José Campeche y los tesoros de América.
Cuando se habla de arte virreinal, se hace referencia a una de las etapas de mayor fecundidad artística. Fue común durante la época moderna el coleccionismo de tesoros y piezas exóticas llegadas de las Américas gracias al comercio y abundante tránsito de arte procedente del Nuevo Mundo. A su vez el hincapié que se hizo en la promoción del ámbito artístico y cultural tuvo como resultado el nacimiento de nuevos maestros destacaron por su innovación y calidad técnica. La distancia de la metrópolis unida a las diferentes realidades sociales que se estaban dando, dotaron al barroco novohispano características propias.
Las dos grandes temáticas desarrolladas en la pintura novohispana son sin duda la religiosa y la retratística. La iconografía religiosa se implanta en América en primer lugar por su función evangelizadora, y en segundo lugar para cubrir la demanda pintura que exigían los nuevos templos e iglesias que se construían. Progresivamente, esos modelos importados que en un principio se copian con tanta rigurosidad, van evolucionando hacia nuevas e innovadoras propuestas.El reclamo de lo indiano por parte de los artistas locales, unido a la introducción de nuevos materiales, así como la fuerte impronta que dejó el arte europeo se refleja en un repertorio de temáticas singulares y un arraigo cultural que no se habían visto antes en Europa.
Por otra parte, los retratos de la alta sociedad también fueron una constante. Virreyes, militares, políticos y nuevos ricos aumentan la demanda de este género.Se popularizan, entre otras cosas, por la necesidad de las clases altas de demostrar su nueva y acomodada situación económica y social. A pesar de que se adoptan características de la sobria retratística española, estas tienen que adaptarse a las peticiones del mercado indiano, donde se hace evidente un especial hincapié en el reflejo de las posesiones, de esos famosos tesoros que les ofrecía la Nueva España. En este sentido, podría decirse que el arte fue un reflejo de la sociedad de la época. (retrato del comandante Churruca lote 35272117).
Una de las figuras más destacables del panorama artístico virreinal del siglo XVIII fue el maestro José Campeche (1751-1809)considerado el primer pintor de renombre de Puerto Rico. Fue un artista autodidacta, fuertemente ligado a al arte gracias a su padre -dorador y adornista- y al propio interés que cultivo a lo largo de su vida. Campeche fue un fiel seguidor e introductor de la tradición artística occidental, que influyó en su obra a lo largo de toda su trayectoria. De su primera etapa destaca la importancia del dibujo, donde el trazo lineal prima sobre los demás aspectos de la pintura. Sin embargo, en su segunda etapa, enriquece su gama cromática y funde a los personajes con el entorno. No obstante, el autor no deja de lado el gusto por el detalle, rasgo que le hizo destacar especialmente cuando lo aplicaba al retrato. Parte de esta evolución tuvo lugar gracias a su contacto con Luis Paret, pintor de cámara español, que fue desterrado a Puerto Rico por el Rey Carlos III. De Paret adquiere esas características del rococó que introduce a su obra. Aunque es en los retratos donde el autor es popular por su calidad y detalle, también tuvo una amplia producción dedicada a la temática religiosa, destacando las representaciones de santos y vírgenes. Pese a que nunca salió de Puerto Rico, Campeche dejo una fuerte impronta, creando escuela y siendo uno de los pintores más reconocidos de las Américas. (Virgen del Rosario 35256344).