló su carrera entre estas dos tendencias confrontadas, aunando en su obra las enseñanzas academicistas fundamentadas en el realismo y la modernidad de las nuevas tendencias derivadas de la experiencia impresionista.
De hecho, gracias a la posición económicamente acomodada de la que gozaba su familia, Brandt viajó a Europa en 1902 donde pudo completar su formación en academias privadas de renombre tales como “La Clarosi” y “ Le Grande Chaumier” así como en el taller de Jean Paul Lauren. Esta experiencia abrió nuevos horizontes creativos al artista, quien pudo conocer de primera mano los nuevos movimientos artísticos que por aquel entonces estaban en boga en Europa. Este viaje, cuyo periplo empieza en París, fue por tanto el inicio de una progresiva liberación de su pintura en la que, como señalan los expertos, se palpa la huella de Cezanne, Gauguin y Van Gogh.
La rápida evolución que experimentó a partir de 1918 se evidencia sobremanera en la que es su obra más reconocida, protagonizada por bodegones, paisajes arquitectónicos o interiores de cariz intimista como el que el próximo día 22 licitaremos en Setdart. En estos interiores domésticos, Brandt hace gala de una especial capacidad y sensibilidad para componer ambientes íntimos en los que, con gran economía de medios es capaz de transmitirnos toda la serenidad y atmosfera silenciosa que inunda cada uno de los espacios. Asimismo, la elección de los elementos que aparecen en la escena como la alfombra, el cuadro o la cómoda, lejos de ser aleatoria, responde a una clara intención por describir un ambiente social especifico, que como en este caso, se corresponde con el de una familia acomodada.
Sin embargo, la construcción de estos ambientes se identifica también con el propio mundo que rodeaba al artista, su gusto por las antigüedades, el amor por los espacios arquitectónicos y su forma reflexiva de estar y entender el mundo, cuyo espíritu intimista acentúa con un acertado uso de una paleta cromática de índole post cezaniana reducida en este caso a los marrones y ocres.
La síntesis pictórica que alcanzó Federico Brandt y de la cual es ejemplo la pintura en licitación, lo sitúan entre los primeros modernos del arte venezolano, admirado tanto por su libertad de colorido, como por sus sorprendentes encuadres. Las escasas ocasiones en las que su obra irrumpe en el circuito artístico, y en especial dentro del ámbito europeo, hacen de esta litación una magnífica oportunidad de adquirir el que es sin duda, un ejemplo absolutamente representativo de su producción más valorada.