A mediados de los años ochenta Josep María Subirachs se encontraba en la cúspide de su carrera, época en que inicia los primeros bocetos para el grupo escultórico de la fachada de la Pasión de la Sagrada Familia. En paralelo a los grandes encargos públicos, lleva a cabo esculturas basadas en la temática del “rincón del taller”, como la que nos ocupa, titulada “El motlle” (1985).

Se trata de una pieza en bronce representando una repisa cubierta con un paño de tela fina, drapeada con atractivos pliegues, sobre la que reposan utensilios del taller (un lápiz, un pincel y un cuenco goteando pintura por sus paredes exteriores) y, en el otro extremo de la mesa, un busto trabajado con una imagen femenina en negativo, como es usual en la obra del autor.

A pesar del tratamiento naturalista de los objetos, el tema de la naturaleza muerta se impregna de cadencias metafísicas, consustanciales al quehacer del escultor barcelonés. Se trata de una pieza única, firmada por el artista y por el fundidor Manuel Parellada.

La personalidad de Subirachs, que se definió por un lúcido juego de contrastes y dualismos entre pintura y escultura, entre figura y símbolo, se expresa en esta pieza de modo magistral y sugerente.

JOSEP MARIA SUBIRACHS SITJAR (Barcelona, 1927-2014) fue un escultor, pintor, grabador, escenógrafo y crítico de arte español. Fue uno de los escultores españoles contemporáneos con más prestigio internacional, como puede verse en sus múltiples galardones y reconocimientos recibidos, así como en la presencia de su obra en numerosos museos y lugares públicos de ciudades de todo el mundo, principalmente Barcelona. También participó en una gran cantidad de exposiciones tanto colectivas como individuales, en museos y galerías públicas y privadas. Tras ingresar a los catorce años en el taller de un dorador aficionado a la escultura, donde modeló sus primeras obras en barro, en 1942 entra como aprendiz en el taller del escultor Enrique Monjó

Cinco años después comienza a trabajar como ayudante de Enrique Casanovas. En 1948 debuta en la Casa del Libro de Barcelona, y en 1951 viaja a París para completar su formación, becado por el Instituto Francés de Barcelona. Regresa a su ciudad natal en 1953 y es distinguido con el Premio de Escultura del Salónt del Jazz. Tras dos años trabajando y exponiendo en Bélgica regresa a España, y en 1958 es galardonado con el Gran Premio San Jorge de la Diputación de Barcelona y con el “Julio González” de la Cámara Barcelonesa de Arte. Ha realizado numerosas exposiciones individuales y colectivas en Europa, Asia y Estados Unidos, y en 1988 se le concedió la Medalla al Mérito en las Bellas Artes. En 1980 fue elegido miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Jorge. Está representado en el Centro Reina Sofía, los Museos MACBA de Barcelona, Ibiza, Sevilla y Nueva York, los de Bellas Artes de Bilbao, Birmingham, el Vaticano, Taipei y Nebraska, el Museo al Aire Libre del Paseo de la Castellana en Madrid, el Museo du Petit Palais de Ginebra y el Millesgärden de Estocolmo, entre otros.