Pedro de Mena - Maestro de la pasión
La imaginería del S.XVII española ha sido siempre objeto de culto y devoción, ya que mas allá de su finalidad artística, fueron creadas para acercar a los feligreses a la fe. En los últimos años, el mercado internacional se ha hecho eco de la calidad y destreza de los estos escultores.
Pedro de Mena y Medrano (1628-1688) es hoy en día el más reconocido maestro de la escultura barroca española, cuyo reconocimiento internacional se ha alcanzado en los últimos años en parte gracias a la exposición que organizó la National Gallery de Londres en el año
2010: Lo sagrado hecho real – Pintura y escultura española 1600-1700, cuyo apabullante éxito de asistencia generó una gran expectación.
A raíz de esta muestra, el mercado internacional tanto privado como público, empezaron a interesare y a incluir piezas de grandes maestros de
la imaginería española. Además de Mena, otros como Martínez Montañés, Juan de Mesa o Gregorio Fernández, se pueden ver hoy en día en museos alrededor del mundo
Pedro de Mena inició su formación artística en el taller de su padre antes de incorporarse al taller de Alonso Cano (1601-1667), otro de los grandes escultores españoles y pintores de la época. El estilo de Mena es muy deudor del último -aunque más teatral y naturalista- pero sus aportaciones a la escultura española del Siglo de Oro son insuperables tanto por la habilidad
técnica como por la expresividad de sus temas religiosos. Su habilidad para esculpir el cuerpo humano era notable, y destacó en la creación de figuras y escenas para la contemplación, lo que llevó a considerarlo como el ‘Bernini español’.
A diferencia de la pintura, el arte de la escultura policromada es notable por el hecho de que muchas de sus mayores obras maestras estaban destinadas no a museos, sino a las iglesias, conventos y catedrales, debido a su fuerte carga devocional. En lugar de ser consideradas exclusivamente obras de arte, las esculturas policromadas españolas aún se conservan por su función, como objetos religiosos que son adorados por los devotos y paseados por las calles
durante las procesiones de Semana Santa.
Así como los nombres de los pintores españoles del siglo XVII son universalmente conocidos- Velázquez, Zurbarán, Murillo- los grandes maestros de la escultura española del siglo XVII son
todavía, en gran medida, desconocidos para el gran público. Y sin embargo, las artes de la pintura y la escultura estaban íntimamente vinculadas durante este período, ya que a muchos pintores se les encargaba la policromía y estofado de las mismas. Zurbarán está documentado como poseedor de imágenes talladas al principio de su carrera, y una pintura como Cristo en la cruz (1627), hoy en el Instituto de Arte de Chicago, revela su enorme deuda con el arte de la
escultura policromada.
Cuatrocientos años más tarde, nuestro gusto contemporáneo por lo hiperreal se ha traducido en que estos escultores finalmente están siendo valorados y considerados junto a sus pintores contemporáneos. La pieza que licita Setdart el próximo 10 de mayo “San José con el Niño” podemos encasillarla en el entorno del escultor granadino, siguiendo modelos probablemente de la reciente adquisición del Museo Nacional de Escultura de Valladolid.
De la misma manera, esta vez el
Busto de San Juan de la Cruz, recuerda a las formas y los remates del círculo del escultor granadino.