Ramón Martí Alsina (Barcelona, 1826 – 1894). “Marina”.
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MARTÍ ALSINA, Ramón (Barcelona, 1826 – 1894).
“Marina”.
Óleo sobre lienzo.
Firmado en el ángulo inferior derecho.
90 x 167 cm; 110 x 186 cm (marco).
Martí Alsina despliega en este lienzo una amplia panorámica natural, dominada por un cielo turbulento, ominoso, absolutamente protagonista, que parece reflejar el alma del pintor, casi al modo romántico. La composición es sobria y clara, con un plano de tierra abrupto, despojado casi de toda vegetación, una costa rocosa alzada frente a un mar nacarado y movido, cuyas olas en movimiento, magníficamente captadas por el pintor, reflejan las sensaciones que transmite el cielo, moviéndose amenazantes. No obstante, las figuras que adivinamos en el camino aparecen tranquilas, seguras en tierra y rodeadas por tonalidades claras, en contraste con los tonos fríos y brillantes, cristalinos incluso, del cielo y el mar. Martí Alsina refleja así una naturaleza cercana, conocida, pero que transmite esa impresión de monumentalidad sublime del paisaje romántico, empequeñeciendo la figura humana, mostrándose en todo su esplendor, con toda su fuerza, que parece a punto de desatarse, en el momento de silenciosa tensión previo a la tormenta.
Considerado hoy en día como la figura más importante del realismo español, Martí Alsina se enmarca dentro de la vanguardia europea del momento. Revolucionó el panorama artístico español del XIX, fue pionero del estudio al natural, y creador de la escuela catalana moderna, así como maestro de toda una generación, con discípulos de la importancia de Vayreda, Urgell o Torrescassana. Inició sus estudios en Filosofía y Literatura, alternándolos con las clases nocturnas de la Escuela de Bellas Artes de Barcelona hasta 1848. Finalizado este primer aprendizaje y decidido por la pintura, da sus primeros pasos en la comarca del Maresme, donde comenzó a ganarse la vida haciendo retratos de estilo naturalista y paisajes a “plen air”. A partir de 1850 su carrera artística se afianza, en 1852 ingresa como profesor de dibujo lineal en la Escuela de la Lonja de Barcelona, y dos años después pasó a impartir dibujo de figura, puesto que mantuvo hasta la ascensión al trono de Amadeo de Saboya.
En 1853 viaja a París, donde visita el Louvre y se familiariza con la obra de Horace Vernet, Eugène Delacroix y el romanticismo francés. Más adelante conocerá la obra de Gustave Courbet, el mayor exponente del realismo. En 1859 fue nombrado académico correspondiente de la Academia de Bellas Artes de Sant Jordi de Barcelona. Su primera muestra importante fue la Exposición General de Bellas Artes de Barcelona de 1851. A partir de ese momento expondrá con regularidad en Barcelona, Madrid y París, y fue invitado a la Exposición Universal de la capital gala de 1889. Entre sus premios destacan las medallas obtenidas en las Exposiciones Nacionales de Madrid, tercera en 1858 con la obra “Último día de Numancia” y segunda en 1860 con su paisaje. En sus últimos años vivió recluido, centrados sus esfuerzos en la búsqueda de nuevas formas de expresión, con una pincelada deshecha próxima al impresionismo. Entre sus temas encontramos numerosos paisajes y marinas, vistas urbanas (especialmente de Barcelona), retratos y figuras humanas, escenas costumbristas, temperamentales desnudos femeninos, pintura de historia y escenas bíblicas. En pocas ocasiones se dedicó al bodegón, aunque también pintó algunos de ellos. Se conservan obras de Martí Alsina en el Museo del Prado, el Thyssen-Bornemisza, el Nacional de Arte de Cataluña, el MACBA, el de la abadía de Montserrat y el de l’Empordà, en Figueras.
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