"La impostura" de José Hernández en subasta el 29 de diciembre.
José Hernández se inició en la pintura por medio de la plasmación realista, pero a partir de mediados de la década de los años sesenta empezó a cultivar su propio lenguaje: simbolismo de carácter onírico con connotaciones surrealistas como factor común en sus obras. Su estilo pictórico se da por la reflexión y observación crítica de la realidad, una visión donde aquello decadente, el inexorable paso del tiempo, la soledad o la decrepitud, ocupan un destacado lugar.
La crítica vincula al artista con el realismo mágico y a la novela gótica, pues el artista recrea ambientes y atmósferas tenebrosas a la vez que tétricas. Su imaginario iconográfico es fruto de un universo perturbador, trágico y grotesco, misterioso, poblado por figuras en descomposición o que se metamorfosean, en ocasiones también por monstruos y extraños seres mutantes que circulan por estancias y espacios degradados, impregnadas por una atmósfera teatral y melancólica. Su obra es de una obsesiva elaboración, pues se caracteriza por su lenguaje minucioso y detallista.
Todas estas características se dan en “La impostura”, obra que Hernández resolvió, -cómo no-, envolviéndola de su peculiar misterio. Ésta destaca por su aspecto grotesco, especialmente en el rostro ubicado en el margen izquierdo, conjugado en la composición con elementos cohabitantes con el elemento figurativo. Además,a la imagen se le suma un tratamiento vaporoso, lo que fortalece la sensación enigmática.
En él, tanto su creatividad como su maestría técnica dieron como resultado la libertad de poder ejercerse de forma extensa, no sólo como pintor y grabador, también con trabajos como diseñador de escenografías y vestuarios e ilustrador de numerosas ediciones bibliófilas, destacando sus aportaciones para textos de James Joyce, Arthur Rimbaud o Luis Buñuel.
José Hernández (Tánger, Marruecos, 1944 – Málaga, 2013) es uno de los grandes referentes del arte contemporáneo español. Su trabajo supone una de las más personales y brillantes aportaciones al arte fantástico de las últimas décadas. Su primera exposición individual tuvo lugar en Tánger en 1962, mostrando de nuevo su obra dos años más tarde en la galería Edurne de Madrid. A partir de 1966 celebrará muestras personales y tomará parte en ferias internacionales tanto en España como en París, Bruselas y Tokio, entre otras ciudades. Su intensa labor creativa se extiende a lo largo de cinco décadas conformando una de las trayectorias más destacadas, no sólo del panorama artístico español, sino también del mundial, dada su significativa proyección internacional. A lo largo de su carrera ha recibido premios por su trabajo en pintura, dibujo, grabado y escenografía en España, Alemania, Polonia, Bulgaria, Italia, Noruega y Yugoslavia, destacando especialmente entre ellos el Premio Nacional de Artes Plásticas (Madrid, 1981), el Internacional Biella per L’Incisione (Italia), y las Medallas de Honor de la International Exhibition of Modern Ex Libris de Malbork (Polonia) y de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla. Su obra está representada en numerosas colecciones públicas y museos de España, Alemania, Estados Unidos, Finlandia, Luxemburgo, Chile, Polonia, Noruega, Bulgaria, México, Francia e Italia.