Francesco Solimena, Santos en Gloria.
Maestro indiscutido en Nápoles durante los primeros decenios del siglo XVIII, Francesco Solimena supo importar a la escuela napolitana el lenguaje barroco romano, de cuya síntesis extraería un lenguaje propio.
El rompimiento de Gloria representado en el óleo actualmente en subasta (véase lote 35216314) adquiere una especial densidad emocional y dramática mediante la contraposición entre lo etéreo de la atmósfera celestial y la monumentalidad de los cuerpos esculpidos con audaces sombreados. Del conjunto resulta un retrato de grupo formado por santos y arcángeles entablando animadas conversaciones, captados en diversidad de posturas, algunas en escorzo, otros con sus alas desplegadas, y los mártires asentados en mullidas y envolventes nubes. La teatralidad barroca, la plasticidad cromática, el juego de claroscuro, el naturalismo impreso en los drapeados… son característicos del quehacer de Solimena.
Llamado también l’Abate Ciccio, esto es, el Abad Ciccio, fue un pintor italiano barroco. Considerado uno de los artistas que mejor encarnaron la cultura tardo-barroca en Italia, Solimena se formó en el taller de su padre Angelo, en Nocera, donde vivía su familia. Recibió la influencia de Francesco Guarino, acercándose posteriormente a la pintura escenográfica y fantasiosa de Luca Giordano y a la tenebrista de Mattia Preti. Sus obras entre 1670 y 1680, entre las que destacan El Paraíso en la catedral de Nocera y la Visión de San Cirilo de Alejandría en la iglesia de San Domenico de Solofra, fueron hechas en colaboración con su padre. Las obras ejecutadas desde 1680 se acercan a la pintura naturalista, como los frescos de San Giorgio en Salerno, o las telas de las Virtudes de la sacristía de San Paolo Maggiore en Nápoles. En la tela de San Francisco renuncia al sacerdocio de la iglesia de Sant’Anna dei Lombardi (1691-1692) es evidente la influencia de Mattia Preti. Su estilo se consagra con “La expulsión de Heliodoro del templo, en la iglesia del Gesù Nuovo de Nápoles, y con los frescos de la capilla de San Filippo Neri en la Chiesa dei Gerolamini”. En 1728 recibió el encargo del cardenal Michele Federico Althann, virrey de Nápoles y obispo de la ciudad húngara de Vác, de un cuadro representando al prelado en el acto de ofrecer al emperador de Austria Carlos VI el catálogo de la pinacoteca imperial (actualmente en el Kunsthistorisches Museum de Viena). Un retorno a su obra de juventud se evidenció a partir de 1735, como en los cuadros realizados en el Palacio Real de Caserta por encargo de Carlos de Borbón. Trabajó para la mayoría de cortes europeas, pero sin moverse casi nunca de Nápoles. Murió en su villa de Nápoles del barrio de Barra en 1747. Algunas obras: La Visión de San Cirilo de Alejandría, Solofra, iglesia de San Domenico. Historia de Santa Tecla, Arquelaa y Susana, (1680), Salerno, iglesia de San Giorgio. Virtudes (1690), Nápoles, Basílica de San Paolo Maggiore. El Milagro de San Juan de Dios, (1691), iglesia del Ospedale della Pace, actualmente en el Museo Cívico de Castel Nuovo. La expulsión de Heliodoro del templo, (1725), Nápoles, iglesia del Gesù. El cardenal Michele Federico Althann ofrece al emperador Carlos VI el catálogo de la pinacoteca imperial, (1728), Viena, Kunsthistorisches Museum. San Nicolás de Bari, Fiumefreddo Bruzio, iglesia de Santa Chiara. Autorretrato, Museo del Prado. San Juan Bautista, Museo del Prado.