Sylvie Fleury: el objeto como fetiche
Una de las mujeres artistas que más impacto y repercusión ha causado en el panorama artístico de las últimas décadas llega a Setdart con una de sus icónicas obras-fetiche. Además de formar parte de grandes colecciones públicas, sus creaciones, tan polémicas como seductoras, han cautivado al exigente sector del mercado del arte internacional.
Rulos, paletas de maquillaje, bolsos de lujo, carros de la compra o coches… todos ellos han sido objeto de la lente bajo la que Sylvie Fleury transforma la naturaleza de estos objetos para dotarlos de nuevos y subliminales mensajes mediante los cuales pone en jaque los valores de la sociedad actual.
En un contexto histórico dominado por el neoliberalismo irrumpe a mediados de los años 90 en la escena artística la artista de origen suizo que saltó a la fama gracias a su obra Shopping bags. Fleury ha construido las bases de su trayectoria entorno a una fascinante reflexión acerca del consumismo mediante la cual, además de enfrentarnos a la realidad social de nuestro tiempo, nos invita a reconsiderar y cuestionar las dinámicas y valores que han regido esta sociedad de consumo.
Bajo esta premisa, Fleury se apropiará a aquellos elementos visuales y estéticos heredados del pop art, del minimal y del arte conceptual para explorar y ahondar en aquellos códigos que han cimentado la imagen de la feminidad y la masculinidad a la luz del consumismo. Fleury nos plantea de este modo dos líneas de debate que se imbrican en su obra demostrando la incidencia de la cuestión de genero en relación con nuestras pautas de consumo y nuestro deseo materialista desaforado.
En este sentido, y como sucede en el caso de la obra en licitación, Fleury traslada aquellos objetos relacionados con el lujo, la moda y la belleza femenina al contexto artístico poniendo el foco de atención en los mecanismos que han contribuido a la creación constante de nuevas y superfluas necesidades, permitiendo al espectador revaluar las políticas contemporáneas de género, belleza y consumismo.
Los elementos que habitualmente emplea para sus esculturas, performance, instalaciones, pinturas tridimensionales o ready-mades suelen ser objetos prefabricados y de ámbito doméstico que, como en el caso de los rulos y horquillas dispuestos dentro de una urna, envuelve de un aura de armonía, belleza y sacralidad que eleva aquello cotidiano y “vulgar “a la categoría de fetiche.
Como en la mayoría de sus obras, la artista trata de evocar una multiplicidad de estereotipos de género señalando el horizonte de sus respectivos clichés y, como en el caso de la mujer, estos están estrechamente relacionados con el obsesivo culto a un canon de belleza casi inalcanzable que mediante una publicidad que nos bombardea constantemente nos han hecho desear de forma obsesiva.
Sin perder el toque irónico y su reconocida atracción por todo aquello que envuelve el mundo del glamour, Fleury nos pone frente a un espejo que nos devuelve nuestra imagen más frívola y superficial.