El paisaje lírico de Fernando Zóbel
Uno de los artistas más en boga del panorama artístico actual
La brillante generación de Posguerra transformó la práctica artística de entonces en un espacio donde la pluralidad y riqueza creativa fueron un grito por la libertad. En este contexto, resulta imprescindible el trabajo de Fernando Zóbel cuya figura actuó como catalizador de la liberación artística en España. La excelencia de este periodo de posguerra ha sido respaldada por un reconocimiento internacional que en los últimos tiempos se ha visto incrementado gracias a una creciente presencia, tanto a nivel museístico como comercial. Síntoma de ello es el aumento exponencial que ha experimentado la cotización de artistas como Zóbel dentro del mercado del arte.
El reconocimiento del artista de origen filipino ha traspasado nuestras fronteras posicionándose como uno de los artistas en auge dentro del mercado internacional y muy especialmente en el mercado asiático. Gracias al momento de expansión que vive la economía asiática, el continente se ha posicionado como primera potencia dentro del mercado artístico, hasta llegar a romper con la hegemonía estadounidense. En lo que llevamos de año, Zóbel ha alcanzado magníficos resultados tanto en Europa como en Filipinas, demostrando y consolidando el idilio que vive con el mundo del coleccionismo. Sin duda, las cifras de Zóbel son la traducción de la calidad y visión con la que el genio aglutinó a toda una generación de artistas que, aún hoy en día, siguen siendo un referente de libertad y transgresión creativa.
Todo en la trayectoria de Zóbel discurre en una evolución continua en la que los cambios fluyen de forma tan natural como imparable, del mismo modo en la que lo hace el caudal de un rio. Y precisamente inspirado por el rio Júcar, Zóbel se dedicó, a partir de los años 70, a experimentar con esa realidad del paisaje natural que reinterpretó desde una concepción abstracta. En ella encontró la expresión más pura de las impresiones y sensaciones que su contemplación despertaban en él.
Esta visión lírica de la realidad se traduce en lienzos como “Hocinos” de 1979 que desde Setdart presentamos en licitación. En él, las líneas sinuosas, pero precisas, se diluyen entre el cromatismo vaporoso y evanescente del fondo configurando, así, un espacio cuya estructura nos traslada a un paisaje evocador y poético.
De hecho, la obra ejemplifica el impacto que el descubrimiento del expresionismo abstracto, y en particular el de Mark Rothko, ejercieron en su evolución pictórica; empujándolo definitivamente al camino de lo abstracto. Sin embargo, el proceso creativo del que parten sus composiciones se opone a la concepción expresionista. Lejos de surgir de una gestualidad aleatoria y visceral son fruto de un planeamiento eminentemente mental. En sus obras cada elemento es ejecutado a partir de una planificación minuciosa de la superficie del lienzo gracias a la cuadricula prácticamente invisible con la que los cubre y estructura. Asimismo, Zóbel se aleja del dramatismo expresionista para basar su pintura en la desnudez de la línea y el movimiento, sugerido a través de sus trazos que cruzan el espacio y se entremezclan para envolvernos en una atmósfera en la que se respira el aire calmo del silencio. Este misticismo que desprende en cada trazo y cada mancha tiene su raíz en el profundo conocimiento de la cultura oriental y especialmente de la caligrafía japonesa, con la que Zóbel, sin necesidad de algún atisbo de representación, es capaz de evocar el carácter más sosegado y evanescente de la naturaleza. La impronta oriental se refleja también en la contraposición de valores o elementos opuestos, acercándonos a la filosofía del yin y el yang y a la búsqueda incansable del equilibro entre elementos contrarios, tan arraigada a su trayectoria. Sin lugar a dudas, estos nuevos conocimientos, enraizados en dos culturas lejanas y contrapuestas, son el germen del nacimiento de su estilo característico e inimitable, el mismo que le convertirá en el gran representante de la abstracción lírica española.