Rafael Zabaleta, “bodegón compuesto”.
Tras experimentar con distintos lenguajes de raigambre expresionista, fue en lo que podríamos definir como postcubismo donde el pintor andaluz Rafael Zabaleta (1907-1960) encontraría una voz propia, aquella que le granjearía reconocimiento internacional.
La obra que estos días se licita en Setdart Subastas pertenece a este periodo deconstructivo que le conferiría rotunda personalidad. Se trata de un “Bodegón compuesto”, de la serie “Chinero”, fechada en 1957 (véase lote 35216317). En este óleo sobre lienzo, se aprecia la deuda de Zabaleta a la tradición cezanniana, a cuyo legado añade el sesgo vanguardista del cubismo español y el orfismo francés.
Emulando la estética del vitral ricamente facetado, el bodegón se organiza en distintas alacenas que alojan estilizadas copas, fruteros, frascos y cuencos en los que se reducen las formas a lo esencial, y los colores parecen congelar una visión casi caleidoscópica.
Rafael Zabaleta fue fiel a aquellos que le inspiraron desde un principio, tal como recoge la cartela de presentación de la Fundación Zabaleta: Cezanne, Van Gogh, Matisse y Picasso, entre otros intereses también vinculados a la Escuela de París, a la que llamaba “la mejor palestra del mundo”.
Precisamente en el catálogo de la Fundación Zabaleta aparece reproducida la obra que aquí tratamos, la cual sería adquirida en la casa de subastas Sotheby’s de Londres, en 2005.
Nacido en el seno de una familia acomodada, Rafael Zabaleta manifiesta ya desde niño su afición a la pintura, por lo que tras finalizar sus estudios de bachillerato se trasladó a Madrid e ingresa, en 1925, en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando. Allí tendrá como maestros a Lainez Alcalá, Cecilio Pla e Ignacio Pinazo, y en 1932 participa por primera vez en una exposición colectiva, la de los alumnos de San Fernando. En 1937 es nombrado delegado del Tesoro Artístico Nacional, y también por estas fechas inicia una serie de dibujos sobre la Guerra Civil. En 1940 se instala en Madrid, donde asiste a las tertulias del Café Gijón y dibuja y pinta en el Círculo de Bellas Artes. Participa en el Primer Salón de los Once y pasa a formar parte de la Academia Breve de Crítica de Arte de Eugenio d’Ors, a la que también pertenecía Biosca. Zabaleta tomará parte en la mayoría de sus Salones de los Once y exposiciones antológicas. En 1945 participa en la colectiva “Floreros y bodegones” realizada en el Museo Nacional de Arte Moderno. En 1947 realiza su primera muestra personal en Barcelona, en la galería Argos, y se publica su primera monografía. Dos años más tarde viaja de nuevo a París, entrando en contacto con Picasso, Óscar Domínguez, M. Ángeles Ortiz y otros. El año de su definitiva consagración será 1951, cuando celebre una exposición individual en el Museo de Arte Moderno de Madrid. En 1955 obtendrá el Premio de la UNESCO en la Bienal Hispanoamericana de Barcelona. Ese mismo año participa en la Bienal del Mediterráneo celebrada en Alejandría, y realiza una exposición personal en Bilbao. Durante sus últimos años Zabaleta será un artista ya plenamente reconocido, invitado a las más importantes exposiciones y salones tanto en España como en ciudades extranjeras de la importancia de París. La colección más importante de su obra se encuentra en el Museo Zabaleta de Quesada, si bien también está presente en los más prestigiosos museos del mundo, en ciudades como Buenos Aires, Nueva York o Tokio.
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