José Cusachs, Lanceros junto al fuego.
José Cusachs, pintor de origen catalán pero nacido en Montpellier, elevó el género de los cuadros de caballería a las altas cimas de la expresión artística. “Lanceros junto al fuego” (1896), que estos días puede adquirirse en Setdart Subastas, nos da sobrada cuenta del temperamento y la sensibilidad artística del pintor, un lienzo cargado de empatía hacia la vida castrense.
Lejos de limitarse a ofrecer una crónica distante de lo que estaba aconteciendo en la España convulsa de su época, Cusachs (quien había sido militar y había experimentado como tal la vorágine política del momento) carga sus escenas pictóricas con un franco cariz de emotividad. Tampoco cedió a la grandilocuencia que era frecuente en los cuadros oficiales, optando en cambio por mostrar una visión sencilla pero elegante de una vida sacrificada, enalteciendo la importancia de aquellas figuras anónimas y valientes, ennobleciendo tanto a los soldados como a los caballos mediante un tratamiento exquisito de la anatomía equina y de los portes caballerescos.
En este lienzo, Cusachs conjuga una minuciosidad de voluntad documental con un naturalismo más propio de una escena de costumbres, una combinación habitual en su obra que fue, en gran parte, la causa de su éxito. No se trata sin más de una escena histórica representada con fidelidad, sino que se nos presenta como imagen directamente extraída de la realidad, un fragmento de la vida cotidiana castrense, protagonizado por un grupo de lanceros que han encendido un fuego para guarecerse del frío en un atardecer de invierno.
También es habitual en las mejores obras de Cusachs el cuidado trabajo del paisaje, con una pincelada sutil y fluida que refleja con la fidelidad de una acuarela la luz y la atmósfera del escenario. Bajo un cielo plomizo, refulge el metal de los yelmos y el azul cerúleo de los largos abrigos, así como el terso pelaje de los nobles caballos.
Esta obra, que adjunta certificado de autenticidad emitido por Marçal Barrachina, aparece referenciada en el catálogo “Maestros del arte de los S. XIX y XX”, J. Cusachs, pág. 297 Lam. 71.
JOSÉ CUSACHS Y CUSACHS (Montpellier, Francia, 1851 – Barcelona, 1908) nació accidentalmente en Francia, ya que sus padres se encontraban allí de viaje, pero su arte y su vida estuvieron siempre vinculados a dos localidades: Barcelona y Mataró. En 1865, tras aprobar una oposición, ingresa en la Academia de Artillería para hacer la carrera militar. No obstante en 1882, tras una brillante carrera que le llevó a ser Capitán del Ejército por méritos de guerra, pidió el retiro para dedicarse a la pintura. Formado en Barcelona bajo la dirección de Simón Gómez, completará sus estudios artísticos con una estancia en París, en el estudio de Édouard Détaille, uno de los mayores expertos en temas castrenses, género que será el preferido por Cusachs. En 1880 se establece en Barcelona y da comienzo a una dilatada producción de estudios militares, que fueron reproducidos en la obra de F. Barado titulada “La vida militar en España”. Previamente, antes de dejar el Ejército, había trabajado como caricaturista y cronista de una España sumida en una vorágine de acontecimientos políticos, en la cual estaba inmerso debido a su condición de militar. Fue precisamente el éxito de estos primeros trabajos lo que le impulse a finalmente abandonar su carrera anterior para centrarse en el arte.
Por estos años dará a conocer su obra a través de exposiciones individuales, como las que celebró regularmente desde 1884 en la Sala Parés de Barcelona, obteniendo siempre gran éxito de ventas y de crítica. En 1890 ya era expositor habitual de la galería, donde mostraba novedades cada semana. La unión entre Cusachs y la Sala Parés fue tan profunda, de hecho, que a la muerte del pintor la galería se sumió en un periodo de absoluta decadencia. Cusachs también participó en certámenes oficiales; en 1887 obtuvo un notable reconocimiento en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid con tres cuadros, uno de los cuales fue adquirido por la regente María Cristina (“En el campo de maniobras”). En 1891 participó en la Exposición de Berlín y obtuvo la Medalla de Oro, por su obra “Maniobras de división”. Cusachs destacó además como un célebre retratista militar, y pintó entre otros al general Prim, al rey Alfonso XIII en uniforme militar y al presidente mexicano Profirio Díaz. Otras obras reseñables de su mano son “La huida a Egipto” (1904) del monasterio de Montserrat, uno de sus pocos lienzos religiosos, y “Abnegación” y “Pensamiento lejano”. Estilísticamente, Cusachs fue un hombre abierto a la innovación, aunque su obra siempre estuvo tamizada por el filtro de la valoración el estudio y la meditación. Así, adoptó aquellos aspectos que consideraba de valor, y desechaba el resto. El grueso de su obra está recogido en el Museo de Arte Moderno de Madrid y en el Nacional de Arte de Cataluña.