Maestros en Nápoles hacia 1700
El nombre de la ciudad de Nápoles, lleva resonando durante casi tres mil años, y con razón es una de las más antiguas y con mayor cultura del mundo. Desde griegos, a etruscos y romanos entre otros, fueron los sus habitantes dejando una huella que perdura hoy en día. Este escenario fue el perfecto para que se desarrollara un arte como en pocos lugares pudo darse. Pese a los convulsos años de epidemias, guerras y cambios políticos entre españoles, italianos y austriacos, Nápoles parecía querer demostrar al mundo su prestigio a través del esplendor del arte y el mecenazgo.
La ciudad acogió a pintores de la talla de Ribera, Caravaggio, Pretti, Stanzione y una larga lista de maestros que dejaron su impronta en iglesias y palacios. Estas obras marcarían a las futuras generaciones de artistas napolitanos. Uno de los más fecundos y de mayor genio fue sin duda Luca Giordano.
Educado en el taller de Ribera, quien marcaria profundamente su estilo, supo avanzar aunando en si otros estilos desde el clasicista a la exuberancia veneciana. La rapidez con la que ejecutaba sus obras, la originalidad creando modelos y la diligencia en el trabajo le convirtió en una de las figuras más importantes de su tiempo. En la próxima subasta del día 22 de Junio, Setdart ofrece una extraordinaria obra del “fa presto”. La tabla posee un acabado que nos indica que probablemente fue usada como puerta de Sagrario. Sin embargo, la calidad de esta -hasta en los detalles más abocetados- da la impresión de que pudiera ser el dibujo preparatorio para una pala de altar de gran formato.
El siguiente protagonista en la escena napolitana, es Francesco Solimena. Relacionado con Giordano, acabó siendo influenciado profundamente por Pretti. Su estilo tan característico le hizo muy popular sin apenas salir de su ciudad natal. Uno de sus mecenas más destacados fue el entonces rey de las dos Sicilias, don Carlos de Borbón, futuro Carlos III de España. Merece ser destacado que la obra que presentamos es muy probablemente la pareja del perteneciente a la colección del Museo del Prado y que seria una de las pinturas que traería consigo el rey tras su partida de tierras italianas. Actualmente expuesto en el museo San Telmo de San Sebastián.
La pintura de la que hablamos guarda otro rasgo interesante y es la intervención de la mano de otro artista, Andrea Belvedere. Los comienzos del siglo XVIII acogieron a un nutrido grupo de pintores especialistas en bodegones y composiciones de flores, como Belvedere, Baldarre de Caro, los Recco o Gasparo López.
El foco artístico de Nápoles en ningún caso se apagó incluso entrado el siglo XVIII como demuestran otros maestros posteriores. Sin embargo, hay que añadir que las figuras de Giordano y Solimena recogieron tras de si gran parte de la tradición de la ciudad que alcanzó con ellos, uno de los puntos más álgidos de su historia marcando escuela en los siglos venideros por toda Europa.