El arte colorista de Grau Sala en Setdart.
La figuración colorista de Emilio Grau Sala, embebida en un hedonismo incondicional y enriquecida por una frondosa imaginación, confluye en un grupo de pinturas que Setdart pone estos días en subasta.
El tema circense que tanto le apasionó, la labor intimista de una costurera rodeada de telas en todos los colores y diseños, una pintura realizada en el pueblo costero de Honfleur y otros cuadros de interior, nos muestran distintas facetas creativas de Grau Sala.
Así, por ejemplo, “La costurera”, realizado en 1941, (num. 35162343) materializa un tema que le sirvió al artista barcelonés para desplegar su maestría plástica. En este interior espléndido por la sinfonía cromática y formal, la costurera, ataviada con un vestido de lunares, está cosiendo una vistosa tela, mientras su ayudante sostiene un maniquí cubierto con una chaqueta adornada con encajes. Cojines, alfombras, cortinas, flores…, no queda rincón por conquistar en esta estancia rebosante de vida. El dibujo de trazo fino que dota a las figuras de gran elegancia se combina una paleta en la que los colores parecen pugnar por liberarse de los objetos que los contienen, dada su intensidad fauvista y su variedad de patrones. Estamos ante una pintura que llevó el decorativismo al más elevado grado artístico. El gato negro está estratégicamente situado en un rincón a modo de contrapunto expresivo a la alegre luminosidad que le rodea.
Cabe asimismo destacar “Sin título, Honfleur” (35103944), una escena en la que una joven está sentada entre animales de granja, cajas y utensilios propios de un patio trasero de pueblo. Aquí las formas se definen en planos solapados que esquematizan los contornos, al tiempo que el color también se emancipa de la línea, dando cuenta el conjunto de una figuración osada, lindante con la abstracción pero sin abandonar en ningún caso el mundo referencial.
Citemos también “Parade Fardine” (35162592), óleo en el que arlequines y bailarinas irradian encendidos tonos, fogosas cadencias, configurando una escena de ensueño y fiesta. En el mundo circense, Grau Sala vocló con énfasis vitalista su joie de vivre.
Emilio Grau Sala (Barcelona, 1911 – 1977) se formó en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona, aprendizaje que combinó con una formación esencialmente autodidacta. En 1930 realiza su primera exposición, en la galería Badriñas de la ciudad condal. Al estallar la Guerra Civil se traslada a París, y ese mismo año de 1936 obtiene el primer premio Carnegie. En los veinticinco años que permaneció en la capital francesa conoció de cerca las vanguardias, aunque se decantó siempre por una figuración colorista, derivada del impresionismo y el fauvismo. De hecho, pronto se dio a conocer en París como sucesor del espíritu y los valores impresionistas, directamente relacionados con Bonnard y Vuillard. El éxito de su estilo llevó a Grau Sala a dedicarse también a la obra gráfica y la escenografía. La gracia y finura de sus personajes, la vivacidad de los colores y la atmósfera elegante de los ambientes que plasmaba le hicieron cosechar grandes éxitos y reconocimientos por todo el mundo. Celebró diversas muestras individuales, sobre todo en Barcelona y París, pero también en ciudades como Nueva York, Toulouse, Londres o Los Ángeles. En 1963 regresó a Barcelona, cuando la anquilosada figuración de la España franquista empieza a ser contestada por Oteiza, Chillida, Tàpies y el colectivo “El Paso”. Sin embargo, él permanece fiel a su estilo, y hasta su muerte en 1975 trabajará dentro de su propia línea personal, centrada en sus temas favoritos, figuras femeninas, interiores y paisajes, en una ambientación temporal vagamente clásica, nostálgica del siglo XIX. Tras su muerte, y durante más de una década, Grau Sala quedó ensombrecido por las múltiples novedades que afluían en la España democrática, pero a partir de los años 90, el nuevo auge del coleccionismo de nivel medio relanzó a Grau Sala, al entenderle como intérprete en clave española del impresionismo. Se conservan obras de Emilio Grau Sala en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente y el Instituto Óscar Domínguez de Arte y Cultura Contemporánea.