Las “lavanderas” de Félix Resurrección Hidalgo
Filipinas, 1855 – España, 1913
Pescadores, campesinos, lavanderas… fueron las gentes humildes las tratadas con mayor dignidad y ternura por el reconocido pintor filipino Félix Resurección Hidalgo y Padilla.
En esta composición, las mujeres reunidas junto al estanque conforman un animado grupo en variedad de actitudes y ademanes. La atención al más mínimo detalles del ropaje o de expresión se conjuga con la captación de conjunto de una atmósfera impresionista de gran belleza. Las débiles luces del atardecer irisan las nubes y rielan sobre el agua agitada por el chapoteo de las blancas prendas. El prado absorbe, en su extensión, todos los matices del verde.
Los rostros, saludables y arrebolados, están captados con lenguaje naturalista. Narrativas cruzadas nutren de espontaneidad cada gesto: los niños echando sus cañas de pescar, las madres conversando o fregando con ímpetu, cargando cestas o blandiendo su pala de picar… Las figuras se integran con naturalidad en el paisaje, el cual no es reproducido con distanciamiento bucólico, sino asumiendo plenamente su condición cambiante y sensorial.
Félix Resurrección Hidalgo y Padilla fue un artista filipino, reconocido como uno de los grandes pintores filipinos de finales del siglo XIX, y es significativo en la historia de Filipinas por haber sido conocido e inspirado por miembros del movimiento reformista filipino que incluía a José Rizal, Marcelo del Pilar, Mariano Ponce y Graciano López. Jaena, aunque no se involucró directamente en ese movimiento, ni se asoció luego con la Primera República Filipina bajo Emilio Aguinaldo.
Su victoria de la medalla de plata en la Exposición de Bellas Artes de Madrid en 1884, junto con la medalla de oro del pintor filipino Juan Luna, provocó una celebración que fue un hito importante en las memorias de los miembros del movimiento reformista filipino. Estudió derecho en la Universidad Santo Tomás, aunque no los finalizó ya que cambio el derecho por en filosifia terminando así en 1871. Mientras realizaba filosofía se inscribió simultáneamente en la Escuela de Dibujo y Pintura. En 1876 expuso por primera vez en el Teatro Circo de Bilibid antes de que fueran enviadas a la Exposición del centenario en Filadelfia, Pensilvania de ese año.
En 1879 se fue a España como pensionado en bellas artes del Ayuntamiento de Manila y años más tarde en 1884 consiguió la medalla de plata en la Exposición general de bellas artes de Madrid y tres años más tarde fue galardonado con la medalla de oro en la Explosión general de las islas Filipinas celebrada en Madrid. Reconocimientos que supusieron una larga carrera de éxito y condecoraciones llegando a exponer tanto en París como en Estados Unidos, de echo en 1912 regresó a Filipinas después de treinta años, estando en su ciudad un periodo de tiempo de seis meses y regresando posteriormente a París para continuar con su actividad artística. Sin embargo un año después, en 1913, con motivo de una enfermedad viajó a Sarriá (Barcelona) donde finalmente murió.