La sátira anticlerical de Antonio Casanova y Estorach en subasta
El pintor tortosino Antoni Casanova Estorach se fraguó un notable reconocimiento entre la burguesía parisina del último tercio del siglo XIX. La excelencia técnica se aliaba en sus pinturas con un humor irreverente que cruzó fronteras, siendo sus obras reclamadas por toda Europa y los EUA.
La pintura que nos ocupa se enmarca dentro de la sátira anticlerical, temática que le granjeó los más importantes triunfos: monjes bebiendo a escondidas, susurrando astutamente en el oído de jovencitas… o, como en este caso, tomando rapé.
El velo afable del costumbrismo no puede esconder la acidez del tono en el tratamiento temático: un monje de edad madura y cabello ralo, con mirada vidriosa tras los anteojos, mullidos mofletes y cejas arqueadas, revela una vivacidad ladina y espontánea. Sostiene con una mano la cajita de rapé, mientras con la otra se acerca el tabaco a los labios. El polvo se escurre entre sus dedos regordetes.
Aparece embutido en un sencillo hábito magníficamente trabajado a base de amplias pinceladas de herencia velazqueña. Se trata de una imagen cargada de expresividad e instantaneidad, un momento fugaz inmortalizado por la mano del artista, y realzado por una composición sencilla, que se centra en el personaje dejando el resto vacío, y por una efectista iluminación heredera del tenebrismo barroco.
Pintor enmarcado dentro del costumbrismo romántico, Antonio Casanova y Estorach (Tortosa, Tarragona, 1847 – París, 1896) inicia su formación en el estudio de José Planella y en la Escuela de La Lonja de Barcelona. En esta última fue discípulo de Claudio Lorenzale, Pablo Milá Fontanals y Ramón Martí Alsina. Pensionado en Madrid, completa allí sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, como alumno de Federico de Madrazo y Carlos Luis Ribera. Asimismo, aprovechó su estancia en la capital para realizar numerosas copias en el Museo del Prado. En 1870 la Diputación de Barcelona le concede una beca para ampliar sus estudios en Roma, ciudad en la que permanecerá durante dos años. A su regreso a España el pintor abandona la pintura de historia y se centra en los temas orientalistas y de género que había descubierto en la capital italiana, que se convertirán pronto en su especialidad. Dentro de su producción de este tipo, logró una gran fama con sus representaciones satíricas, humorísticas o simplemente costumbristas de temas eclesiásticos. En 1875 marcha a París, donde se instaló definitivamente hasta su muerte. A lo largo de su carrera, concurrió repetidas veces a las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes de Madrid, y obtuvo dos medallas de segunda clase en 1883 y 1887. Asimismo, participó en las Universales de París de 1878 y 1889, obteniendo en esta última edición una tercera medalla. Tras una etapa inicial dedicada a la pintura de historia, Casanova y Estorach evolucionó hacia un estilo maduro, relacionado con Fortuny, Meissonier y F. Domingo, una pintura brillante centrada en los temas orientalistas y de género, marcada por el preciosismo de su pincelada. Actualmente, Antonio Casanova y Estorach está representado en el Museo del Prado, el Nacional de Arte de Cataluña, el Municipal y el Ayuntamiento de Tortosa.