Nicolás Massieu, “una mujer junto al fuego”.
Una mujer descansa junto al fuego del hogar, en el que cuelga un caldero de sopa. Un haz de ramas secas, preparadas para arder, se hacinan sobre el suelo. Nicolás Massieu capta con gran sensibilidad este momento apacible, mágico, de recogimiento.
Nos introduce con sutileza en la estancia rústica, donde la joven campesina permanece ensimismada, ajena a nuestra intrusión. Sólo accedemos a ver sesgadamente su perfil, velado por el cabello negro que cae en mechones rebeldes sobre sus párpados semicerrados.
Massieu, con hábil pincelada y audacia descriptiva, nos hace sentir el ambiente acogedor, la agradable calidez en los pies, que enfundados en zapatillas reposan a pocos centímetros del fuego, sobre el zócalo de piedra.
El pintor canario realizó esta pintura durante su estancia en Roma, a donde viajó en 1902 para ampliar sus estudios de arte. En esta época temprana estaba inmerso en el impresionismo, lenguaje que nunca abandonaría del todo a pesar de su posterior incursión en experiencias vanguardistas.
A su vuelta a las islas, tras este viaja a las capitales del arte europeo (Roma, París), el pintor ejecutaría una producción de gran modernidad, sin dejar de ser vernácula, que le valdría el título de “renovador del escenario artístico insular del siglo XX”.
NICOLÁS MASSIEU Y MATOS (Santa Brígida, Gran Canaria, 1876 – 1954). Destacado pintor de origen canario, Nicolas Massieu recibió en Las Palmas las primeras lecciones de pintura en el colegio de San Agustín y en la Academia de Dibujo, de la mano de su tío Nicolás Massieu y Falcón. En el año 1902 partió a Italia, donde entró en contacto con el arte clásico y los maestros del Renacimiento, en un viaje que se prolongó hasta 1904. Decidió ampliar sus estudios de arte en el extranjero, concretamente en Francia, al lado de afamados maestros, como Jean Paul Laurenz y Carrière. Regresó a las Islas Canarias en 1914, después de permanecer varios años en Argentina, donde obtuvo repetidos triunfos. En su isla natal fijó definitivamente su residencia. A partir de ese momento se dedicó a pintar paisajes canarios, especialmente de su isla natal, de la que retrató “cada rincón” con una gran expresividad personal. También dio clases de dibujo en el Instituto de Segunda Enseñanza. En el año 1933 realizó su primera antológica de paisajes, y en 1945 participó en una colectiva de pintores de la provincia de Las Palmas en Madrid, junto a César Manrique, Felo Monzón y Jorge Oramas. Un año después presentó sus bodegones en el Gabinete Literario, luego lo hizo en el Círculo de Bellas Artes de Tenerife. En 1952 tuvo lugar su última retrospectiva. A lo largo de su carrera como artista, Massieu recibió de la crítica, tanto peninsular como isleña, los más variados elogios. En el año 2019 la Fundación Cristino Vera de Tenerife realizó una importante muestra con obras inéditas del pintor. El presidente de la Fundación Cristino de Vera, Alberto Delgado, alabó la figura del pintor grancanario por su representación de Canarias por todo el mundo y por traer a las islas el impresionismo y el posmodernismo.