Ventura Pons: una vida dedicada al Arte
La sensibilidad artística del aclamado cineasta catalán Ventura Pons no sólo se refleja en su filmografía sino que también está latente en su faceta como coleccionista de arte. Muestra de ello es el conjunto de obras que el próximo día 22 de Julio se licitarán en Setdart subastas
Ventura Pons, apodado por “The New York Times” como el Woody Allen catalán, dio inició a su trayectoria profesional en el ámbito teatral, convirtiéndose muy pronto en uno de los directores más prestigiosos de la escena catalana durante más de una década. En 1977 decidió dar el salto a la gran pantalla con el filme Ocaña, retrato intermitente, que fue seleccionada para competir en el Festival de Cannes. Fue el primer peldaño de una carrera que lo ha visto afianzarse entre los más prestigiosos cineastas de nuestro país con más de 30 películas a sus espaldas y múltiples premios y reconocimientos. Imbuido por completo en la escena cultural, Pons fue un habitual de las tertulias que tenían lugar en el pueblo ampurdanés de Cadaqués que, por aquel entonces, simbolizaba uno de los centros neurálgicos del panorama de la cultura catalana. Escritores, arquitectos y artistas de la vanguardia como Guinovart, Ràfols Casamada, Francesc Todó o Arranz Bravo formaron parte del círculo de amistades más cercano al cineasta, y que, como el mismo Pons nos comenta, lo condujeron en el año 1966 a adquirir su primera obra de arte. El cineasta afirma que sus inicios en el coleccionismo surgieron casi de manera orgánica, como si se tratara de algo inevitable ya que “Como pasa en la vida, una cosa me llevó a la otra”.
Su espíritu, inquieto, vital e inconformista, transluce es su visión profundamente comprometida con el arte y sus creadores. Lejos de concebirlo únicamente como un mero placer estético, Pons entiende el arte como un poderoso elemento de transformación social y de denuncia política, visión que comparte con muchos de los pintores que conforman su colección. En este sentido cabe destacar las obras de Picasso, Manolo Valdés o Antoni Tàpies.
El primero, comprometido hasta la medula con la II República y el antifranquismo, llegó a afiliarse al partido Comunista, e incluso realizó algunas de sus obras, como en este caso, ( 35206851 y 35206850) , para ayudar y contribuir a la causa del partido.
Por su parte, Manolo Valdés (35206838, 35206839 y 35206840) se sirvió de la figuración como vehículo de expresión para sus planteamientos, para sus críticas al arte, la sociedad y la política, introduciendo en España una forma de expresión artística que combina el compromiso con el contexto sociopolítico, el humor y la ironía.
Tàpies, con un lenguaje plástico radicalmente distinto, mostró su faceta más comprometida políticamente con la serie de litografías “Al Mestres de Catalunya” a la que pertenece el lote 35206829 y en el que rinde homenaje a las figuras clave de la historia de la cultura catalana, que el artista reivindicó durante los años de la represión franquista.
Asimismo, y como sucede en los largometrajes de Pons, la reflexión filosófica y la idea de viaje introspectivo subyace en obras como las de Ràfols Casamada.
“Doble espai amb objectes”( 35206826) de Casamada en su viaje hacia lo esencial nos conduce con una característica pureza estructural, reducida a formas ortogonales suspendidas en una nebulosa de apabullante sensibilidad cromática, hacia una realidad que va más allá de lo tangible. A través de su particular universo simbólico y etéreo, Ràfols nos sumerge en un estado de ánimo meditativo sereno y pausado.
Sin embargo, la relación de Pons con el arte no se limita al coleccionismo. A lo largo de su dilatada trayectoria, han sido muchas las ocasiones en las que los lazos entre el cineasta y los artistas plásticos se han estrechado hasta convertirlos en los artífices de las escenografías que posteriormente cobrarían vida en sus obras teatrales. Ejemplo de ello es el diseño en formato de tríptico que Josep Guinovart realizó para “Allò que tal vegada s’esdevingué”, o los bocetos de Francesc Todó (35206864) para los decorados de “Bestiari” ambas de Joan Oliver y dirigidas por nuestro Ventura Pons.
La totalidad de la colección, a pesar de mostrar una clara raigambre vanguardista, también da cabida a obras de tendencia más clásica como las de Jordi Sardà. Por último, merece la pena mencionar un lienzo de primera época realizado por Arranz Bravo (35206828) que se aleja sobremanera del lenguaje plástico con el que se le suele identificar y que el propio artífice fue a visitar cuando Pons lo adquirió.
En definitiva, se puede decir que Ventura Pons ha sido y es un hombre que ha vivido por y para el arte. Un arte, tanto en su labor cinematográfica como en su colección, profundamente arraigado a sus ideales y a su compromiso con el contexto social . Su caso es, sin lugar a duda, de aquellos que nos recuerdan que arte y vida son indisolubles.